Cuando Jimi Hendrix conquistó Yakutia

El guitarrista más influyente de la historia del rock tenía una pasión oculta que pocos conocen y casi nadie se imagina: además de romper tímpanos y batir récords de fornicio y toxicomanía, Hendrix pasa por ser uno de los mejores jugadores de Risk de todos los tiempos.

Han pasado 45 años desde su muerte, y aún le echamos de menos: guitarrista insuperable y compositor de enorme mérito, así como estupendo productor y arreglista, Jimi Hendrix hubiera cumplido hoy 75 años de feedback, psicodelia y blues espaciotemporal. Así pues, en CANINO hemos decidido rendirle un homenaje en condiciones, pero ¿cómo? ¿Haciendo una lista con las 500 mejores versiones de Little Wing? Pues va a ser que no: aquí recordaremos al gran zurdo de Seattle rememorando su gran pasión oculta, una a la que dedicó horas incontables y en la que, según dicen, era invencible. Y no nos referimos al fornicio con sus ‘damas eléctricas’ (¿de dónde creían que venía lo de Electric Ladyland?) ni a los récords de consumo de LSD durante el festival de Woodstock. Hablamos de su faceta como imbatible, insuperable jugador de Risk.

En realidad, la afición de Hendrix por los juegos de tablero era amplia y diversa: se trata de una costumbre que le venía de pequeño, y que cultivó durante sus primeros días de estancia en Londres tras viajar allí invitado por Chas Chandler, bajista de The Animals. Mientras reunía a los miembros de su banda, The Jimi Hendrix Experience, y ensayaba para esos conciertos que habrían de ponerle a Eric Clapton las gónadas por corbata, Jimi pasó muchas horas en el piso que compartía con su pareja de entonces, la modelo y DJ Kathy Etchingham, dándole al Monopoly y al Risk como si no hubiese un mañana.

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Al parecer, fue el juego de estrategia más jugado de todos los tiempos el que se ganó su corazón de jugón. El tablero solía acompañarle durante sus giras, y, como sus compas Noel Redding Mitch Mitchell también le tenían gustillo a la cosa, el trío mataba los ratos de aburrimiento entre concierto y concierto tirando dados y lanzando asaltos rockeros contra Yakutia, Kamchatka y el Territorio del Noroeste. El testimonio más impactante llega de boca de Graham Nash, primero miembro de los Hollies y después el «Nash» de Crosby, Stills, Nash & Young. El compañero de David, Stephen y Neil ratifica los talentos de Hendrix para jugar al Risk, calificándolo de absolutamente invencible. Pero es que además, insiste, muchas de sus victorias tuvieron lugar con dietilamidas en el cuerpo. «Jimi solía jugar al ‘Risk’ puesto de ácido, pero ni aun así tenías una oportunidad de ganarle», afirma.

De este modo, la prematura muerte de Hendrix no sólo privó al mundo de uno de sus talentos musicales más insignes, sino también de un riskómano al que no se le resistía ninguna carta de misión. Recordemos, por otra parte, que el juego fue inventado por otro genio que murió joven: hablamos del cineasta francés Albert Lamorisse, autor del tremendo cortometraje El globo rojo (1956),que creó el Risk (con el nombre de ‘La conquista del mundo’) durante un día lluvioso de excursión, para entretener a sus hijos usando un mapamundi, unos dados y unas cuantas fichas. Lamorisse murió en un accidente aéreo el 23 de junio de 1970, pocos meses antes de que Hendrix pasase a mejor vida en septiembre de ese mismo año. Ay, si hubieran llegado a conocerse…

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