John Carpenter fue estudiante hace ya unos cuantos años. Y mientras lo era, hizo un encantador corto que nos recuerda que hasta los autores de culto fueron jóvenes.
Todas las cosas tienen un principio. Incluso las carreras de los directores de cine que nos han acompañado toda nuestra vida y han sido parte significativa de nuestra educación sentimental. Es por eso que siempre resulta fascinante ver los primeros trabajos de gente ya muy asentada, auténticos objetos de culto que hoy son adorados sin cuestionamiento. Porque nos recuerda que, incluso ellos, una vez no fueron más que jóvenes intentando abrirse paso.
John Carpenter no es la excepción. Y ahora se publica por primera vez el que es, probablemente, su primer corto, Capitán Voyeur, una producción de 1969 que rodó mientras estudiaba cine en la Universidad de California en Los Ángeles. Un corto en blanco y negro, en tono de comedia, sobre un funcionario gris y aburrido que, por las noches, se convierte en Capitán Voyeur, un superhéroe que espia las depravadas intenciones de las señoritas de su vencindario. Una obra muy curiosa, con algunos de los tics autorales que achacamos ya en el Carpenter más maduro y que, más allá de la curiosidad, nos demuestra que hasta un autor como él tuvo una etapa en la que sólo era un estudiante de cine más.