¡Iä casitas de plástico! ¡Iä billetes de papelillo! ¡Iä a la cárcel sin pasar por la salida! ¡Iä! ¡Iä! En el juego de tablero más veterano y financiero, la creación por excelencia de H. P. Lovecraft especula soñando.
Creado en 1903 (por la diseñadora Lizzie J. Phillips), Monopoly nació como The Landlord’s Game, un juego diseñado a aleccionar a los jóvenes sobre los males del capitalismo. Y consiguió ser todo lo contrario: una orgía de especulación financiera merced a la cual todos hemos traicionado, estafado y engañado por quítame allá un título de propiedad o una casita de plástico. De la misma manera, H. P. Lovecraft concibió sus Mitos de Cthulhu como una forma de desahogar sus revolucionarias nociones sobre el terror (y echarse unas risas con los amigos) sin imaginar que los Primigenios, los Hongos de Yuggoth y demás familia acabarían siendo emblema y estandarte para varias generaciones de nerds. Así pues, el concúbito entre el juego financiero de tablero y los seres aberrantes con tentáculos resulta menos antinatural de lo que parece: gracias a Entertainment Earth, todo sectario puede disfrutar desde ahora de un Monopoly Cthulhu con el que jugarse la cordura.
A falta de más detalles sobre la blasfema creación, vemos que al juego no le falta de nada: un tablero lleno de vicosidades primordiales, los tradicionales billetes de papelillo y fichas entre las que, pese al reducido tamaño de la imagen, podemos identificar con formas tan lovecraftianas como un ejemplar del Necronomicón y el mismísimo Gran Antiguo en persona. Entertainment Earth también ha lanzado una versión cthulhizada del Yahtzee, un popular juego de dados conocido como ‘Generala’ en algunos países hispanoparlantes, con un trabajado cubilete a semejanza del ente primordial. Porque, cuando uno se pasa las eternidades en la sumergida ciudad-cadáver de R’lyeh hasta que las estrellas regresen a su posición correcta, se agradece tener medios para distraerse un poco.
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