Conocido sobre todo por el personaje de Sir Tim O’Theo, Joan Rafart “Raf” fue uno de nuestros mejores dibujantes de tebeos, también un artista inquieto que defendió su estilo frente a las imposiciones de la factoría Bruguera. Fruto de años de trabajo y una colosal labor documental, el libro Raf, el ‘gentleman’ de Bruguera va más allá de la biografía individual cuando retrata un colectivo al que privaron de sus derechos de autor. Del mismo modo, la entrevista con Jordi Canyissà acabó siendo una charla apasionada sobre un legado tebeístico que no podemos dejar en el olvido.
Joan Rafart Roldán (1928-1997) es más conocido como Raf porque así era como firmaba sus viñetas, y lo hacía orgulloso y consciente de su autoría en una época en que los dibujantes de tebeos trabajaban para una industria que les privaba de sus derechos como creadores. Esa es una de las muchas historias que Jordi Canyissà quería explicar en Raf, el ‘gentleman’ de Bruguera, libro que acaba de publicar amparado por la independiente Ediciones Amaniaco. Jordi intuyó que tras el padre del popular Sir Tim O’Theo había una historia que merecía ser contada, y estaba en lo cierto.


Autorretrato de Raf.
Raf irrumpió en los tebeos en 1952, aunque lo hizo a una edad tardía. Con 26 años, casado y padre de una niña, dejó la estabilidad de un trabajo de contable en una gran empresa porque quería ser dibujante. La ironía es que acabó formando parte de la mítica Bruguera, que también era una fábrica, una de las razones por las que acabó marchando de la que era nuestra principal editorial para probar fortuna en los tebeos ingleses, y aunque luego acabó regresando, lo hizo ya con sus condiciones.
El periodista y teórico Jordi Canyissà (1972) ha invertido más de una década en un colosal trabajo de investigación, realizando decenas de entrevistas y recorriendo miles de tebeos buscando el trazo genial de Raf. El resultado es un libro que huye del mero listado documental y que convierte una biografía individual en el retrato de una época que, aunque fue dorada para nuestros tebeos, también estaba plagada de sombras grises para sus creadores.
En CANINO somos devotos de Raf y de Bruguera, así que era lógico que nos fuéramos corriendo tras Jordi Canyissà para hablar de su libro, pero lo que iba a ser una entrevista se acabó convirtiendo en una charla apasionada sobre tebeos, como era de esperar.
El trazo de Raf
DANIEL AUSENTE (DA): Por una de esas cosas de la vida, resulta que justo antes de quedar contigo he estado con Luís Bustos, Albert Monteys y Javier Rodríguez, y como son dibujantes se me ha ocurrido preguntarles qué es para ellos lo mejor de Raf, y los tres me han dicho lo mismo: el trazo.
JORDI CANYISSÀ (JC): Pues mira, yo también te iba a decir lo mismo: una de las cosas que definen mejor a Raf es el trazo; de hecho, es una de las palabras que más sale en libro y una de las que he tenido que vigilar para que no se me fuera la mano con ella. Para mí, define aquello que tiene de encanto, de inexplicablemente atractivo, por encima de cualquier otro dibujante de Bruguera, porque es un trazo diferente al del resto. Si te fijas, para la portada del libro hemos escogido una viñeta, que es una cosa muy modesta y fugaz, no es un cuadro ni una ilustración ni está pensada para verse de forma aislada sino para encadenarse en la lectura; y lo que hemos hecho es ampliarla, enseñarla y disfrutar del trazo de Raf, ese es el motivo por el que hemos puesto una viñeta en la portada, y ni siquiera porque sea la mejor o de su personaje más conocido, es Mirlowe y no Sir Tim O’Theo, pero creo que permite mirarla, mirar la expresividad del personaje… y disfrutar del trazo. [pullquote align=»right» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»] Lo que Raf tiene de inexplicablemente atractivo, por encima de cualquier otro dibujante de Bruguera, es un trazo diferente al del resto[/pullquote]
DA: ¿Qué es lo que te impulsa a escribir un libro, con tanto trabajo detrás, sobre un dibujante que quizá sea de los mejores pero no el primero que te viene a la cabeza cuando piensas en Bruguera?
