[Crítica] ‘Jimmy Corrigan, el chico más listo del mundo’ – El legado de Chris Ware

La obra más importante del Americano Chris Ware, recién reeditada en España, es el tebeo que más interés ha generado dentro del mundo del cómic desde Maus (1980) de Art Spiegelman, extendiéndose su influencia fuera de los límites del propio universo de la historieta o la ilustración.

Jimmy Corrigan sigue siendo único. Sus propuestas enraizadas en autores clásicos, su yuxtaposición de literatura e ilustración y su minuciosa composición de espacios arquitectónicos de calibrada perspectiva convierten esta novela gráfica de Chris Ware en objeto de estudios e investigaciones constantes, a la espera de una valoración justa de su importancia en el cambio de la industria y de la percepción general de la novela gráfica.

La historia que cuenta Jimmy Corrigan puede resumirse en pocas líneas. Un hombre de mediana edad, oprimido por una madre tiránica y un trabajo basura, que fantasea con una relación romántica con su cartera, sale de Chicago para encontrarse con su padre, el mismo que le abandonó de pequeño, tras un viaje de desastres tragicómicos. Sencillo y algo melodramático, es un argumento que podría contarse en muchas menos páginas que las 380 que conforman este gran volumen. A través de un variado torrente de engranajes de técnica visual, Ware desgrana los secretos de la madurez entendida como un proceso de dolor, dominado por el surrealismo del día a día de una vida ordinaria, el pesimismo latente que contrasta con la imaginación y múltiples vías de expresión que ofrece su detallado y constantemente cambiante sistema narrativo.

Jimmy-Corrigan-1

Jimmy Corrigan no fue editado como obra completa hasta el año 2000. A pesar de haber sido editada por Fantagraphics como tiras para la revista The Acme Novelty Library (1993-) durante los noventa, la compilación como obra absoluta llegó en un punto de bisagra para la historia del cómic. Chris Ware venía de la mano de una generación brillante que cambió el cómic alternativo en los ochenta y noventa. Burns, Jaime y Gilbert Hernandez, Seth, Bagge, Lynda Barry Clowes transformaron el panorama independiente sacándolo un poco del ghetto del underground donde Shelton, Crumb, Pekar, Spiegelman o Kim Deitch llevaron al medio, en un terreno dónde se demostró, por primera vez, que las viñetas también podían abrazar temas adultos.

El estilo es puro Ware, una evolución de la línea clara de Hergé con un olfato de maquetación más moderno y una dedicación a la hora de planificar cada página muy deudora de Little Nemo in Slumberland (1905-1911). En cada secuencia se adivina de un solo vistazo su adoración por otros autores clásicos de tiras y planchas de prensa estadounidenses de principio del siglo XX como George Herriman. La limpieza del dibujo desemboca en un trabajo pulcro, minucioso y que converge con postulados de diseño gráfico y comunicación visual. El dibujante presta atención a la historia pero la supedita a las leyes de percepción de la Gestalt, jugando con la composición hasta lograr una proporción armoniosa que eleva el momento por el que pasa el personaje en ese punto preciso de la escena. El resultado genera una complejidad que va más allá de los sentimientos o de la propia historia, convirtiéndose casi en un tratado sobre narrativa. Utilizando repeticiones, tartamudeos, frases incompletas o directamente ningún diálogo, se ralentizan ciertos momentos y recalcan que no sólo, o no todo el lenguaje en Jimmy Corrigan es comunicación.

Jimmy-Corrigan-3

El estilo retro choca con la experimentación de nuevas vías para el medio. A lo largo de todo el trabajo se aprecia una discusión sobre el propio peso del cómic y el estatus que vivía en aquel momento. Afronta el conflicto de una manera sutil mediante un reflejo paródico de la figura del superhéroe con la del padre ausente. La analogía, patente en la figura paterna del propio Ware, expone las entrañas de su vida en forma de personaje causante de una tensión paralela al mundo del cómic y su relación con la ficción superheroica. Para Ware, la presión del héroe, como motivo primigenio, sería la figura de un padre frente al resto del cómic, que se muestra incapaz de salir de los cauces que los dogmas del clasicismo y los lectores han creado a su alrededor. Ware y Corrigan son la propia indefinición, el medio inmaduro que trata, titubeante, de huir y llegar a otro tipo de historias. Al final, el propio tomo se muestra como revulsivo de un estilo en vías de extinción (Corrigan disfrazado de Superman, cayendo por su propio peso).

