Dice que los dadaístas serían sus colegas. Con un espíritu combativo, Antonio García Villarán busca en sus vídeos cambiar las cosas en la historia del arte, además de mostrar a sus espectadores facetas desconocidas la misma. La red es su herramienta; su propósito, enseñar y cuestionar. Entrevistamos al youtuber del arte.
Fotografía de cabecera de Fátima Ruíz
Cuando el gamer emigró a Twitch, Youtube quedó como un terreno baldío. Las políticas cambiaron, el formato se reformuló, el gusto mutó. De un tiempo a esta parte, muchas figuras de lo que en su día fue la Edad de Oro de la plataforma decidieron tomarse un descanso, temporal o permanente. Algunos por cansancio, otros por la presión. Sin embargo, en esta tierra de nadie, nuevas voces han sabido reinventar la fórmula, y lo que antes quedaba relegado a lo anecdótico ahora comparte primera plana con los grandes. Él define a este grupo como los “especialistas”, la nueva generación de creadores de contenido, en la que el mismo se enmarca.
Antonio García Villarán comenzó su andadura por Youtube hará casi dos años. Mientras otros hablaban de música, de cine, de literatura, o incluso de arquitectura, el sevillano quiso hablar de arte, su pasión y vocación, siempre con un enfoque divulgativo a la par que crítico. A día de hoy, la cifra de subscriptores de su canal supera los 350.000 y las visitas a cada una de sus disertaciones rara vez baja de las seis cifras, una popularidad que le ha brindado la oportunidad de acercar el arte a un nuevo tipo de público, a menudo reacio a esta clase de contenido.
Desde Sevilla, Antonio atiende a mis preguntas durante hora y media, y lo que empieza siendo una a priori rutinaria entrevista, pronto se torna en distendidas reflexiones sobre el arte contemporáneo, el mercado, el Arte con mayúsculas y algún que otro sinvergüenza como Damien Hirst, el artista-empresario. Menuda desgracia resulta tener que resumir.
CARLOS CAMPOY (CC): Doctor en Bellas Artes, profesor, escritor, artista y, ahora, youtuber. Un cambio algo drástico. ¿Cómo llega alguien como Antonio García Villarán de la academia a la pantalla?
ANTONIO GARCÍA VILLARÁN (AGV): Realmente, mi objetivo inicial era llegar a la facultad de Bellas Artes para cambiar las cosas. Siempre he creído, hasta ahora, que las cosas podían y deberían cambiarse desde dentro, pero una vez que estuve allí me di cuenta de que no. Me encontré con mucha burocracia y mucha gente a la que no le interesaba que la cosa cambiase. Y por otra parte, cuando me dedicaba a dar recitales de poesía y perfopoesía en escenarios, me di cuenta de lo complicado que resultaba llenar un escenario de 250 personas. A otras figuras muy admiradas del panorama, incluso de la música, les ocurría lo mismo. En cambio, vi en Youtube una plataforma para dar rienda suelta a mis ideas, para que la gente pudiera escucharlas (si quería) y generar opinión. Así que llegué a la conclusión de que Youtube podía ser una herramienta brutal y, efectivamente, lo está siendo.
CC: Jaime Altozano, Ter, tu mismo… Los nuevos creadores de contenido os estáis convirtiendo en auténticos referentes, aunque las instituciones y medios de comunicación no lo vean: la polémica exposición de Christian Gálvez o la omisión de tu nombre en el artículo sobre el reciente proyecto de Google en el Museo Mauritshuis de La Haya son ejemplos de ello. Son tiempos de cambio los que presenciamos.
AGV: Sí, incluso creo que se están consiguiendo más cosas de las que yo en un principio habría creído. Ahora mismo, por ejemplo, estoy dando clases en muchas universidades del mundo, porque diariamente me llegan mensajes de profesores que utilizan mis vídeos en sus clases. Al final, sin entrar en la universidad, estoy entrando en la universidad, y no se por qué las instituciones no se dan cuenta. Las universidades siguen obligando a sus profesores a tener publicaciones en revistas de reconocido prestigio. Deberían cambiar un poco ya y pedir, por ejemplo, vídeos con más de equis reproducciones o con un contenido concreto de divulgación. Al final, el sistema está corrupto, o gran parte del mismo. Yo se que se pueden conseguir ciertos méritos pagando, pero en Youtube si no hay excelencia en la edición, en el contenido, en definitiva, si no eres un buen divulgador, la gente no te va a ver. La gente es la que decide al final y las instituciones acabarán cediendo. Es algo imparable.
CC: A fin de cuentas, es una lucha de ciencia contra pedagogía.
AGV: Sí, bueno, tanto los medios de comunicación clásicos como las instituciones del arte están muy nerviosos, y en vez de ver lo evidente, intentan atacar, y eso es como atacar el mundo entero. Quienes nos están dando su voto de confianza es la gente. La gente está acudiendo a la exposición de Cristian Gálvez y es la que le está dando importancia, independientemente del contenido. Muchas veces ser historiador o artista no te hace ser buen historiador o artista. Tendrían que hacérselo mirar un poco, tendrían que ser más humildes. Lo mismo podrían aprender.
