‘Monopatín or die’: 5 vídeos clásicos de skate totalmente imprescindibles

Tan icónicos dentro del mundillo skater como influyentes fuera de él, estos 5 vídeos de skate marcaron época y dejaron un poso cuya onda expansiva todavía es reconocible en la cultura urbana actual.

Desde Wheels of Fire hasta Virtual Reality, recordamos algunos vídeos de skate cuya influencia en el underground americano (y más allá) se antoja imprescindible para entender una parte importante de la cultura, contracultura y subcultura occidental de los últimos treinta años. Las calles de medio mundo se rindieron al influjo de una serie de cintas de VHS que, sin buscarlo, trazaron un análisis quintaesencial de lo que se mascaba en el entorno de un deporte urbano y cosmopolita como ningún otro.

Wheels of Fire (Santa Cruz, 1987)

Probablemente, Wheels of Fire represente el paradigma audiovisual del old school skateboarding. Pools, full pipes, bowls, downhills, wallrides… términos y trucos que en algunos casos fueron entrando en desuso, pero que en plenos años ochenta tenían todo el sentido. Eran tiempos de localización de tubos de cemento perdidos en alguna obra inacabada. O de dar un paseo en helicóptero para divisar desde las alturas qué casas tenían la piscina vacía. Tópicos de aquel estilo de vida que ahora suenan muy, muy lejanos. Y a la idiosincracia de aquel momento hay que sumar una nómina de patinadores que quita el hipo. Natas Kaupas, Christian Hosoi o Steve Alba son algo más que pro-skaters; son personajes cuyo radio de influencia trasciende el mundo del patín, haciendo mella en todo lo que huele a deporte extremo y en el creciente business en el que se convirtieron las marcas de skate a medida que dábamos portazo a los ochenta y entrábamos en los noventa. Hablamos de tótems que se erigieron referentes para muchísimos chavales a lo largo y ancho del globo. Vale la pena indagar en sus vidas actuales: muchos de ellos siguen teniendo vinculación con el mundo del skateboarding, amén de andar inmiscuidos en interesantes proyectos, en muchos casos relacionados con el mundo de los negocios o el arte. A destacar también una de mejores apariciones de un agente de policía irrumpiendo en plena filmación de las muchas aparecidas en los vídeos de la época. Diríase que el agente en cuestión ha salido de un cásting. Hilarante.

Es cierto que la influencia de Wheels of Fire sólo se puede entender haciendo un viaje mental a 1987, pero esto no impide que su importancia en el ascenso y profesionalización del skateboarding sean capitales en esta historia. Además, todo bajo el manto de Santa Cruz, un sello/marca inimitable, eminentemente underground (de espíritu, que no de alcance) que mantiene intacto su magnetismo. ¡Ah! Imprescindible su reedición en DVD, acompañada de sus hermanos Streets on Fire (1988) y Speed Freaks (1989). Miel sobre hojuelas para los amantes de la vieja escuela.

Ban This (Powell Peralta, 1989)

Bones Brigade, o lo que es lo mismo, Powell Peralta, ya había explorado el mundo del video de skate con títulos como The Search for Animal Chin (1987) o Future Primitive (1985), pero ninguno de los precedentes a Ban This obtuvo el alcance y la resonancia de éste. El guión orbitaba alrededor de la creciente demonización del skateboarding por parte de la sociedad americana (de ahí el título), un leitmotiv que daba cohesión al conjunto y que, desde su espíritu crítico, acertaba en el enfoque, ofreciendo una coartada conceptual que iba más allá del simple desfile de pro-skaters. Ban This relucía gracias al flamante fichaje de Frankie Hill, una bestia del streetskate, o al clásico buen hacer de Lance Mountain y Steve Caballero, así como la figura de un Tony Hawk en estado de gracia (ya por aquel entonces considerado el mejor patinador del planeta). El sexto título en la filmografía de la célebre marca estadounidense ejercía de flamante escaparate mediante el cual mostrar al mundo el ascenso financiero de una industria boyante que se estaba ganando la afiliación de la juventud de medio mundo.

