Con el consumo de la fantasía y la ciencia-ficción normalizado gracias al cine y la televisión, surge el Bizarro como último refugio de los raros y los gamberros. Libros rápidos y sin pretensiones que llevan las convenciones genéricas hasta el infinito y más allá. Ejercicios de transgresión literaria que flirtean con el horror corporal sin abandonar la comedia. ¿Qué se esconde bajo la etiqueta Bizarro? ¿Cuándo y dónde surgió esta mutación de la cultura de masas? Y, sobre todo... ¿qué Bizarro puede encontrar el lector de habla hispana en las librerías? Respondemos a estas y otras cuestiones al mismo tiempo que damos la bienvenida a un género que esperamos que haya venido para quedarse.
Imagínate una catástrofe cósmica que arrastra a nuestra realidad a todos los personajes interpretados por William Shatner, el mítico Capitán Kirk de Star Trek, a lo largo de su dilatada carrera; la misión de todos ellos no es otra que acabar con la vida del auténtico William Shatner. Imagínate campos de concentración dirigidos por duendes sádicos con forma de culo. Imagínate que estás perdidamente enamorado de una chica, pero que tu vida sexual deja mucho que desear porque su vagina es una puerta al Infierno. Todas estas premisas, por extraño que parezca, se han convertido en novelas (respectivamente: Shatner Quake -2009-, de Jeff Burke; Ass Goblins of Auschwitz -2009-, de Cameron Pierce; The Haunted Vagina -2015-, del ínclito Carlton Mellick III) de gran éxito dentro de la escena Bizarro, una de las más vibrantes y expansivas surgidas en los USA durante la última década. Una que ya empieza a llegar a España.
Si te estás preguntando qué es eso del Bizarro, debes saber que eso mismo llevo yo haciendo desde hace semanas sin encontrar una respuesta absolutamente satisfactoria. Debes saber también que en internet puede encontrar cientos de caracterizaciones, ya que no hay editor, autor ni booktuber que se resista a ofrecer su propia definición del invento, siendo la más extendida aquella que dice que el Bizarro es el equivalente literario a la sección de culto de un videoclub. Declaración bien sonora, pero que no aclara nada porque, a ver… ¿lo que hace de culto a una obra, sea esta literaria o fílmica, es la voluntad del autor o la recepción del público? Y, sobre todo, ¿qué leches es un videoclub?
Otra cosa que no nos va a llevar a ninguna parte es el diccionario de la RAE. Lo aclaro antes de que alguno intente atizarme con él para recordarme eso de que “bizarre” en americano quiere decir “raro” mientras que “bizarro” en español de España significa “valiente”. Fíjate que aquí estamos hablando de una etiqueta literaria de procedencia norteamericana en español en el original, o sea, que el invento se llama “Bizarro”, no “bizarre”. Y además con mayúscula.
Pero aunque no pueda darse una definición comprehensiva de un fenómeno tan multiforme como el Bizarro, eso no significa que no pueda ofrecerles pistas, datos e ideas frecuentemente repetidas en las discusiones sobre el tema. Se trata de direcciones a menudo divergentes que pretenden trazar la topografía de este objeto literario que es a la vez raro y valiente.
Orígenes: primero Portland, después el mundo
El género Bizarro, aunque actualmente se ha extendido por el mundo como plaga de langosta, estará siempre ligado a la hipsterísima ciudad de Portland, Oregón, donde en el ya lejano año de 1999 nacía Eraserhead Press, auténtica nave nodriza del movimiento que actualmente alberga en su seno numerosos subsellos especializados. En un principio, la editorial, que se dedicaba a editar los trabajos de unos pocos amantes de lo raro entre los que se contaban Carlton Mellick III, D. Harlan Wilson y Kevin L. Donihe, constituidos en el Eraserhead Collective en 2000, no parecía destinada a perdurar: libros de treinta páginas, e-zines, poca o nula distribución y escasas ganancias. El máximo éxito de Eraserhead durante este periodo primerizo fue Satan’s Burger (2001), de Carlton Mellick III, que conmemoró el pasado año su quince aniversario con una nueva edición de lujo y ya es venerada como uno de los clásicos indiscutibles del movimiento.
Esta situación de amateurismo vendría a resolverse en 2002 con la llegada de la editora Rose O´Keefe, la auténtica responsable de que usted esté leyendo esto ahora mismo, que adquiere la editorial y comienza a convertirla en un negocio rentable. Por esta misma época hace su aparición en la escena un grupo llamado New Absurdist, cuya cabeza visible era John Edward Lawson y que acabaría fundando la editorial Raw Dog Screaming Press, consagrada al extremo más experimental del Bizarro.