CC: El arte no es un tema que a priori seduzca al público general de Youtube. ¿Cómo se consigue captar el interés de tanta gente?
AGV: Pues creo que hay que hacerlo al principio de manera sencilla y con un buen contenido, pero sobre todo con sentido del humor, porque por muy bueno que sea tu contenido, si no te preocupas en mostrarlo para que la gente se pueda divertir, realmente no te estás esforzando. Dar datos sin más es una cosa y enseñar a la gente es otra. Es lo que yo llamo “el respeto al público”: si la gente va a verte, tienes que preocuparte por darle algo bueno. Te tienes que molestar en dar lo mejor de ti, dar la mejor calidad y el mejor entretenimiento. Es algo complejo y a la vez muy guay. Conseguir al final dar la idea que tengo de Miró o Yoko Ono, decirlo como lo dije y que el publico lo entienda es un logro que al final merece la pena. El vídeo de Yoko Ono, hace una semana, llegó al millón de reproducciones, en un canal de arte. Eso significa que la gente lo ve y lo comparte, y eso para mi es importante.
CC: Youtube es un lenguaje único, uno muy distinto que hay que dominar.
AGV: Creo que ese lenguaje es el que se ha hecho en las noticias. Se hace clickbait en los titulares de los vídeos del mismo modo que los titulares de las noticias. ¿Qué se necesita para llamar la atención? Un titular muy efectista; después la noticia habrá que redactarla bien. En Youtube es igual. Lo que ocurre es que ahora veo mucho más potente el vídeo y la imagen. Es como tener un ejercito entero para luchar contra el papel. Yo lo digo siempre: los vídeos son los nuevos libros. Yo tuve una editorial [Cangrejo Pistolero Ediciones] durante 13 años y me di cuenta de que es complicado que mil personas lean un libro, mientras que un vídeo mío puede llegar a las 200.000 visitas, y algunos más. Eso a mi me parece espectacular.
CC: Quizás porque es un contenido más accesible.
AGV: Es más digerible, pero eso me parece algo excelente porque si tu te vas a leer un informe con datos interesantes, pero es infumable (por como está escrito, por la letra…) al final lo pasas mal. Sin embargo, si te vas a un vídeo que te lo va a contar estupendamente, me parece bueno. Es lo que habría que hacer y es lo que está funcionando. Ahora hay un cambio fascinante en Youtube. Antes yo no entendía la plataforma; subía algún que otro vídeo para alguna promoción, pero no vi el potencial de la plataforma hasta más tarde, cuando se nos ha quitado el prejuicio a gente de otros ámbitos o generaciones. Ahora estoy viendo a muchos youtubers de lo que yo llamo la tercera generación, que somos de todas las edades, con temas muy variados. Hasta la arquitectura está en Youtube, y se está haciendo muy bien. Se está mostrando la diversidad que hay en la sociedad, y si el ‘artículo 13’ no se lo carga todo, podemos alcanzar una época buena. Lo de antes va a seguir estando, pero cada vez menos. Yo ya veo a muchos youtubers de la 3º con más subscriptores y visualizaciones que algunos de generaciones anteriores y eso es un cambio total. La gente no quiere perder tanto tiempo con vídeos que ya no le aporten nada: quieren acabar el vídeo habiendo aprendido algo.
CC: Es cierto que tus vídeos están cargados de un fuerte componente crítico, positivo o negativo. Tanto es así que has creado un término que se ha convertido en viral, el hamparte.
AGV: Hay algunos de crítica, pero si ves el de Remedios Varo o el de Dalí, también hablo de su vida. De todos hablo de su obra, pero sí emito también mi juicio de valor, que quizás es lo que me caracteriza, lo cual veo como algo bueno. Me parece que en el arte es necesario tener una opinión crítica. Nos han tratado como tontos porque decían que no comprendíamos cierto tipo de obras. Después de haber estudiado, ahora creo que nadie puede decirme que lo que digo no es cierto. En la facultad me convencieron de que muchas de las obras que no me gustaban eran para arrodillarse ante ellas, pero tras haber estudiado más he visto que no, que todo es un engaño para satisfacer al mercado. Lo del hamparte surgió de casualidad hace un año y pico. Es un término que me inventé para el vídeo de respuesta a Avelina Lésper. Yo estoy de acuerdo con muchas de las cosas que dice, pero no con todo. Había que matizar lo que dice esta mujer, porque le están metiendo goles por todos lados. Ella dice lo que es arte y lo que no, y, claro, ni tu ni yo ni nadie podemos decir que es y que no es arte porque ahí tenemos la batalla perdida. Sin embargo, sí podemos decir que cierto tipo de arte conceptual, algunas performances, algunas instalaciones, etc, sí que resultan muy fáciles de hacer y de pensar, y no deberían costar lo que cuestan ni ocupar los espacios que ocupan, de ahí el término.
