Crítica – ‘Dark’: El drama de viajar en el tiempo

Si uno mezcla un dramón de pueblo pequeño que se enfrenta a la intromisión del crimen en sus tranquilas vidas (a lo Broadchurch o The Killing) con un giro entre lo sobrenatural y la ciencia ficción a uno le sale… Twin Peaks. Dado que por el momento Twin Peaks se ha ido para no volver (por desgracia), ¿nos vale para ocupar su hueco Dark, la nueva serie alemana de Netflix, o nos encontramos con un Lidl del misterio sobrenatural?

Dark ocupa pero no llena. Decía Carlito Brigante en la película de Brian de Palma Carlito’s Way (Atrapado por su Pasado) algo así como «si miras el suficiente tiempo atrás siempre vas a encontrar un motivo por el que alguien quiere matarte«. Supongo que este aforismo se puede llevar a un extremo más radical si tuviésemos la oportunidad de leer las líneas del tiempo. Si una virtud tiene clara Dark es la idea de tratar los lugares comunes de la soap opera mediante la trampa de los viajes en el tiempo. La sensación que deja es bastante desoladora: todos somos susceptibles de ser unos auténticos malnacidos, solo hay que alejarse lo suficiente en el tiempo para poder apreciarlo.




Dark trata sobre cómo un pueblo de Alemania se ve sacudido por la desaparición de dos menores. Este suceso aviva los recuerdos de la gente del lugar: hace 33 años sucedió exactamente lo mismo. ¿Se enfrentan a algún tipo de asesino en serie? ¿Por qué está pasando lo mismo? Para acabar de avivar la paranoia, aparece en el bosque un adolescente muerto y desfigurado que viste como si se hubiese escapado de los años ochenta. Como puede esperarse, todo pone al límite la estabilidad las relaciones entre los miembros de la comunidad.

Durante los diez capítulos de esta primera temporada la trama se enreda tanto que acaba por formarse gigantesco nudo gordiano que necesita una buena espada. Tiene más giros y sorpresas (algunas más previsibles que otras) que en las seis temporadas de Perdidos, como si la serie sufriese de horror vacui. Pese a esto la mayor parte de los acertijos quedan resueltos y solo el deseo de alargar la serie más allá de una única temporada hace que los flecos sueltos sean del todo innecesarios de recoger, incluida una secuencia final que solo pretende epatar.

Pese a que como historia sobre viajes en el tiempo no logra escapar de los tópicos del género (la anagnórisis y la paradoja), Dark se disfruta. Es cierto que se toma demasiado en serio a sí misma y el tono, en ocasiones, se pasa de grave en momentos que, de otro modo, no dejarían de ser situaciones bastante cotidianas. Si no existiese Alerta Cobra pensaríamos que los alemanes carecen de sentido del humor. Resulta muy molesto que la música esté constantemente subrayando la solemnidad del momento. También expone demasiada filosofía y ciencia de baratillo, aunque esto se le puede perdonar como dolores demasiado habituales en la ci-fi.

Aún con todas estas cosas, insisto, Dark es una serie que se disfruta mucho si se tiene especial gusto en las paradojas y los viajes en el tiempo. Los valores de producción son elevados y se agradece que no tome al espectador por idiota. Buena muestra de esto es la manera en la que retuerce la trama hasta la extenuación, siempre dentro de lo que se puede permitir una serie que aspira a las mayorías, claro. Al contrario que sus contrapartidas estadounidenses que tratan los mismos temas, Dark sí que sabe dejarnos algunas secuencias brutales. Y tiene unas cuantas.

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