¡Arde, bruja, arde! – 15 akelarres en el cine

Esta semana se estrena La bruja, una ocasión ideal para repasar algunas de las expertas en magia negra más sonadas de la historia de cine. Una lista de 15 hechiceras que recuerda a las actrices que las interpretaron, y una selección que se acerca al subgénero de forma desprejuiciada y festiva, sin ganas de sentar cátedra: aquí conviven tonalidades tan diferentes entre sí como las de Me enamoré de una bruja y The Lords of Salem.

La bruja es una figura de la cultura popular totémica que ha brindado más de una noche de gloria esotérica en esto del cine. Un personaje prototípico que se ha paseado con éxito por toda clase de géneros: comedia, terror, drama, fantastique… Su existencia, entre la realidad y la ficción, y su ambivalencia, entre el bien y el mal, le da una fuerte carga simbólica. Vamos, un caramelito para cineastas y guionistas con ganas de contar una historia que presente diversas capas y lecturas.

En CANINO, aprovechando la llegada a la cartelera de la extraordinaria La bruja de Robert Eggers, nos hemos animado a confeccionar una lista con 15 de nuestras brujas favoritas. Un paseo festivo dominado por títulos de terror puro, alguna comedia y más de una rareza a redescubrir. Nos hemos dejado algunos clásicos como Blancanieves y los siete enanitos (1937), Las brujas de Eastwick (1987) o La maldición de las brujas (1990). Pero la verdad es que no había espacio para todas. Si creen que alguna película se ha quedado fuera de forma injusta, no duden en incluirla en el apartado de comentarios. Les dejamos con este trayecto jaranero por el mundo de las pócimas y las escobas.

Maria Pedersen en La brujería a través de los tiempos (1922)

Historia: una de las primeras brujas en aparecer en la gran pantalla. En realidad, una anciana de 79 años que no era actriz profesional. De hecho, se dedicaba a la venta ambulante de flores. Ahora bien, en la obra maestra de Benjamin Christensen daba el pego como la típica bruja arrugada y sin dientes que removía un caldero mágico con fruición. En la película, las mujeres acudían a su destartalada guarida en busca de remedios milagrosos.

Habilidades: preparar todo clase de pociones e ungüentos con los más diversos fines: amor, salud, mal de ojo.

Veronica Lake en Me casé con una bruja (1942)

Historia: La madre de todas las nigromantes buenas a lo Embrujada (1964–1972) y Sabrina, cosas de brujas (1996–2003). Veronica Lake es una bruja con glamour del siglo XVII que vuelve a la vida en los Estados Unidos de los años cuarenta para vengarse del descendiente de la familia que la mandó a la hoguera, un estrellado y maldito Fredric March (el Jeckyll y Hyde de Rouben Mamoulian). La cinta de René Clair es una screwball comedy bien maja llena de momentos fantastique que aún conserva la frescura.

Habilidades: Inducir el sueño con un chasquido de dedos, dominar la opinión pública para que su enamorado gane unas elecciones y convertirse en humo a voluntad.

Barbara Steele en La máscara del demonio (1960)

Historia: Moldavia puede presumir de tener una las brujas de ficción más recordadas del cine gótico de terror de los sesenta: la pérfida Asa Vajda, una cortesana amante de la magia negra y de la depravación en general. Debido a sus oscuras artes es ejecutada de forma brutal con una máscara metálica llena de pinchos; imagínense un molde de la cara de Pinhead a la inversa. Dos siglos después de su muerte, regresa de la tumba con una intención clara: poseer el cuerpo de la inocente y pura Katia, que también tiene los rasgos de Barbara Steele.

Habilidades: Telepatía, mirada penetrante, medio vampira, y amiga de un par de canes gigantescos.   

Margaret Johnston en Arde, bruja, arde (1962)

Historia: Un colegio mayor de medicina inglés es el centro de una lucha de poder entre dos brujas de mediana edad, una buena y otra mala. La malvada es una profesora coja que por envidias varias pone en jaque la vida del marido de su antagonista, un ama de casa que descubrió la brujería durante su breve estancia en tierras jamaicanas. Dirigida por Sidney Hayers, la película parte de una novela de Fritz Leiber, material que Richard Matheson hace propio al convertirlo en un relato de terror paranoico marca de la casa.