Hoy, quince años después de la compilación final de Jimmy Corrigan, todavía es pronto para evaluar su importancia verdadera pero está claro que, como la obra más valorada y premiada de la carrera de Ware, es un peldaño inmenso en la aceptación crítica del noveno arte. No es que no existieran novelas gráficas como Contrato con Dios (1978) antes de Maus, es que no se conocían, aceptaban y documentaban como era debido. Jimmy Corrigan satiriza su condición de “Novela gráfica” y la propia definición de la misma, su carácter y estatus de obra literaria per sé llegándose a comparar con un niño del tercer mundo al que la literatura hubiera adoptado por pena. Curiosamente, la propia obra ganaría el American Book Award y Guardian First book price en 2001, la primera vez que un cómic fue juzgado frente a una obra literaria como igual y acabó siendo considerado superior. Después vendrían los estudios universitarios, libros de análisis y muestras en museos. Ware ya no era autor de la pandilla de Eisner, Spiegelman o Moore, ahora las comparaciones eran con Joyce, Kafka, Faulkner o Beckett.

Por qué es importante Jimmy Corrigan

jimmy

La importancia de Jimmy Corrigan se aprecia, en primer lugar, en el desarrollo de la propia obra posterior del autor, que comienza a publicar él mismo The Acme Novelty Library, donde desarrollará Rusty Brown (2005-), con las mismas obsesiones sobre la vida del hombre americano medio; solitarios cuyas experiencias traumáticas de la niñez moldean adultos disfuncionales con heridas. Ware continúa con temáticas difíciles como la soledad, la alienación, la pérdida de la humanidad, el abandono, la falta de comunicación, la incomprensión o la inseguridad. Por otra parte, el volumen, editado anacrónicamente como antiguas tiras, en posición horizontal, es el primer paso de la concepción de Ware del libro como objeto, como juego, como ente con vida propia. Su experimentación traspasaría ya el formato, llegando al punto de reinventar la rueda con Fabricar historias (2014), un libro con una colección de cuadernos, tiras y pliegos que lo asemejan a una caja de souvenirs completamente imprevisible. Convierte el póster en viñeta y la portada en póster, funde la imagen y ésta actúa como texto, simplifica el dibujo y lo convierte prácticamente en un simple signo.

Toda esta inventiva no llevó a una revolución de la noche a la mañana. Obras maduras y sus adaptaciones al cine como Ghost World (2001) o American Splendor (2003) crean un caldo de cultivo en el que la novela grafica “alterativa” rompe barreras y el mercado se hace más esponjoso. Nuevas técnicas de impresión permiten que autores sigan la estela de Corrigan. Por ejemplo, uno de los saltos imprevistos fue el uso masivo del color en todas las páginas. Aquello también significaba un golpe en la mesa frente a la marginalidad de un estilo, el underground, que nace como una parcela de fanzines bien editados. El blanco y negro y las tramas era lo máximo a lo que la mayoría podían aspirar. Si bien la serie Odio (1990-2011), fue la primera en tomar esa ruta, no fue hasta la salida de Jimmy Corrigan que colegas como Daniel Clowes o Charles Burns decidieran plantear sus obras como grandes tomos a todo color.

jimmi-corrgan4

En el caso de Clowes, también coincide en ciertos núcleos temáticos, como su retrato de personalidades aisladas o su disgresión sobre la categoría de dibujante de cómic por encima o por debajo de otros tipo de arte. Pero es más palpable aún en la experimentación con el propio estilo y los formatos que llevara a cabo Clowes a partir de Jimmy Corrigan, llegando incluso a publicar en formato horizontal Ice Heaven (2005) o Mr Wonderful (2011), o utilizar distintos estilos en una misma obra, como había hecho previamente Ware, en Wilson (2010). Otros consagrados como Tomine hacen lo propio en su Intrusos (2015), con una colección de distintas formas de dibujar adaptadas a cada episodio. Incluso Seth, que ya había publicado obras convergentes al espíritu de Ware, recogía la influencia de vuelta en su magistral George Sprott (2009).