JC: Hombre, de entrada hay un motivo: reivindicarlo. Para mí es indiscutible que Raf es uno de los grandes, pero por desgracia ha quedado en segundo plano. En el primer plano de Bruguera está Ibáñez, que es el superventas, Escobar, que durante años fue el gran representante de la primera generación de autores de la editorial, y Vázquez, el rey del desparpajo, el gran humorista. Estos tres están arriba de todo, pero por debajo hay una serie de dibujantes muy buenos: Segura, Martz Schmidt, Jan o Raf. Esta segunda fila tiene un enorme valor y merecía ser reconocida. Otro motivo es que Raf tiene una trayectoria vital muy interesante. Es cierto que el superventas es Ibáñez, pero toda su carrera se focalizó en Bruguera, y al final centrada solo en Mortadelo y Filemón. En cambio, lo poco que sabía de Raf me intrigaba: era una persona que había publicado en Bruguera; que se había marchado de allí siendo la primera editorial del país; que trabajó en el extranjero sin que supiéramos mucho qué es lo que hizo, solo que se había ido a trabajar a Gran Bretaña o a Chile; que regresó a Bruguera y luego se volvió a ir para publicar en semanarios de humor adultos como El Jueves. En especial me fascinaba la idea de una persona que, digamos, ha llegado a lo más alto de la carrera de un dibujante, publicar en la editorial más importante, que de golpe da media vuelta, se larga, y años más tarde regresa de nuevo. Tenía pinta de que ahí había una historia interesante, y el tiempo me ha demostrado que la hay.
Firmar cuando estaba prohibido
DA: Cuando se va a Inglaterra… bueno, cuando trabaja para Inglaterra, porque los dibujantes son emigrantes que no cambian físicamente de país… resulta que en la industria del tebeo británico de esa época los autores nunca firmaban ni se acreditaban, estaba prohibido, pero en el libro descubres que Raf puso su firma al menos en una viñeta.
JC: Esa viñeta salió de los archivos de Ángel Nadal, otro de los dibujantes de Bruguera. Cuando le fui a entrevistar llevé algunas de las historietas de esa época y él sacó más. Estábamos mirándolas cuando de pronto se quedó parado, la señaló y exclamó “¡Ostras, Raf firmó una página, eso estaba prohibidísimo!”. Nadal fue el primer sorprendido. Seguramente tiene que ver con el concepto de la autoría que tenía Raf, propio de un artista. Defendía mucho su obra, su calidad, y además era muy honrado, por eso firmaba Raf y equipo en las historietas realizadas con la colaboración de otros autores o ayudantes. Por otro lado, parece coherente que cuando estaba orgulloso de su obra la firmara y defendiera su autoría. Para mí, esa firma en un sitio donde no era habitual firmar es algo muy propio de Raf. La obra que hizo para Inglaterra es de un gran nivel y me lo imagino diciendo: “me gusta, estoy contento, así que yo lo firmo y si eso luego ya me lo quitaran”.
DA: Mucho de su trabajo para Inglaterra acabó publicándose aquí, incluso por Bruguera, recuerdo especialmente unas historietas protagonizadas por un marciano.
JC: Milkiway, que en DDT bautizaron como Cosmolito aunque tuvo más nombres. Incluso apareció en la revista Jauja, donde le llamaron MarcianETE.
DA: Los lectores de Bruguera detectábamos el material extranjero sin necesidad de buscar el copyright en una esquina, que no siempre estaba. Pero Milkiway era uno de esos pocos casos en que no estaba muy claro.
JC: Era inglés, y en el dibujo se alternaban Raf y Nadal. El problema de la obra inglesa de Raf es que aquí se publicó de una forma pésima. Hay que tener en cuenta que el formato de esos tebeos ingleses era más bien el de un periódico, no una revista, así que aquí se remontaban las viñetas, otras se eliminaban, se coloreaban muy mal. Se hacían auténticos desastres.
DA: Quizá por eso se intuía su procedencia foránea. Además, como muchas viñetas se reducían parecía que las historietas inglesas estuvieran dibujadas de manera más minuciosa y detallista, cuando resulta que muchos dibujantes eran españoles.