Y no es que en estos momentos nadie hablase de Bizarro o siquiera supiesen lo que era.
Alrededor de 2005, Eraserhead, Raw Dog Screaming Press y los recién llegados Afterbirth Press deciden etiquetar conjuntamente su producto como Bizarro. En 2006 llega la primera antología Bizarro Starter Kit (2007-), que sigue siendo la mejor forma de introducirse en este tipo de literatura. Los años siguientes verán el lanzamiento de la página web Bizarro Central, las Bizarro Cons y la instauración de los premios Wonderland, que son los Hugo del género Bizarro del mismo modo que los Hugo son los Óscar de la ciencia-ficción.
Pastiche y simulacro: algunas consideraciones sobre la posmodernidad con las gafas de pasta puestas
Si la seña distintiva de la posmodernidad es, según Fredric Jameson, el pastiche y la mezcla indiscriminada de géneros, el Bizarro resulta ser la literatura posmoderna por excelencia. Por aparecer en un momento en que estaba ya todo inventado, no dispone de un repertorio propio de tropos diferenciados de los del resto de los géneros populares, se tiene que conformar con utilizarlos todos juntos, frecuentemente revueltos. Así, y sin salirnos de la obra de ese miracle worker que es Carlton Mellick III, tenemos ciencia-ficción postapocalíptica (Warrior Wolf Women of the Wasteland -2009-), slasher (Apeshit! -2013-), zombis (Zombies and Shit -2010-), romance ( Everytime We Meet at the Dairy Queen, Your Whole Fucking Face Explodes -2016-), western (Sex and Death in Television Town -2013-) y noir protagonizado por gente insecto con poderes mágicos (Hungry Bug -2014-). Y no hablamos sólo de géneros literarios. Rpgs, películas de acción y hasta juegos de mesa: nada ni nadie está a salvo de ser profanado por estos salvajes de la palabra escrita.
Dada esta carencia de elementos auténticamente originales, cabe preguntarse qué hace que podamos hablar de Bizarro como un género diferenciado del terror, la fantasía o la ciencia-ficción. La respuesta a esta pregunta es doble. Por un lado, no nos vamos a engañar, ser Bizarro es una cuestión de voluntad autoral y editorial; Laura Lee Bahr, la autora de Fantasma (2015), no fue consciente de haber escrito una novela de Bizarro, ni tan siquiera de que existía tal escena, hasta que el manuscrito ya acumulaba una buena colección de rechazos, momento en el que John Skipp decidió publicarlo bajo la etiqueta de Bizarro y, de ahí, a ganar el premio Wonderland y convertirse en una de las autoras más representativas del movimiento.
Por otra parte, el Bizarro persigue un efecto estético concreto, la famosa sensación de WTF o what the fuck, de modo que no es tanto la presencia de elementos provenientes de otros géneros lo que le da su carta de naturaleza, son lo que está dispuesto a hacer con ellos. Se trata de llevarlos al límite y más allá, de combinarlos de maneras inesperadas y, sobre todo, extrañas. En una entrevista concedida a Fantasy Magazine, Rose O’Keefe ofrece la siguiente fórmula para transformar una novela de ciencia ficción mainsteam suficientemente conocida como es Parque Jurásico (1990) en Bizarro: “El elemento extraño que hace que esto sea ciencia-ficción es que va sobre un zoo de dinosaurios. Así que para añadir otro elemento extraño, cambiaría los personajes de una familia de científicos a un grupo de pornógrafos que han entrado en el parque con la intención de filmar porno fetichista con los dinosaurios. Para añadir un tercer elemento extraño, haría que el acto sexual con estos dinosaurios, de alguna manera, dotara los actores porno de superpoderes. Llegados a este punto, la historia ya sería los suficientemente extraña como para etiquetarla como Bizarro.”
Carlton Mellick III advierte en un breve texto publicado en Bizarro Central (Weird for the sake of weird), que los elementos extraños del Bizarro no deben ser demasiado sutiles, ni ser metáforas que escondan significados profundos (así que nada de alegorías sobre la condición humana); lo extraño del Bizarro debe serlo por el mero gusto de lo extraño y el gusto, en esto, está en que sea interesante y divertido.