Habilidades: Maldecir grabaciones magnetofónicas, convertir esculturas de piedra en seres vivos, o dominar la voluntad de las personas.

Kay Walsh en Las brujas (1966)

Historia: Cómo no, la Hammer también contribuyó al terror brujeril en una notable cinta con guion de Nigel Kneale que prefiguraba elementos de El hombre de mimbre (1973). La bruja aquí es la directora de un colegio rural situado en una población dominada por una secta pagana. Es más: el título de hechicera reina pasa de generación en generación salvaguardando así la influencia de la sociedad secreta en la zona.

Habilidades: Muñecos de vudú, capacidad de provocar historia colectiva en la Inglaterra profunda y concebir la brujería como una ciencia –de hecho compara su poder con el de la bomba atómica (sic)-.

Lela Svasta en Suspiria (1977)

Historia: La primera madre nigromante ideada por Dario Argento. Su nombre es Helena Markos pero todos la conocemos como Mater Suspiriorum o la Reina Negra. Se trata de una bruja griega centenaria que tras dar vueltas por Europa acaba encontrando cobijo en una academia de danza alemana. Allí crea una secta de adoradores que siguen a pies juntillas sus enseñanzas de las ciencias ocultas. Le puso cara Lela Svasta, una prostituta romana de noventa años descubierta por Argento.

Habilidades: Atormentar a jovencitas, invisibilidad, telequinesis y longevidad, además de ser aficionada a la danza clásica.

Ana Patricia Rojo en Veneno para las hadas (1984)

Historia: Las niñas también han coqueteado con la brujería. Si tienen dudas pregunten a Carlos Enrique Taboada, director mexicano que ideó uno de los cuentos infantiles de terror más envenenados de su quinta. En él, una pizpireta niña interpretada por Ana Patricia Rojo se creerá capaz de controlar las fuerzas telúricas que la rodean. Para ello contará con una amiga de su edad que se dejará llevar por el lado oscuro. Ahora bien, esas prácticas esotéricas se le acabarán girando en contra.

Habilidades: Como reza el título, fabricar un veneno para matar a las hadas, además de controlar la voluntad de otras niñas pequeñas.

Jean Marsh en Oz, un mundo fantástico (1985)

Historia: Bueno, Jean Marsh se acerca mucho a eso de ser la bruja cinematográfica definitiva. Dos personajes memorables tienen la culpa: la princesa Mombi (aka la Bruja del Norte) en Oz, un mundo fantástico, la película más siniestra de la factoría Disney, y la también malvada reina Bavmorda de Willow (1988). Marsh se convirtió en la villana estrella del cine de fantasía de los ochenta, y su duro rostro ha aterrorizado a diversas generaciones. Óscar honorífico ya por favor.

Habilidades: De todo un poco: cambiarse de cabeza como si nada  o convertir en cerdos a todo un ejército.

LeeAnne Baker en Necropolis (1986)

Historia: Lo reconozco, esta es una debilidad personal pero totalmente válida para esta lista. LeeAnne Baker es una bruja new wave-punk procedente del siglo diecisiete que regresa a la vida en el Nueva York de los ochenta. En una sucia cloaca realiza sus aquelarres y se pasea por la Gran Manzana en busca de víctimas y fluidos vitales. Necropolis es una de las películas más ignotas de la factoría Empire, cine casi de serie Z que pese a su falta de recursos posee una lograda atmosfera malsana.

Habilidades: Tiene seis tetas con las que amamanta a una especie de monjes del inframundo.

