[Crítica] Anna Starobinets: ‘Refugio 3/9’ – Una fábula muy particular

El cuarto libro de Anna Starobinets vuelve a demostrar la consistencia de una carrera en la que, tomando como base el terror, importa aún más en lo que envuelve la historia. De propina, damos un repaso a lo publicado de la autora en España.

A estas alturas, es todo un acontecimiento que la editorial Nevsky nos traiga un nuevo libro de la escritura rusa Anna Starobinets; y lo es, sobre todo por la calidad de las obras que se han publicado ya, nada menos que cuatro. Obras que se caracterizan por un estilo único y diferenciado, muy reconocible para el lector que se acerque a su pluma. Simplificando, hay dos maneras de acercarse a la rusa: la corta y la larga distancia. En la corta, quizás mi preferida (aunque disfruto mucho de ambas), tenemos dos recopilaciones de relatos en el mercado que, sinceramente, me vuelven loco: Una edad difícil (2005, publicado por Nevsky en 2012) y La glándula de Ícaro (2014, publicado en el 2015).

A pesar de la diferencia de fechas, la consistencia de los relatos se mantiene; Anna parte de situaciones cotidianas en la mayoría de los casos, muy en la línea de nuestro querido Stephen King, pero añade no pocos detalles de ciencia ficción a los que, de pronto, sobreviene lo inesperado, ese elemento grotesco que desestabiliza a los protagonistas que muchas veces no podemos predecir. En estos relatos es capaz de moverse por el relato de formación (en la perversidad), por la distopía más cercana a George A. Romero o por las fantasías futuras de Philip K. Dick, consiguiendo una mezcla en la que su prosa funciona como catalizador de nuestros miedos, manejando lo explícito o lo sutil según se tercie para lo que necesite el relato.

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En la larga distancia, tenemos otras dos opciones: El vivo (2011, publicación en Nevsky en 2012) y Refugio 3/9 (es de 2006, pero ha sido publicada en 2015). Especialmente interesante es recordar, a estas alturas, la influencia de la primera de ellas en los derroteros por los que está evolucionando la autora. En su primer libro (Una edad difícil) había una sana mezcla (muy variada) en los temas tratados: de hecho, parecía augurar un camino por el terror más clásico con pequeñas incursiones en la ciencia-ficción. Sin embargo, con El vivo da la impresión de que esta tendencia se revierte: Starobinets gira definitivamente a la ciencia-ficción (a través de una distopía científica), donde refleja la influencia perniciosa de la tecnología como desencadenante de ese futuro y para ello utiliza fuentes tan cercanas como son las redes sociales o Youtube. Transmite terror igualmente, pero de una manera distinta a la que utilizaba en sus inicios.

Teniendo en cuenta lo que ya he comentado resulta verdaderamente atípica la publicación de Refugio 3/9, entre otras cosas porque fue el segundo libro de la autora y porque, en cuanto a temas, resulta un tanto alejado de lo que nos ha llegado hasta ahora. Si bien es cierto que hay una base común, sobre todo en la parte inicial del libro, en la que aborda la desintegración de la sociedad en general; el inevitable paralelismo que utiliza en otros libros suyos para realizar una crítica velada de la situación social que viven en la actualidad en Rusia:

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“-Antón, ¿cómo vas a explicar en la redacción que has estado de viaje y que no has escrito nada?
-Bueno… Masha, es que simplemente yo.. no tengo intención de regresar.
-¿A dónde, a la redacción?
-Sí, bueno, y a Moscú. A Rusia.

Antón bajó la mirada y se puso a raspar con el dedo una desagradable mancha amarilla en sus pantalones.

-Y te aconsejo que hagas lo mismo, Masha. No regreses… Son malos tiempos, lo sabes. Dada la situación, conseguir asilo político aquí no es ningún problema. Y tengo un proyecto que no está mal, por cierto. En la nube. Bueno.. me voy.”

El siguiente párrafo vuelve sobre esta situación y la envuelve de conspiraciones paranoicas. Anna Starobinets planteó el libro con una serie de paralelismos donde lo real y lo imaginario se entremezclaran, difuminando sus límites. De esta manera conseguía ser realista y dotar de fantasía a lo cotidiano:

¿Qué elecciones? –me miraba receloso. Entornando sus ojillos de ratón.
-Pues las elecciones. Las de Rusia. ¿Quién es el presidente? ¿Por qué no debería regresar?
-¿Pasas? –preguntó y echó un vistazo rápido al pasillo a mis espaladas.
-No, sólo dímelo. ¿Quién?
-No estoy seguro de que haya que hablar de eso. Sobre todo así… en el pasillo. Mejor pasa.
-¿Quién?
-¿Por qué lo preguntas?
-Lo necesito. Necesito que me respondas.
-¿Necesitas que pronuncie su nombre en voz alta? ¿O necesitas que diga lo que pienso sobre él? ¿Te envía alguien? ¿Llevas una grabadora de bolsillo?”

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Esa sensación de irrealidad, de entrada en una fantasía es expuesta de dos formas distintas, en una primera instancia con el uso de la “transformación” como subversión de la identidad de la persona, alguno de los protagonistas se transforma en algo totalmente distinto, que puede ser humano…

“-¡Ostias! ¿De verdad no me reconoces?
-De verdad. No te reconozco.
-¡Pero si soy Paul! Y este de aquí es Alex… -detrás de su espalda emergió otro sujeto deslucido. Era un vejete de pelo cano y ojos pequeños y supurantes.
-Alex –Paul disparaba las palabras atragantándose-, fíjate, ¡no nos reconoce!