JC: En los montajes españoles se recortaban viñetas o trozos de estas y salían encuadres que no tocaban, con blancos descompensados, y eso se notaba.
En busca del costumbrismo
DA: Raf es conocido sobre todo por Sir Tim O’Theo, su creación más popular. Es curioso porque los personajes de Bruguera tenían un marcado componente local, pero este fue un caso singular de ambientación británica. No he tenido tiempo de releerlo antes de la entrevista y no sé si hay trazos de nuestro costumbrismo en la serie.
JC: Posiblemente el único rastro de costumbrismo español está en Blops, el policía, que es un inútil; pero no nos engañemos, eso también es muy típico, es el mismo juego de Sherlock Holmes con el inspector Lestrade de Scotland Yard, porque si el que sabe es el detective, el que no ha de saber es el policía. Lo que es cierto es que se trata de la serie de Bruguera menos anclada en nuestro contexto social y quizá por eso también es la que ha caducado menos. Los personajes de Bruguera tienen todo el encanto del mundo, pero Carpanta es muy de su época. Zipi y Zape también, solo hay que fijarse en los castigos, el cuarto de los ratones, o que el premio siempre sea la bicicleta. Pasa lo mismo con Doña Lío, otro personaje de Raf, aunque el problema de la vivienda ha resurgido en la actualidad. En cambio Sir Tim O’Theo se mantiene muy bien y por eso tendría sentido reeditarlo, o incluso darle nueva vida.
DA: Has nombrado a Doña Lío. ¿En la colección de Clásicos que sacó RBA, y que tanto alegró a los aficionados, llegaron a dedicarle un tomo?
JC: No, de Raf en esa colección solo salió el de Sir Tim O’Theo.
DA: Pues por un momento he tenido la duda.
JC: Hubo gente que se divirtió subiendo a internet portadas falsas de cosas que les hubiera gustado ver publicadas, es posible que vieras alguna.
DA: Pues incluso lo he estado buscando por casa, sin encontrarlo, claro. Me compré todos los tomos que salieron… bueno, menos algunos de Mortadelo y Zipi y Zape.
JC: Claro, porque esos llevaban lo de siempre.
DA: ¿Cuántos volúmenes harían falta para reeditar todo Raf? Debe ser algo imposible de saber.
JC: Ni idea. Alguien anotó todas las historietas de Sir Tim O’Theo, las tengo apuntadas, pero ahora no te sabría decir cuántas hay, es fácil que lleguen al millar porque la producción fue altísima, y eso que la creación de Sir Tim O’Theo fue bastante tardía.
DA: Toda una vida dibujando muchas páginas a la semana.
JC: Claro, y eso que empezó a publicar con 26 años, que entonces no era lo habitual. Las primeras páginas que he localizado son de 1952, están en el libro, pero lo curioso es que arranca con un nivel muy alto, si bien es verdad que en las tres o cuatro primeras, que son las pruebas que entregó para entrar en la revista La Risa, se le nota el trazo amateur, más infantil y poco profesional; pero en muy poco tiempo coge un nivel extraordinario. Es una de las cosas que más me ha sorprendido, ver que ya era bueno en 1954. Entró en Bruguera en 1957, pero algunas series anteriores, como Cantinflas o Sherlock Gómez, demuestran que podía haber estado en Bruguera casi desde el primer día.
El gentleman y los detectives
DA: Has citado a Sherlock Gómez. Lo de Raf con los detectives es algo que viene de lejos.
JC: Que Sir Tim O’Theo no nace de un día para otro es uno de los temas que me ha gustado tratar en el libro. Es cierto que es una creación tardía, pero la vinculación de Raf tanto con el mundo inglés como con el de los detectives viene de lejos. Es como si la hubiera estado cocinando durante años sin saberlo, que estaba latente e iban apareciendo cosas hasta que explota, y cuando explota es una serie extraordinaria. Estirando ese hilo a lo largo de toda la trayectoria de Raf ves como la figura de los criados está desde siempre, que los detectives y las parodias de Holmes son constantes, incluso para Inglaterra dibuja un personaje que viaja en un Rolls Royce, y cuando aparece Sir Tim O’Theo es como si encajaran todas esas piezas. Además, Raf era muy anglófilo, en eso coinciden todos a los que le conocían, también su mujer, y poder explayarse en una serie dibujando la campiña inglesa, los pubs y el comportamiento británico era algo que le encantaba. Se juntan muchas cosas y por eso es una serie tan atractiva.