Otra de las claves del éxito de la fórmula bizarra es, sin duda, la facilidad con la que se lee. Novelas cortas, capítulos cortos, letra grande y nada de complicaciones formales: el Bizarro es contemporáneo de internet, y eso se nota. En el mejor de los casos, parece escrito por y para personas con un severo trastorno de déficit de atención, personas como nosotros, que han arruinado su capacidad de concentración viendo gifs de gatitos en las redes sociales.
Transgresión, inmediatez y diversión, esas son las señas de identidad del Bizarro.
Bizarro es punk-rock
También es verdad que en las últimas décadas han aparecido subgéneros que destacan por el barroquismo y la rareza de sus premisas, tal es el caso del New Weird. La diferencia con el bizarro vendría dada en este caso por el hecho de que los escritores de New Weird buscan la excelencia literaria en el sentido tradicional, mientras que los bizarros muestran un relativo desprecio por la pericia técnica. Este hecho, unido a la querencia por tratar temas escabrosos, escandalosos y, en general, políticamente incorrectos, a la rapidez con la que escriben (Carlton Mellick no suele dedicar mucho más de una semana a escribir una novela) e, incluso, a la estética pin-up de las portadas de Ed Mironiuk, nos permiten formular nuestra propia definición del Bizarro como el equivalente literario del punk-rock.
Esto es especialmente importante en una época como la nuestra en la que, éxito comercial mediante, la literatura fantástica, antes caracterizada como una forma de consumo subcultural, ha alcanzado un halo de respetabilidad que le permite a uno quedar como un señor regalando el libro de recetas de Juego de Tronos (2011-) a algún familiar lejano. Ya nadie se sorprende de que las conversaciones a la hora del café giren en torno a lo malísimo que es el gobernador de The Walking Dead (2010) y nadie te va a mirar dos veces por ir leyendo una novela de elfos y dragones en el transporte público, pero… ¿qué pasaría si uno fuera leyendo algo titulado Dungeons and Drag Queens (2015) o Rampaging Fuckers of Everything on the Crazy Shitting Planet of the Vomit Atmosphere (2008)?
Usted es bizarro y aún no lo sabe
¿Y qué pasa con el Bizarro en nuestro país? España es, como bien sabemos, bizarra, pero, hasta hace bien poco, tan impermeable al Bizarro como a cualquier otra tendencia literaria surgida allende nuestras fronteras. Cosas de la barrera idiomática y de un mercado editorial raquítico. Es posible que mucho de lo que hace algunos años se presentó bajo las etiquetas de Neopulp y Nuevo Extraño Español no fuera otra cosa que Bizarro autóctono avant la lettre, pero si vamos a hablar de la cosa real, es decir, de productos deliberada y autonscientemente adscritos al género disponibles para el lector español, hay una serie de nombres que resultan imprescindibles.
El honor de haber publicado el primer libro de Bizarro aparecida en nuestro idioma corresponde a Valdemar, que en 2014 y dentro de su colección Insomnia, puso en las librerías John muere al final, de David Wong, colaborador habitual de National Lampoon y Cracked.com. La novela ya había sido un éxito cuando se publicó on-line por entregas (70.000 lectores llegaron a disfrutar por la patilla de su mezcla de humor escatológico y horror lovecraftiano), y contaba, por si fuera poco, con el apoyo táctico de una versión cinematográfica firmada nada menos que por Don Coscarelli. Por desgracia, nada de todo esto sirvió para animar las ventas y la novela tuvo, al parecer, una acogida más bien tibia. Hay poco riesgo de que vayamos a ver pronto su secuela, This Book is Full of Spiders (2012), en los estantes de nuestras librerías físicas de referencia.
Tamara Romero es, sin duda la pionera del Bizarro escrito en español tanto por la incansable labor de divulgación y promoción del mismo que realiza como por ser la primera y, hasta la fecha, única autora nacional en publicar en la New Bizarro Author Series de Eraserhead, en la que debutó en 2012 con su primera novela, Her Fingers, inédita aún hoy por estos lares. La seguirían numerosos relatos aparecidos en revistas y antologías como Presencia Humana (2013-, Aristas Martínez) o Retrofuturo (2016, Cazador de Ratas), así como la novela sobre lucha libre y varicela ¡Pérfidas! (2014) y las autopublicadas La momia y la niñera (2016) y Cuarto acercamiento al Ovni (2017). Le hemos preguntado a Tamara sobre su experiencia con Eraserhead y su relación con el Bizarro y estas son algunas de las cosas que nos ha contado:
“New Bizarro Authors es una colección de Eraserhead dedicada exclusivamente a autores noveles. Les contacté, pues tenían un periodo de admisión abierto, y el editor de la línea por aquel entonces, Kevin Shamel, me contestó al día siguiente interesado, porque tenían un serio déficit de autoras -ahora por suerte hay más, pero cuando yo aterricé apenas había 5 o 6-. Reescribí los dos primeros capítulos en inglés, se los envié, y me dio luz verde para terminarlo. Terminé el libro, ‘Her Fingers’, en mayo y en noviembre de 2012 me fui a Portland a presentar el libro en la Bizarro Con. Fue un proceso bastante rápido y fácil, con cero dramas. Presentas un pitch con tu historia y tienes un tiempo determinado para escribir la novela, que ha de ser corta.
