Es raro, muy raro, encontrar libros de nivel sobre cultura pop en España: o se habla de segunda -o incluso tercera- mano o acaban siendo indescifrables papers de alguna universidad barcelonesa para disfrute y jolgorio de gente con rostros avinagrados y jersey de cuello cisne. No es el caso de los libros del antropólogo Iñaki Domínguez, que desde su excelente Sociología del moderneo ha conseguido postularse como una de las pocas luminarias de la llamada “baja cultura” aquí.
Este libro no supone, en ningún caso, una continuación de su anterior trabajo, mucho más sistemático, sino un cajón de sastre de biografía de figuras alternativas, casi siempre relacionadas con la cultura norteamericana, de los años treinta a los setenta. Muchos de los nombres, Phil Spector o Charles Manson, son comodines para el joven moderno, parafraseando el primer libro de Domínguez, pero otros son mucho menos conocidos como Huey P. Newton o Jay Adams. Aunque algunas elecciones resultan discutibles (no parece que Arthur Lee -fundador del grupo angelino Love– sea más paradigmático que el verdadero Dr. Feelgood del tiempo de Timothy Leary) en conjunto resultan en un pandemonio interesante de vidas desgraciadas; geniales aún trágicas.
El aparato de fuentes puede resultar en un libro difuso. De hecho, parece que ha sido reducido para hacerlo más legible, pero esto queda compensado por los brillantes insertos filosóficos del autor en cada biografía. Allí analiza a cada personaje a través de la antropología, psicoanálisis y sociología, enlazando cada tipo con su entorno social; un elemento clave y que da bastantes respuestas a ciertos comportamientos (en ese sentido, por ejemplo, es inentendible el skater Jay Adams sin la reconstrucción social de la California de los años setenta). Estos trozos, que alcanzan niveles de talento poco vistos -especialmente en los líderes negros como Huey P. Newton o Stanley «Tookie» Williams-, son de una gran erudición y resultan heterodoxos al tener muchos de ellos justificación junguiana.
Así el uso de la “escuela herética” del psicoanálisis, aquella de Carl Gustav Jung, resulta fértil para analizar las implicaciones sociales de cada biografía. El uso del arquetipo, muy fino en el caso de Charles Manson y su actividad sectaria, parece dar más respuestas que una acumulación de datos al uso sobre los orígenes del personaje, ya resabidos y resabiados.
Un libro interesante, que se desmerece un poco por ciertas erratas en los nombres, y que sin duda flota en ese mar de mediocridad que suelen ser los libros sobre cultura popular en España.