DA: De ahí el gentleman del título de tu libro.
JC: El gentleman tiene diversas lecturas. De entrada es evidente que es una manera de referirse al universo de Sir Tim O’Theo , porque todo el mundo asocia a Raf con Sir Tim O’Theo; pero también porque era una persona muy enamorada de Inglaterra y porque vestía muy bien, muy elegante y atento a las modas, así que la etiqueta de gentleman le pega. Además, cuando nació Sir Tim O’Theo en el sumario de la revista Mortadelo lo presentaron como “el gentleman del humor”, así que he aprovechado esa idea cambiando «humor» por «Bruguera».
La tentación francobelga
DA: Trabajó mucho más para Inglaterra que para Francia.
JC: Bueno, pero es que si Raf hubiera nacido en Francia o Bélgica habría triunfado. A mi me gusta mucho el cómic franco-belga, es una de mis especialidades, y muchas veces mirando dibujos de Raf pienso que es uno de los pocos dibujantes que están a la altura del gran André Franquin, el creador de Gastón el Gafe y de la mejor época de Spirou. Tiene ese punto de genialidad, tiene el trazo que decíamos antes, la capacidad de dibujar un teléfono y que este tenga vida en sí mismo, que es lo que se decía de Franquin. Ese dinamismo Raf lo tenía, y por eso creo que en Francia habría funcionado perfectamente. De hecho el propio Raf decía, y sale en el libro, que la única cosa que le había quedado por hacer en el cómic era trabajar con Goscinny, el guionista de Astérix o Lucky Luke, uno de los grandes.
DA: Se le podía equiparar a Franquin pero no le copiaba, a diferencia de otros.
JC: No he visto mimetismos en Raf, y nunca una copia, que es algo que Ibáñez sí que hizo mucho, imitando o transformando viñetas de Franquin o de Morris. Incluso Vázquez, que es más extraño, tiene alguna viñeta sacada de Hergé, un científico de La estrella misteriosa, una cosa muy puntual y curiosa. En aquella época los dibujantes se documentaban y miraban otras obras con curiosidad profesional, y el cómic franco-belga era un referente. Pero en el caso de Raf nunca me he encontrado algo así, nunca, como mucho se puede anotar que el amigo de Campeonio se llama Libélula, al igual que uno de los personajes de Gil Pupila de Tilleux, no sé, algo hay, pero no es una copia.
Dibujando multitudes
DA: Otra cosa que destacas, y que me gusta mucho, son sus portadas con grandes multitudes.
JC: Son una obra en sí misma. Cuando hablamos de autores tendemos a limitarnos a los personajes que han creado personajes, pero Raf tiene series que no son necesariamente de personajes. A mi juicio hay dos. Una son las historietas con rimas, que inicialmente no tenían ningún protagonista. La otra son las portadas de multitudes para DDT, Pulgarcito y Tío Vivo, que son muy recordadas. Creo que vienen de Junceda, un dibujante al que admiraba. He localizado muy pocas declaraciones de Raf sobre qué autores le gustaban, pero en esas pocas nunca cita a gente de Bruguera y sí a otros, y uno es Junceda, que desde pequeño ya era un referente. Otro dibujante de multitudes es Opisso. Creo que Raf adapta esa tradición y la transforma a su estilo y a los nuevos tiempos.

Multitud de Opisso.
DA: Esto es curioso, porque hace una semana entrevisté a Vallés, dibujante de El Víbora y creador de Los Hermanos Aguirre. La Cúpula acaba de publicar una antología y al leerla me di cuenta que también dibujaba ese tipo de grandes multitudes, a su estilo más underground, y pensé en Opisso y Junceda. Ahora hablamos de lo mismo con Raf… No sé, quizá esa línea Opisso-Junceda- Raf-Vallés sea una especie de género o tradición oculta.