El impacto de Jimmy Corrigan también incide en el concepto de cómic como libro. Hay que tener en cuenta que en los 2000, por primera vez, algunas novela gráficas recibieron críticas en el New York Times, y sus autores, por primera vez, firmaron en tiendas de libros de nivel nacional, no sólo en librerías especializadas. El origen de la perdurabilidad pasó por evitar el concepto de cómic serializado: de periodicidad mensual pasa a objeto en sí, algo regalable o incluso decorativo. La intelectualización masiva del medio causada por la obra de Ware también rebotó en su vertiente menos comercial, el valor del formato físico ayudó a un renacimiento del fanzine como obra de arte. Tiradas limitadas cuidadas al detalle, sistemas de impresión artesanales como nueva tendencia, planchas de tinta y productos artesanales con formatos heterogéneos y locos. La explosión, por poner un ejemplo de expansión en los 2000, hace que España acoja el nacimiento de Astiberri o Ponent Mon frente a La Cúpula o La Factoría, que eran los únicos que se atrevían con autores alternativos.

Jimmy-Corrigan-5

A un nivel más específico, a lo largo de estos quince años se ha abierto la puerta a que obras como Persépolis (2000-2003) se adapten al cine y sean obras a considerar ya no sólo por críticos, sino por el consumidor medio, que empieza a descubrir a Joe Sacco o enfrentarse a una obra tan mamotrética y profundamente emocional como Blankets (2003) de Craig Thomson. A un nivel más profundo, en cuanto a temas, estilo de dibujo y recursos narrativos, la influencia de Jimmy Corrigan es incalculable. Dada la expansión del mercado, son cada vez más los autores independientes los que logran publicar y en todos ellos se puede seguir cierto rastro de Ware. Algunos ejemplos temáticos claros, en este caso la exploración de la paternidad extraña desde la catarsis, como Fun Home. Una familia tragicómica (2006) de Alison Bedchel también alcanzaron la recepción crítica de prestigio. Un veterano en otro tipo de cómics, David Mazzucchelli, pareció ver la luz con la experimentación de Ware e hizo lo propio con los colores de su surrealista Asterios Polyp (2009). Otro ejemplo del impacto de la radicalidad de los formatos y su interrelación con el contenido e incluso la tendencia en el diseño y tipografías se sigue en el gran Pinnochio (2008) de Winshluss.

El impacto personal en otros autores como Dash Shaw, Paul Hornschemeier, Anders Nilsen, David Heatley, Kate Beaton o Gabrielle Bell es una pequeña muestra residual de los nuevos nombres que llevan el sello Jimmy Corrigan en su ADN, ya sea por su voluntad de simplificar en lo formal, o bien por su trazo, por la forma de maquetar y colocar sus viñetas. Ya en el viejo continente, podemos seguir el rastro de Ware, por ejemplo, en Píldoras azules (2001) de Freederik Peeters. No son pocos los autores españoles que adoran al autor, siendo Max uno de sus mayores estudiosos, como se puede apreciar en su Bardín el Superrealista (1997) o en los inconfundibles estilos limpios y ordenados de Alex Fito o Manuel Bartual. Incluso se observa su huella en autores como Ágreda o el mismo Paco Roca, que han sabido sortear el corpus visual del americano, sin quedarse en la superficie, para entender el valor principal que ofrece: la inmensa capacidad del tebeo como herramienta y medio para contar historias.

Jimmy-Corrigan-6

¿Te ha gustado este artículo? Puedes colaborar con Canino en nuestro Patreon. Ayúdanos a seguir creciendo.

Publicidad

Jimmy Corrigan, the smartest kid on Earth

Año: 2001
Estudio psicológico sobre la soledad y la ausencia a través de un hombre americano de mediana edad bajo el prisma de cómic autoevaluado como método para llegar a desarrollar historias adultas y profundas.
Editorial: Edita: Reservoir Books
Autor: Autor: Chris Ware