HBO estrena el 24 de enero un documental, Beware the Slenderman, sobre uno de los crímenes más comentados de los últimos años: el intento de asesinato de Payton Leutner, de 12 años, a manos de sus dos mejores amigas. La motivación tras el suceso era tan escalofriante como el mismo: complacer a Slenderman, una figura imaginaria de internet.
Todos los medios recogieron de una forma u otra el caso de Anissa Weier y Morgan Geyser durante 2014. La noticia tenía todos los elementos para conseguir el click fácil que tantas páginas buscan sin descanso: dos niñas criminales, un intento de asesinato y una motivación tan llamativa que rápidamente consiguió convertirse en el centro del espectáculo. Y es que la razón que Weier y Geyser esgrimieron como excusa para apuñalar 19 veces a una de sus amigas fue que Slenderman, un meme popular en internet, se lo había ordenado.
Como parece evidente una vez se mira el caso más a fondo, Slenderman no es aquí más que una anécdota. Weir, con su carácter fantasioso y Geyser, con su todavía no diagnosticada esquizofrenia, formaban un dúo peligroso cuyas personalidades se retroalimentaban. Su caso no es único y recuerda al de Pauline Parker y Juliet Hulme, cuya historia fue recogida en la cinta de Peter Jackson Criaturas celestiales (1994).
A pesar de que es el componente anedótico del caso, es el que Irene Taylor Brosky ha escogido para titular su documental para HBO, y pese al amarillismo que sugiere este título, el producto final sigue en la línea de calidad a la que la cadena nos tiene acostumbrados.

Anissa Weier a la izquierda y Morgan Geyser a la derecha
Beware the Slenderman se compone de tres narrativas a las que presta desigual atención a lo largo de sus dos horas de duración. La primera, la más sólida, interesante y mejor documentada, se la dedica a Weier, Geyser y las familias de ambas. Mediante entrevistas, vídeos caseros y fotos familiares; el documental nos presenta a dos niñas con las que es muy sencillo llegar a identificarse sin, por ello, restar importancia en ningún momento al horrible crimen que ambas cometieron. Los vídeos de las entrevistas policiales, de los cuales salieron la mayoría de las “declaraciones escalofriantes” que los periódicos no se cansaban de remarcar, son aquí puestos en contexto mediante las declaraciones que los psicólogos que las trataron realizaron para los varios juicios preliminares del caso.
Desde ese punto de vista es imposible no destacar la sinceridad y honestidad con la que se expresan las familias, especialmente la madre de Morgan Geyser, que pone en evidencia el buen trabajo de la directora a la hora de crear un entorno seguro donde no era necesario forzar preguntas y respuestas para buscar polémica. La esquizofrenia de Geyser está tratada también con una impecable profesionalidad. Mientras que se explica por qué es una de las claves del caso, se mantiene en todo momento la intención de no criminalizar de ninguna manera las enfermedades mentales.

Fan-art del meme Slenderman.
El segundo de los temas abordados es el de Slenderman como personaje de ficción: dónde surgió, qué simboliza y cómo se ha extendido y hecho popular. Quizás las personas menos interesadas en la cultura de internet puedan encontrar interesante e informativa esta compilación de fanarts y videos de Youtube expuestos sólo con reflexiones superficiales de algunos usuarios de Creepypasta, la web en donde se viralizó Slenderman. No obstante, para todo el que conozca un poco la historia, estos minutos parecen vacíos y suponen una ruptura de calidad demasiado brusca con respecto a todo lo que se nos ha mostrado antes.
El que podríamos considerar el tercer tema abordado por el documental adolece de los mismos problemas: el nacimiento de los mitos y las creencias y cómo estos nos afectan en nuestra vida parece en un primer momento uno de los enfoques más inteligentes con los que podemos acercarnos a este caso. Sin embargo, Beware the Slenderman lo aborda de una manera chapucera, obvia y, lo que es peor, procurando en todo momento no molestar.
Usando como introducción la fe de los niños en Papá Noel, una serie de invitados -entre los que destaca un Richard Dawkins que no parece tener nada que aportar- hablan del origen de las leyendas fallando luego en su intento de conectar estas con el funcionamiento y las modas de internet. Se menciona, aunque sólo de pasada, un tema fundamental; la cuestión de si los niños son totalmente capaces de separar realidad y ficción, lo que en esta situación marcaría la diferencia entre unas asesinas despiadadas y unas niñas absorbidas por sus fantasías.
La falta de ritmo del documental se evidencia de forma especial cuando llegamos a su abrupto final. Mientras que perdemos el tiempo hablando de un hombre alto y delgado, evidentemente imaginario, los últimos minutos dedicados al futuro juicio de las muchachas se hacen insuficientes y confusos. La decisión final del juez parece desestimar todo lo que se ha presentado con anterioridad al espectador, que se queda sin una conclusión con la que atar todas las ideas presentadas.
Beware de Slenderman es en el fondo un buen documental que hubiera ganado mucho con una buena reducción de metraje y un tiempo más largo de producción. Con más concreción y respuestas y menos vídeos y fanarts.
Pregunta: ¿Se pueden publicar los nombres y las fotos de estas dos niñas, que son menores, por culpables que sean?
Hola, Juan! la ley de protección de datos no es igual en España que en Estados Unidos, allí, en bastantes estados, las fotos de las fichas policiales pueden publicarse sin problemas independientemente de la edad.
Estas imágenes en concreto son las fotos que la policía cedió a la prensa tras la detención, son públicas. Además de esto, como comento en el artículo, en el documental aparecen tanto ellas como sus familias y sus hogares, no es información sensible.
Un saludo y gracias por comentar.