Bizarro es el género de lo extraño, y para diferenciarlo del “weird” clásico te diría que está mucho más focalizado en el high concept, en el desarrollo de una historia y unos personajes; y eso es lo que sobresale por encima de cualquier voluntad estilística o literaria. Cuesta mucho dejar de leer estas historias, son demasiado entretenidas. Hay bizarro para todos los gustos: humorístico, melancólico, erótico, ubicado en mundos fantásticos… hay historias que podrían ser una réplica de un videojuego o de una película de terror.”

Hugo Camacho y Laura Leeb
Por último, pero no por ello menos importante, hay que hablar de la editorial Orciny Press, que lleva ya algunos años dando a conocer en nuestro país a algunos de los autores más justamente celebrados de la escena. Orciny es hija de padre soltero, concretamente Hugo Camacho Cabeza, que sintió la llamada del Bizarro tras leer a Tamara Romero. “Me preguntaba cómo podía ser posible que nadie tradujera al español aquellos títulos. Aunque para ser sincero, creo que la respuesta es sencilla: nadie en su sano juicio publicaría aquí ese tipo de cosas. Entonces, pensé que podría traducirlos yo mismo porque ya había traducido antes, y no tardé mucho en llegar a la conclusión de que no quería que ningún otro editor lo publicara, quería hacerlo yo. Y como llevaba un par de años en paro, me dije: ¡A la mierda! ¿Por qué no?”
En cuanto al futuro del Bizarro en nuestro país, Camacho lo tiene claro: “Hay mucha gente a la que le gustan las pelis, los cómics y los videojuegos que van un poco más allá de los convencionalismos de los géneros, que buscan sorprenderse en cada página y reírse con la subversión de los tabúes y la corrección política. Creo que el Bizarro apela a este tipo de lectores. (…) No sé hasta dónde llegaré, pero lo que sí es seguro es que gracias al Bizarro, me lo pasaré bien por el camino.”
Y, mientras su principal artífice se lo pasa bien, Orciny nos ha brindado la oportunidad de disfrutar en español de obras tan emblemáticas como la ya mencionada Fantasma de Laura Lee Bahr (sueño o pesadilla lynchiana y noir), La casa de arenas movedizas (2016) de Carlton Mellick III (perverso cuento de hadas para adultos disfuncionales) y Ciudad Revienta-Cráneos (2016) de Jeremy Robert Johnson (epopeya furibundamente punk y drogadicta de un empleado de banca enfrentado al sistema).
Nosotros tampoco sabemos hasta dónde llegará Orciny, pero sí que su último lanzamiento es algo tan necesario como el aire que respiramos para la consolidación del género en España, nada menos que una antología: Bienvenidos al Bizarro (2017) contiene relatos de luminarias del calibre de D. Harlan Wilson, Violet LeVoit, Garrett Cook o Kevin L. Donihe, además de los ya conocidos Bahr, Mellick, Robert Johnson y hasta Tamara Romero. Sin duda, la mejor manera de empezar en esto del Bizarro, si es que no lo has hecho ya.
Maravilloso articulo , me compre «el Ass-Goblins from Auwstwich» y es sorprendentemente bueno
Interesante artículo. Se me ocurre que el término «bizarro» usado como marbete sea el vocablo portugués, cuyo significado parece más próximo al que sugieren los textos y al mismo «bizarre» del inglés, que la palabra en español, a la que le veo menos relación.
Como dato: en Argentina hay un escritor que publica desde los 70’s y que falleció a fines de 2016: Alberto Laiseca. Cultor del realismo delirante, género hermano del Bizarro si se quiere. Tiene obras magistrales. Para investigar más. Vale cada palabra.