Si no hablamos de un día festivo... ¿qué se celebra el 8 de marzo? No nos planteamos hoy un fin pedagógico: basta un poco de trabajo personal de documentación sobre el tema para llegar a las raíces de este día. Y sin embargo, este año, como tantos otros, vamos a ver multitud de despropósitos en carteles y programaciones dedicadas, supuestamente, a la mujer.
NOTA: CANINO se solidariza con el paro de mujeres convocado para el 8 de marzo. Aunque este artículo conmemora el significado e intenciones del Día de la Mujer fue publicado un día antes para respetar el paro.
He hecho la prueba durante tres años consecutivos: salir a la calle el 8 de marzo y preguntar, con un poco de maldad -es decir, de forma capciosa-: “¿Sabes qué se celebra hoy?” Muchos no tardan en picar: “Claro: se celebra el día de la mujer trabajadora”. “¿Y qué es lo habitual en este día?”, insisto. Las respuestas más típicas son las siguientes: felicitar a las compañeras de trabajo, regalar rosas… incluso hay quien va más allá y felicita y alaba a todas las mujeres con las que tiene relación por ser el motor de la creación, el centro de la familia, el núcleo de un hogar, el vehículo de la alegría y la esperanza. Y si eres mujer pero no trabajas, ¿no es tu día? “Bueno, se felicita igual, es un día simbólico, además las mujeres son trabajadoras natas, aunque estén en el paro son capaces de llevar una casa, tener hijos, ¡uf!”. El sexismo impregna nuestra sociedad: todos sus estratos. ¿Nos damos cuenta?
He aquí algunos ejemplos de cómo el sentido del 8 de marzo –un día que no se celebra nada- es erróneamente interpretado: a nivel gráfico, con los carteles que cada año se publican para celebrar un día conmemorativo; y a nivel de elaboración de programación de actividades por parte de ayuntamientos e instituciones.
Carteles con miga
Según un dicho ancestral, la intención es lo que cuenta y no tendríamos que poner en duda que cualquier cartel dedicado al 8 de marzo perseguiría a priori el noble fin de contribuir, siquiera mínimamente, a la causa feminista. ¿Siempre es así? En ocasiones, el resultado es torpe y chapucero y se aleja con creces del propósito inicial, por muy digno que éste fuese.
Es el caso del cartel ganador del Concurso de Carteles del Día de la Mujer de 2017 de Avilés (Asturias), titulado Supermujeres. El responsable, Rubén Lucas García, tenía como bienintencionado objetivo representar a una mujer fuerte y poderosa. Claro, con tacones. Y claro, entre las dificultades a las que se enfrenta están las de estar guapa, atender a los hijos, hacer la compra y limpiar la casa. En palabras de su autor es «una imagen fresca y alegre, pero sobre todo reivindicativa. Un homenaje a todas las mujeres que luchan día a día y que se merecen el adjetivo de Supermujeres«. No ha debido de conseguir su propósito, porque ha levantado ampollas.
Otro cartel con ánimo de contribuir al entendimiento y el progreso y que cayó en similar desgracia es el de Francisco Irigarai, participante en el concurso celebrado en Jávea (Alicante). Supongo que el autor trató, con la mejor fe del mundo, retratar ese aspecto peliagudo de la conciliación laboral: tacones (de nuevo) y un maletín portado por una mano enfundada en un guante de limpieza. Imposible no sentirse identificada.
El premio a la creatividad de este año, no obstante, se lo lleva el Ayuntamiento de Membrilla (Ciudad Real), que bajo el lema ¡Mujeres! ha aglutinado en su cartel del 8 de marzo a Ana Frank, Hillary Clinton, Lina Morgan, Frida Kahlo, María La Portuguesa… y así hasta quince mujeres que lo único que tienen en común es eso, ser mujeres (especialmente estupendo es el caso de la niña afgana que fue portada de National Geographic en 1985 gracias a Steve McCurry). Ante una obra tan miscelánea (y tan pobremente presentada), una se pregunta si ciertas instituciones entendieron bien qué es este día; para qué sirve.