Ban This supo captar el signo de los tiempos, exponiendo algo más que el estado del skateboarding a finales de los ochenta, pues su minutaje abunda en la situación del submundo yanki, exponiendode forma involuntaria pero precisa, una radiografía más fidedigna de lo que acontecía en las calles de América en 1989 de lo que muchas de las películas de la industria de Hollywood conseguirían. La música conectaba el skate con el graffiti (hay sitio para el old school hip-hop), pero también con el punk y una suerte de música instrumental que daba lustro a los momentos más destacables de Tony Hawk y Mike McGill, excelentes ambos en sus vuelos eternos en verticals (rampas de grandes dimensiones). De entre las filmaciones en plano secuencia cabe destacar la aparición de un imberbe Guy Mariano y, sobretodo, la parte en la que Ray Barbee nos hipnotiza patinando por las calles de Venice Beach con un flow que quita el hipo (¿de verdad no vemos toda su parte en cámara lenta?).

Propaganda (Powell Peralta, 1990)

Parece mentira, pero sólo un año después de Ban This, Powell Peralta se sacaba otro gran vídeo de la chistera. Esta vez con evidentes mejorías tanto en el aspecto técnico (mejor calidad de imagen, un montaje más ágil), como en la calidad del contenido. El patín no dejaba de evolucionar, y Propaganda era la prueba fehaciente de ello. El ruido que ocasionó Ban This un año antes sirvió para generar unas expectativas y una atención que Propaganda supo colmar. Desde la mismísima introducción con la figura de Lance Mountain corriendo poseído, la acción transcurre imparable, con un Frankie Hill intratable (barandillas y setos de tamaño descomunal irrumpían por vez primera en un vídeo de skate), un fresquísimo Frank Hirata o la inusitada pericia de Colin McKay, quien con sólo 14 años se dejaba ver por rampas que cuatriplicaban su estatura.

La creciente tecnificación de la industria del patín, así como la de la misma práctica del skateboarding servían en bandeja un producto que tuvo un enorme éxito comercial. Como en casi todos los vídeos de skate, inolvidable banda sonora en la que, lamentablemente, muchas de las canciones no se llevan bien con Shazam. No son pocos los freaks que se dan cita en foros tratando de averiguar quiénes urden unas bandas sonoras formadas en algunos casos por artistas que andan absolutamente fuera de radar. Propaganda es probablemente el último gran vídeo de la era Powell Peralta, cuya fractura empresarial no tardaría en llegar, separando los caminos de George Powell y Stacy Peralta. Posteriormente estos regresarían para relanzar una línea nostálgica con la que rememorar viejos productos de sus años dorados; pero claro, ya no era lo mismo.

Useless Wooden Toys (New Deal, 1990)

La llegada de New Deal al mundillo del skateboarding tuvo un fuerte impacto. Sus armas fueron una cuidada estética, su apuesta por savia nueva en forma de desconocidos pros, y un estreno filmográfico que apostaba cien por cien por el patín, sin distracciones, y con una clara tendencia hacia el streetskate. Armas que, en suma, dieron muy buenos frutos. Danny Sargent, Chris Hall, Armando Barajas, todos ellos conformaban un innovador elenco que nos brindó un repertorio realmente avanzado a su época, siempre alejado del ruido del establishment imperante. Pero por encima de todos ellos se imponía la figura de Ed Templeton.