Pero ya te digo, en principio era una broma para completar este vídeo. Lo que pasa es que la gente empezó a usar el término y llegó a un punto que se me fue de las manos, por lo que tuve que hacer el ‘Manifiesto Hamparte’ en un fin de semana. Porque yo lo tenía claro, pero la gente iba llamando hamparte a cuadros hiperrealistas. Yo no quería hacer manifiesto, pero al final vi que era la mejor manera de acotar el término. Ahora a principios del año que viene, va a salir mi libro, en el que también abordo el término y hago una revisión de la historia del arte bajo mi punto de vista. Muchas de las cosas de las que hablo en el canal estarán ahí. No fue algo premeditado; desde luego no pensé que fuese a llegar a nada. Ha crecido solo.
CC: Sin embargo, la crítica de arte no es lo mismo que la historia del arte. Es posible que lo que denominemos ahora hamparte, en su día fuese algo rompedor.
AGV: Tu puedes situarlo en el contexto, lo que yo digo es que se le llame hamparte. La historia la escriben los historiadores, pero en ese contexto seguramente habría muchas más cosas que ignoramos, sin contar los muchos datos que hemos aprendido y que no son ciertos. El simple hecho de que no había mujeres en el arte, por ejemplo. Se conoce que el urinario de Marcel Duchamp no lo hizo él, sino una mujer, la llamada “baronesa dadá”[Elsa von Freytag-Loringhoven]. A mi lo de histórico no me vale, y que ciertos movimientos tengan relevancia por decir que son nuevos, no me vale. Muchos son copias de otros, igual que los manifiestos. Precisamente lo que estoy haciendo en el canal es eso, zarandear lo que había sido la historia del arte. Duchamp decía en sus cartas que él no creía nada de la historia del arte porque se estaba reescribiendo continuamente. Ni se molestó en ganarse su sitio. […] Los dadaístas querían mofarse y destruir el arte […]. Quizás no contaban con internet, ni siquiera se les pasaría por la cabeza.
CC: Quizás ahora mismo Dadá estaría en Youtube.
AGV: Seguramente. Estos [los dadaístas] serían mis colegas seguro, estarían haciendo vídeos conmigo mano a mano. Yo lo he dicho mucho: el Montmartre de los artistas hoy es la red. Ya no hay que irse a ningún sitio. De hecho hablo más veces con Ter, Jaime [Altozano], incluso con Etsy, de Soy una pringada, que con gente que tengo cerca. Y ellos viven en Madrid. Ahora mismo, el barrio de las artes es la red. Muchos artistas no lo ven, y se van a quedar fuera.
CC: Hace poco, en tu show hamparte, destruiste sin querer un autorretrato tuyo original, y es curioso como reflejaste esa experiencia en tu canal. Azar y destrucción, dos conceptos muy presentes en el arte.
AGV: A mi el azar me interesa mucho; forma parte de la creación también. Muchas veces lo provoco en mis obras, porque todo tan medido, tan matemático… A mi me gustan los conflictos. Cuando hay un conflicto, que en principio no puedo solucionar, tengo que poner mi mente a trabajar para ver como lo arreglo. Ahí es donde surge la creatividad. Poniendo un ejemplo fácil: estás haciendo un dibujo y dices “vaya, voy a chorrearle esto” o “voy a utilizar tal técnica que no tenía pensado, a ver que sale”. A mi si me interesa mucho el azar cómo un instrumento más para la creación. El azar por el azar es azar; yo pienso que la creación tiene que ser una muestra de la inteligencia de su creador, de su conocimiento y de lo que quiere decir. Como en la vida, en el arte hay mucho azar.
CC: ¿Y la destrucción?
AGV: Igual que lo expliqué en el vídeo, creo simbólica y conceptualmente en la idea de los dioses indios: Brahma, el dios creador, Vishnu, el dios mantenedor, y Shiva, el destructor. Creo que hay que destruir para volver a construir, incluso las ideas que tenías antes. Destruir tu obra como forma de crear tu propia obra me parece una cosa anecdótica, me parece más parte del proceso que otra cosa. No me parece que la destrucción per se, como el dibujo que borró Rauschenberg a De Kooning, a mi me parece una tontería. O Lucio Fontana (¡cómo nos han metido a Lucio Fontana, dándole cuatro cuchillazos a un lienzo!). El mercado de arte necesita ahora mismo a los hampartistas, necesita a otro Lucio Fontana que haga obras que ellos consideren grandes, pero que se hagan rápido y en cadena, a lo Warhol.
CC: Para terminar, ¿recomiendas a nuestros lectores alguna exposición reciente?
AGV: La última que ví fue la de Dorothea Tanning. No fui con la idea de hacer un vídeo, pero me gustó tanto que al final lo hice. Es una artista que merece la pena. También la de Max Beckmann, en el Thyssen de Madrid. Pero en este último no dejaban hacer ni fotos ni vídeos, que no se por qué. Es algo que va en contra del propio museo, que está para enseñar (en el Prado igual). El CAC [Centro de Arte Contemporáneo] de Málaga siempre me ha gustado mucho por su programación. De hecho, he dado un curso allí. Creo que los museos harían mucho bien si contasen con youtubers para difundir exposiciones o para hacer una crítica, buena o mala. […] Deberían replantearse cómo se plantea la difusión; es absurdo que te gastes un montón de dinero para que la gente no lo vea.