Tampoco dejemos de recordar a todos aquellos carteles empeñados en que el maquillaje es el mejor aliado de las mujeres (rímel, pintalabios, sombra de ojos); y el empeño de muchos en asociar mujer y estereotipos de la feminidad con mariposas, flores o lazos, entre otros objetos; o con elementos estéticos (pelo largo, facciones delicadas; ilustraciones de cuerpos semidesnudos, por supuesto, enmarcados en un canon de belleza determinado e inamovible).
Un día es un día
Cada año, cientos de ayuntamientos y organizaciones interesados en dar cabida al 8 de marzo en sus agendas públicas parecen competir por superarse en cuanto a la inclusión de despropósitos de lo más variado en sus programaciones para este día: muchas superan cualquier expectativa creativa. Este 2017, la medalla se la lleva el Ayuntamiento de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), que organiza una ruta por los mercados del municipio. Es de suponer que quieren acercarse a la realidad de la mujer emprendedora. Otro gran éxito que ha levantado pasiones entre los colectivos feministas.
Más botones de muestra. Los talleres que ofrecen otros municipios como La Nucía (Alicante): zumba, automaquillaje y elaboración de cupcakes, todo ello relacionado de un modo evidente con la conmemoración del día de la mujer. Si quieren más ejemplos, en Cheste (Valencia) cualquier mujer que lo desee podrá formarse en protocolo (el cartel de este ayuntamiento, por cierto, no tiene desperdicio: ¿es un tampón lo que vemos en él?). Que nadie se quede sin demostrar su talento en este concurso de selfies de Almassora (Castellón) y tampoco nos olvidemos de las mujeres mayores: aerobic, curso de confianza en la Red y excursión a Madrid para asistir a Menopause, el musical de Broadway organizado por Argamasilla de Calatrava (Ciudad Real). Y probablemente la programación más interesante del país sea la de municipios como Arroyo de la Encomienda (Valladolid): taller de gimnasia abdominal y desfile de mantones y sombreros, entre otros. Aunque, quizá, el ejemplo más increíble es el nombre de este taller: Gobierna tu casa, del Ayuntamiento de Villanueva de la Cañada (Madrid). Quiero pensar que no tiene nada que ver con aceptar que el lugar que le corresponde a una mujer es su casa, pero me resulta muy difícil. Podríamos poner un último ejemplo: el de la programación del PP de Rota (Cádiz) para este día tan significativo.
Mención aparte merecen aquellas empresas o instituciones que barren para casa y hacen del 8 de marzo una causa personal que redunde en beneficio propio. Este año, el aplauso indiscutible se lo lleva el Real Betis Club Deportivo, que celebra la Semana de la Mujer Bética con grandes descuentos en la compra de entradas y, por qué no, en IKEA. La temporada pasada, incluso, este club tuvo el detalle de incluir el rosa en la camiseta oficial del club con motivo de esta semana dedicada a las mujeres. Nada que añadir.
¿Mejor imposible?
A la vista de estos ejemplos cabe preguntarse: sin ser especialistas en el ámbito del diseño gráfico o la organización de eventos, ¿cómo podríamos apostar por la igualdad y la justicia en la elaboración de carteles y programaciones? Bastaría con seguir unas ideas generales orientativas, como serían evitar el uso de colores pastel, no recurrir a los estereotipos objetuales (tacones, faldas) ni a los de género (pelo largo, maquillaje, referencias a la maternidad que es, en cualquier caso, una opción vital), entre muchas otras sugerencias para evitar incurrir en tópicos trillados y sexistas. Probemos a desterrar el rosa y los colores típicos y a cambio incluyamos el morado; tratemos de incluir consignas feministas; intentemos que el mensaje de que el feminismo es una lucha viva vaya inserto en el mensaje visual.
