Hay cosas que la ficción puede retratar con mucha más astucia que el ensayo. Ese es el caso de los movimientos sociales polimorfos como el 15M o la primavera árabe, donde no existe un claro componente político clásico. Y para demostrarlo, J.M. Sala ha escrito una novela corta que, a través de la ficción, arroja luz sobre estos temas: Retiro infinito.
Existen infinidad de historias que nos tocan de cerca y, sin embargo, no estamos contando. Eventos históricos, lugares familiares y personas interesantes. Cosas que, dada la masiva proliferación de la ficción anglosajona, nos suenan demasiado castizas como para ser narradas. Pero eso no es cierto. Todo merece ser contado. Y nuestras historias, si no las contamos nosotros, es muy difícil que vengan a hacerlo los demás.
La novela corta de J.M. Sala Retiro infinito, editada en 2018 por Cerbero, es una historia sobre España. Sobre el 15M, sobre las circunstancias políticas del país, sobre el uso que se da a la Historia desde las instituciones públicas. Incluido en lo que respecta a la televisión. Porque todo gira en torno a esa idea: cómo, a la ocupación del parque de El Retiro de Madrid durante años, una infinidad de relatos yuxtapuestos se van desentrañando en una noche como otra cualquiera.
Esa es la base de esta novela. Cómo cualquier evento de gran calado político-social puede ser interpretado de muchas maneras diferentes, según la perspectiva que asumamos. Ahí tenemos el caso de los chalecos amarillos, donde nadie ha sabido ponerse de acuerdo si son fascistas o son de izquierdas. Qué representan. Qué hacen. Y es así porque en esta clase de movimientos existe una polaridad de ideas, de visiones y perspectivas que J.M. Sala, en Retiro infinito, retrata con mano maestra.
Para conseguir eso se vale de una técnica que roza el fragmentarismo. Saltando de un personaje a otro, de un lugar del Retiro a otro, todo ocurre en una única noche, que ni siquiera es una noche especial. Cualquier noche. De ese modo, haciendo que todo se conecte a través de saltos en el espacio, en el tiempo, entre personajes con, generalmente, interesantes cortes, muchas veces in media res, nos consigue dar una perspectiva totalizadora del movimiento sin darnos respuestas. Consigue hacer un retrato sin pretender sentar cátedra sobre su significado.
Por desgracia, esa ambición no llega sin un precio. Al no haber un protagonista o un conflicto bien definido, el interés del lector puede flaquear ante la falta de implicación emocional. A fin de cuentas, las acciones e ideas de los personajes quedan desdibujadas en favor de un retrato general del movimiento Retiro Infinito, sacrificando así la conexión más humana en favor de un retrato más intelectual que, difícilmente, se podría haber conseguido en tan pocas páginas por otro medio que no fuera la ficción.
Eso es lo que hace interesante a Retiro Infinito. Que es un retrato de todos esos movimientos políticos amorfos, inexplicables, como el 15M, los chalecos amarillos o la primavera árabe, que se resisten a ser explicados por las teorías de politólogos y sociólogos. Algo que sólo la ficción ha sabido plasmar.
Y que, en este caso, es una historia puramente española. Un sabor netamente madrileño. Esa clase de historias que, aun teniendo un interés universal por su tema, tienen una forma puramente local, al elegir contar aquello que sólo podría ocurrir, de ese modo, en el lugar que mejor conoce su autor.