El viejo se acercó más y, en silencio, clavó su mirada en mí. Vi que uno de sus ojos estaba completamente cubierto con una gran tela azulada.

-Un metamorfoseado, sé de qué hablo. Vámonos de aquí. Coudert ya no existe.
-¿Qué os pasa? ¿Es que es os ha ido la pinza a los dos? Si este tío no es Coudert, ¿quién es?”

. Pero también puede ser animal, por ejemplo, una araña:

“-Deja de gritar –dice-. Y ayúdame a buscar. Hay que matarla. Me da que es venenosa. Por el aspecto…

Con mis últimas fuerzas me muevo siguiendo la pared y me escapo del cibercafé. Ya no puedo regresar a mi telaraña, allí me encontrarían. Por eso me dirijo a la bodega.

Una de las patas se me desprende mientras me arrastro. No sé cómo, pero aun así logro llegar al lugar donde me dispongo a morir. Me paro y mi cuerpo, por sí solo, se las apaña para darse la vuelta y quedarse panza arriba. Estoy tumbado de espaldas, mis patas se agitan convulsivamente, se trenzan y destrenzan, pero ya cada vez más despacio. Poco a poco dejo de sentir el dolor y me hundo en una oscuridad fría, pegajosa.”

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El otro medio es, nuevamente, el manejo de la distopía, en este caso a través de ese lugar homónimo al título de la novela:

“-¿A dónde? ¿A dónde tenemos que ir? –creo que yo hablaba igual.
-Al refugio.
-Pero no sé dónde está.
-En Rusia. Tienes que volver a Rusia.
-¿Y cómo encontraré el Refugio?
-Tres Nueve –dijo y sonrió mientras seguía con los ojos bien abiertos y fijos en el vacío-. Esa es la dirección: 3/9. El Refugio Tres Novenos.

Dijo algo más, pero ya no pude enterarme. Embravecido, transformado en un enorme borrón oscuro, el bosque empezó a empujarme fuera; el sendero bajo mis pies se derritió de repente, se volvió líquido, se convirtió en un torrente sucio y ese torrente me atrapó y me arrastró hacia abajo, hacia arriba, en todas las direcciones a la vez, al exterior…”

La diferencia fundamental es que, en esta ocasión, la rusa utiliza el folklore vernáculo como elemento diferenciador que da color a un tipo de narración que se aleja de lo real para entrar directamente en el mito, resaltando el carácter popular de la historia en contraposición con la realidad más dura controlada por el estado. Esta reafirmación de lo popular lleva consigo un refuerzo del carácter nacional en contra de las injerencias de los que les gobiernan y sirve para dar más contraste al tipo de historia que nos está presentando:

“…El agua vuelve a ennegrecerse y la voz me dice:

-Esa fue tu primera pregunta. Haz la segunda.
-¿Dónde estoy?
-Diferentes pueblos lo llaman de diferentes formas. Pero, sin entrar a fondo.. El puente en el que ahora estás –y vas a estar mucho tiempo-, se llama Kalinov. Y el río en el que acabas de bañarte es el Smoródina. Para ser más exactos, el Smoródina Negro. Es un río de aguas muertas. Separa dos orillas: Yav, la Realidad, y Nav, el Más Allá. Así se llama nuestra geografía… Así que, tenga la bondad. Aquí es donde vas a esperar. Esta fue tu segunda pregunta. Te queda la última.
-¿Qué voy a esperar?
-Vas a esperar a que llegue tu marido. Y después iréis juntos al Refugio. Es lo que quiere el Niño. Y mientras, aquí no van a dejar que te aburras… Van a entretenerte, bueno, y a asustarte un poco.
-¿Vas a durar mucho?
-Ya has hecho tus tres preguntas. Pero.. así sea, responderé también a esta. Poco o mucho, depende de qué lado lo mires. Desde el lado de Yav, es mucho. En el lado de Nav el tiempo se mueve de otra manera. Aquí todo es ahora. Ahora simplemente.”

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Sin embargo, lo que tendría que ser una fábula, un cuento de hadas con su final feliz, en las enrevesadas manos de Starobinets se convierte en una pesadilla; todo se convierte en algo terrorífico por la incapacidad de los personajes de superar una situación establecida. ¿Vale la pena contar todo y así rebelarse contra ella? Pues a lo mejor no, quizá, como en la realidad, debamos permanecer engañados para no complicar las cosas. El verdadero terror de Anna, presente en todos sus libros, es que la realidad, esa realidad en la que estamos coaccionados y a merced de los poderosos que nos maltratan, siempre supere a la ficción.

“-No, no, espera. ¿Y si… si se lo cuento todo?
-¿Cómo? Perdona, pero creo que no te he oído.
-Si-yo-les-cuento-todo –recalcó Masha.
-Si les cuentas todo –respondió Aquel tranquilamente-, tendremos aquí un infierno en miniatura. Escándalos, ataques de histeria, de pánico, lloros y mutilaciones autoinfligidas. Y la eternidad que puede –subrayo: puede- que nos aguarde, la vamos a pasar de muy mala manera… Entre ataques de histeria y de pánico. ¿No será mejor que todos estén de buen humor?”

Los textos provienen de la traducción de Marta Sánchez-Nieves Fernández de Refugio 3/9 de Anna Starobinets para Ediciones Nevsky.

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Убежище 3/9

Año: 2015
Lo real y lo imaginario conviven en un cóctel explosivo donde los límites son cada vez más difusos.
Editorial: Editorial: Ediciones Nevsky
Autor: Autora: Anna Starobinets