Un estudio publicado recientemente en American Psychologist mostraba que los videojuegos podían ser una forma barata y efectiva de aliviar diferentes problemas mentales. Nada que no supiéramos ya, pero recogía otro dato interesante: no solo los juegos complejos conseguían esas sensaciones, sino que los productos más simples y cortos pueden producir el mismo efecto. Y en este grupo entra The Average Everyday Adventures of Samantha Browne.
Una de las partes más terroríficas de la ansiedad es que puede llegar en cualquier momento y en cualquier circunstancia: en una habitación llena de gente, completamente sola, durante una tarea habitual, interactuando con un desconocido… Realizar una actividad corriente, como hacer una llamada o rellenar un documento se convierte en un infierno de sudores fríos, nervios agarrados al estómago y preocupaciones que acribillan la concentración. En The Average Everyday Adventures of Samantha Browne “solo” tenemos que ayudar a Sam a hacerse la cena. Parece fácil, pero para ella (y otros muchos) es un mundo.
Los ansiosos solemos pensar en la peor de las posibilidades, la multiplicamos por mil y le damos vueltas hasta que nada de eso sucede y nos sentimos tontos por pensar siempre en negativo. Suena complicado porque lo es. Un momento tan cotidiano, como es el de salir a una zona común de la residencia de estudiantes a prepararse algo de comer, es una pesadilla para Sam. En los primeros segundos de juego aparece la primera duda: ¿le cuento a este amigo de internet que no quiero ir a la cocina porque no quiero encontrarme con nadie y por la serie de catastróficas desdichas que podrían suceder en esos metros de distancia para que piense que soy un bicho raro y posiblemente morir después de explicárselo… o me invento una excusa que suene más racional? En la vida diaria, a veces es más fácil decir que no tienes hambre.
En la piel de Samantha, te enfrentarás a una serie de decisiones que pueden resultarte o no familiares, pero sobre las que tendrás que poner un cuidado especial. Este juego se propone transmitir el terror de abandonar la seguridad de un espacio personal y salir a otro, desconocido, que incluye otros múltiples peligros (como un microondas que hace mucho ruido, una taza demasiado caliente o incluso personas, con sus miradas penetrantes y sus juicios sobre ti y). Y funciona. Tratando este estado mental, la decisión de convertir las aventuras de Sam en una toma de decisiones binaria es muy efectiva: tengo que elegir entre “sí” o “no”, aunque todavía esté barajando otras veinte desgracias peores. Para mí es una forma de alivio, y los otros recibirán esa angustia, esa presión y ese agobio con el que solemos movernos.
Me encantaría ver una versión más larga y elaborada de este juego. Ya tenemos aquí muchos trabajos que ayudan a bloquear los efectos de un trauma o que alivian los síntomas de depresión; otros muchos solo están esperando una colaboración entre la industria y los profesionales de la salud para llevar estos juegos a los pacientes. Hasta entonces, y hasta que recuerdas que el mundo normalmente no es tan, tan horrible como te imaginas, y asumes que las chicas con las que te has cruzado ni se habrán percatado de tu presencia, solo te queda respirar hondo. Y mañana será otra batalla. Baby steps, que dicen.
The Average Everyday Adventures Of Samantha Brown es gratuito, está disponible en Steam y dura menos de 15 minutos. El artículo de American Psychiologist arriba citado se encuentra aquí.