Y en lo tocante a elaboración de programaciones, ¿por qué no centrarnos en talleres gratuitos más orientados al fomento de la lectura -sobre todo lecturas críticas, con enfoque de género-, el hermanamiento generacional e intercultural y el descubrimiento de voces y personalidades del ámbito de la cultura o la política desconocidas o silenciadas? Asimismo, serían de mucha utilidad otros talleres dirigidos a colectivos específicos de mujeres: jóvenes, ancianas, mujeres pertenecientes a minorías o en riesgo de exclusión social. Por otro lado, sería necesario hacer hincapié en el importante papel de la mujer en la ciencia, así como incidir en la necesidad de políticas de igualdad para erradicar la educación sexista y las brechas a nivel laboral. En contrapartida, aquí presentamos dos carteles ejemplares: el del municipio madrileño de Humanes y el titulado Solo hacia adelante, del Ministerio de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad. No es tan difícil, sólo hay que ponerle empeño.
Aunque creas que no es asunto tuyo
Quiero pensar que, con el tiempo, el 8 de marzo será entendido sin ambigüedades, de un modo prístino, y recordará inequívocamente la necesidad de la lucha, del esfuerzo que todos debemos hacer por alcanzar una meta común. Hace justo un año escribí este texto, titulado Nada que celebrar, y quiero rescatarlo aquí:
Este día, por favor, no felicites a todas las mujeres que tienes en tus redes.
No es un día de regalos ni de flores.
Ni mucho menos de agradecernos nuestra capacidad de «crear vida» (sí, hay gente que es totalmente incapaz de disociar ‘mujer’ y ‘madre’). Para eso ya se inventó el Día de la Madre, signifique lo que signifique eso.
Porque no estamos celebrando «ser mujeres».
Ni siquiera estamos celebrando «que trabajamos»: eso sería darle la razón al patriarcado, como si esa cosa extraña que es una mujer trabajando fuese motivo de gozo y celebración.
No estamos celebrando nada porque no hay nada que celebrar.
Nosotras trabajamos, sí. Y seguimos estigmatizadas por cientos de prejuicios en el ámbito laboral.
Y además luchamos, con lo cual, doble trabajo.
Luchamos todo el año.
Cada día.
Por cobrar lo mismo que si fuéramos hombres, por seguir vivas sin que nos «mueran presuntamente a manos de ex parejas», por poder «viajar solas», por no ser etiquetadas como úteros con patas, por poder disfrutar de la maternidad sin tener que renunciar a un trabajo digno.
El 8 de marzo no es un día festivo ni es un día de felicidades.
Al contrario, es un día que nació necesariamente de una injusticia que se perpetúa.
No podíamos votar, no teníamos derechos, no nos permitían acceder a una educación digna, no podíamos decidir por nosotras. Desconocíamos de qué éramos capaces porque el mundo, dirigido por hombres, siempre se nos vetó. Y por tanto, no teníamos poder.
Detrás de este día hay sufrimiento, violencia y sangre.
Pero seguimos empeñadas en ser simplemente personas.
Este día se conmemora y se lucha.
Uno sale a la calle, si puede y quiere.
Uno lee, si puede y quiere.
Uno desecha los periódicos cómplices de la opresión, si puede y quiere.
Uno se suma a la batalla, si quiere y puede.
El mayor favor que puedes hacernos es entendernos, entender esto.
Es importante para nosotras.
Y para ti también, aunque creas que no es asunto tuyo.
Me gustaría haber visto los bocetos del cartel ganador del Concurso de Carteles del Día de la Mujer de Avilés. Seguro que la supermujer tenía más pesas como alguna referida a su papel de pareja/esposa/etc; pero nos quedaremos con las ganas…
Gracias por este reportaje y por recordarnos el texto que escribiste el año pasado.
Sencillamente, no tengo palabras… ¡ Pero quiero mostrar mi agradecimiento por sentirme ahí y
tú me has hecho visible !