El espigado atleta se catapultó ese mismo año hacia el primer puesto en el torneo de torneos, el Münster Monster Mastership, pero eso era sólo el principio; después llegarían Toy Machine (su propia firma) y una carrera impecable como artista gráfico, que sigue en boga a día de hoy. New Deal trazó una vía alternativa a las grandes marcas del momento y lo hizo con un lenguaje que alejaba al patín del concepto California Games, muy manido y estereotipado. La cultura skater, sin artificios, no se entendería sin el sello de New Deal y todo lo que sucede a posteriori como consecuencia de su enorme influencia. La empresa cerró sus puertas en 2002, pero para aquel entonces Toy Machine, con Templeton al frente, estaba más que consolidada, cosa que garantizó la continuidad del buen hacer mostrado desde New Deal. Puro skateboarding hecho por y para skaters y con coartada arty.

Virtual Reality (Plan B, 1993)

Con Questionable (1992) ya se avisaba de que el negocio del patín estaba dando un salto descomunal, poniendo patas arriba todo lo que olía a old school, pero Virtual Reality confirmó todas las sospechas exhibiendo un cambio que afectó a todos los aspectos del mundillo. La fisionomía de las tablas se había transformado, rebajando notoriamente su peso, y elevando e igualando las dimensiones de tail y nose (ambas puntas), facilitando así la consecución de un estilo más técnico. También las ruedas rebajaron sus dimensiones, mientras que los pantalones se ensanchaban como nunca (de ahí que otro vídeo de la época llevara por título Big pants, Small Wheels). El nivel estratosférico de los pros de Plan B se plasmaba en unos trucos elevados a unos niveles de técnica absolutamente marcianos. Y entre todo ese ilusionismo real, destacaba sobremanera el mago del freestyle, Rodney Mullen, el skater más creativo e innovador de todos los tiempos. Un revolucionario que veía más posibilidades en un patín que el resto de los mortales. Mullen, junto a Tony Hawk y pocos más, pueden presumir de formar parte de los deportistas extremos con más seguimiento dentro y fuera del planeta skate.

Curiosos de todo el mundo entran a Youtube a verles en acción, como quien se zambulle en el tubo para deleitarse con es espectáculo de Ronaldinho o Jordan. Al espectáculo en toda regla que ofrecían los Rick Howard, Pat Duffy o Colin McKay les secundaba una acertadísima y muy variada banda sonora que iba de Metallica a Rick James, pasando por Primus y Steve Miller Band. Con el grunge estallando desde la vertiente cultural opuesta, aquel cambiante movimiento que estaba teniendo lugar en la cultura y el negocio skater alimentaba con una directriz estética y un modo de vida particulares al mundo del hip-hop y el hardcore punk, géneros musicales que estrecharon lazos con la cultura skater de los noventa. Lo que pasaba en las calles, donde se cocinaban a fuego lento las pequeñas revoluciones que ahora tienen lugar en la red, constituía un tejido en el que tenían lugar diferentes movimientos sociales, musicales y (en este caso) deportivos, que se complementaban de forma natural. De ahí la influencia que vídeos como Virtual Reality tuvieron en el modo de entender la estética, la subcultura, la vida, en definitiva, de tantos jóvenes ávidos de nuevas experiencias vitales.

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2 comentarios

  1. Shonen_bat dice:

    Aún recuerdo como flipé la primera vez que vi patinar a Rodney Mullen con AFI sonando de fondo.
    Para mi los vídeos que representan la cultura del skate son los de CKY, esa agresividad y ese caos hijos del hardcore.
    Gran artículo

  2. QueletML dice:

    Se me han saltado las lagrimillas, Daniel. La influencia del skate es tan apabullante, en tantas disciplinas… Una época dorada la que pudimos conocer y de alguna manera cimentó lo que hoy día somos y nuestra manera de ver el mundo. El skate sedujo (y seduce) al heavy, al rapper, al punk, al rockero y al tío que le va el electro. Al artista, al atleta urbano (o agro). Y la influencia es mútua. Yo he vuelto a patinar (lo que la edad permite) sólo por gozo, me basta con deslizar y subir algun bordillo. Hasta a esto te enseña, a disfrutar sin complejos.
    Un abrazo, crack.

Los comentarios están cerrados.