Jenny Seagrove en La tutora (1990)

Historia: Hechiceras-druidas en Los Angeles de principios de los noventa en una película gore-festiva dirigida por William Friedkin; increíble pero cierto. Jenny Seagrove es una niñera mortal de necesidad que mantiene una relación muy especial con un árbol milenario de la zona. Vamos, es su amante, así literalmente: copula con él como si no hubiera un mañana. Para sobrevivir, el tronco ancestral necesita el sacrifico de bebés recién nacidos, unos infantes que son proporcionados por esta Mary Poppins del averno.

Habilidades: Volar por los aires, convertirse en árbol, dominar una jauría de lobos sedientos de sangre y pintarse la cara como Martin Sheen en Apocalypse Now (1979)

Fairuza Balk en Jóvenes y brujas (1996)

Historia: El destino quiso que la Fairuza Balk niña fuera acosada por Jean Marsh en Oz, un mundo fantástico. Lo que ella no podía saber es que once años después se convertiría en la bruja adolescente malvada por antonomasia, el trasunto oscuro de la ñoña Sabrina de Melissa Joan Hart. Jóvenes y brujas fue el Jóvenes ocultos (1987) femenino de los noventa, una fiesta de horror teen. ¡Ah! Mención especial para nuestra Assumpta Serna, que aparecía en el filme como la bruja buena Lirio.

Habilidades: Caminar sobre el agua y usar la magia negra con fines vengativos en el instituto.

Lorna Raver en Arrástrame al infierno (2009)

Historia: Este artículo no estaría completo sin una gitana hechicera marabú. Hemos visto muchas zíngaras en el cine, pero a una de ellas le tenemos un cariño especial. Sí, lo han adivinado: se trata de la señora Ganush, la bruja del Este que se las hacía pasar canutas a Alison Lohman en el glorioso comeback al terror de Sam Raimi. Con aspecto de señora mayor en el ocaso de su existencia, Mrs. Ganush es en realidad una gata vieja amiga de las maldiciones diabólicas, un poder que utilizará para vengarse de la menuda empleada de banca que se atrevió a arrebatarle su casa familiar.

Habilidades: Un mal de ojo mortal, vómitos y un pronto que asusta.

Meg Foster en The Lords of Salem (2012)

Historia: Meg Foster lidera aquí un dream team de nigromantes de aúpa del que también forman parte Dee Wallace, Judy Geeson y Patricia Quinn (no se pierdan el excelente capítulo de La casa del terror -1980- donde Quinn aparece como un bruja del siglo diecisiete que logra escapar de la hoguera gracias a un viaje en el tiempo). Los duros rasgos de Foster conforman el rostro de Margaret Morgan, bruja sanguinaria quemada en los juicios de Salem.

Habilidades: Hacerse pasar por vecinas ancianas entrañables y aparecer por sorpresa en la cocina

Terele Pavez en Las brujas de Zugarramurdi (2013)

Historia: Estados Unidos tienen los juicios de Salem y nosotros tenemos los de Zugarramurdi, una población navarra que en 1610 sufrió un caso de brujería sonado. Álex de la Iglesia se inspiró en él para realizar una comedia de terror pasada de vueltas en la que una expeditiva Terele Pávez compartía protagonismo con unas gamberras Carmen Maura y Carolina Bang. El papel de bruja le sirvió a Pávez para conseguir su primer Goya. Así que poca broma.

Habilidades: Lo que hace básicamente Terele Pávez en todas las películas: dar hostias como panes.

Anya Taylor-Joy en La bruja (2015)

Historia: La Nueva Inglaterra del siglo diecisiete daba mucho miedo. Más si pertenecías a una familia puritana al borde del fanatismo religioso a la que le gustaba vivir aislada del mundo. Si a eso le suman una hija adolescente que podría haber tenido (o no) un contacto juvenil con la brujería y una presencia maléfica que acecha la decadente granja de los protagonistas, se hacen una idea de por dónde van los tiros de La bruja. Folklore norteamericano de ley, terror austero y un tratado piadoso de fiebre de cabina.

Habilidades: Volar en escoba, robar bebés y levitación.

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Un comentario

  1. Sergio Jiménez dice:

    Para ser bruja… el primer requisito es ser mujer… 😛

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