El director noruego con el nombre más cool, Roar Uthaug, logra sacar del píxel al celuloide a una nueva y convincente Lara Croft gracias a un cuidado diseño de las escenas de acción y un ritmo sin respiro. Gran parte del mérito es de una vigorosa Alicia Vikander, que logra redondear a una carismática heredera millennial de Indiana Jones a través de una gymkana selvática de acertijos, plataformas y parkour forestal.