JC: Sí que es curioso. Podría tratarse de una tradición muy de Barcelona, porque es cierto que si analizas la historia de los tebeos catalanes te vas a ir encontrando con ese tipo de ilustraciones, y eso que no había pensado en Vallés. Para hacer este tipo de cosas has de ser un gran dibujante. Las portadas de Raf son un ejercicio de composición brutal, y no se trata solo de la meticulosidad necesaria para dibujar todos esos personajes. Para la revista Titanic hizo unas dobles páginas de ese estilo increíbles.
DA: Ahora que lo pienso, incluso 13 Rué del Percebe podría pertenecer a esa tradición.
JC: Un poco sí, cuadriculando las multitudes.
DA: Raf no solo hacía ese tipo de portadas.
JC: No, y en las portadas normales también era muy bueno, como en la revista Mortadelo Especial, donde jugaba con los chistes. Acudía a dos escenarios diferentes según la revista y destacaba en ambos, chistes o multitudes, y en el dibujo, con un gran acabado y color directo, que no era lo habitual.
Raf contra Bruguera
DA: De hecho, Raf no seguía la escuela Bruguera.
JC: No quería. Y para mí que por eso se marcha tras su primera etapa. Bueno, hay otro motivo y es que dibujando para el extranjero le ofrecen mejores condiciones y le pagan mejor, eso está claro, pero además en Bruguera se ve más limitado, ha de seguir unos estilos mientras que en Inglaterra podía hacer el suyo. La prueba está en que si ves las últimas páginas que publica en Bruguera y las primeras para Inglaterra, que están hechas más o menos simultáneamente, hay un abismo de dibujo entre unas y otras. Otra prueba es que cuando le piden que vuelva a Bruguera, una de sus condiciones es no tener que imitar a ningún dibujante, y eso que regresa en el momento de máximo esplendor de Ibáñez, pero Raf no quiere imitar a Ibáñez sino hacer lo suyo. Era muy consciente de su estilo y lo defiende, ese fue el motivo de sus principales discusiones con Bruguera, la defensa del trazo.
DA: Tu libro es la historia de Raf, pero también una historia del enfrentamiento entre la parte industrial y la parte autoral de nuestros tebeos.
JC: Me alegra que lo digas porque esa es la idea.
DA: Es que aunque la perspectiva se focaliza en un autor concreto, haces un recorrido muy interesante y al mismo tiempo se puede leer como una historia de Bruguera y de una parte importante del tebeo español. La trayectoria de Raf es tan larga como variada.
JC: Creo que no hay otro caso así. Hay un detalle que es extraordinario: Raf trabaja al mismo tiempo para Pulgarcito y para TBO, que es la competencia. Eso lo hicieron muy pocos. Pero es que también estaba en la tercera cabecera de esa época, aunque indirectamente, porque en el Jaimito de Editorial Valenciana se estaba publicando su material inglés. Luego, al mismo tiempo lo hará en la publicación catalana Cavall Fort y en su competencia, que es Tretzevents. Está en todas las publicaciones de ese tipo. Pero además también trabajará en El Jueves, en Puta Mili, en muchas revistas de la Transición y del Destape, donde cambia totalmente de registro. Raf era tan bueno que se adaptaba a cualquier cosa. Hasta te lo encuentras en el Equipo Butifarra, el colectivo más contracultural de esa época. ¿Que necesitaban una caricatura agresiva del alcalde Porcioles? Pues Raf la hacía y Butifarra la publicaba.
La necesidad de hacer tebeos
DA: ¿Esto de trabajar en tantos sitios lo hacía por gusto o por necesidad?
JC: A ver, no tengo ninguna duda de que la necesidad lo exigía. El momento de la gran eclosión de Raf en muchas revistas de la Transición es cuando se va de Bruguera por segunda vez. La apuesta le está yendo mal, el volumen de trabajo que llega de Inglaterra se ha reducido y entonces ¿qué alternativa tiene? Pues aceptar cualquier encargo en el mercado español. Es por eso que a lo largo de los años te vas a encontrar a Raf en publicaciones que van de Matarratos a Aquí Marilín pasando por Creepy, y en otras de corta vida o alejadas de su estilo. Muchas de estas colaboraciones no estaban ni documentadas, así que me tuve que poner a mirar todas esas revistas para ver si había algo de Raf, porque había muchas probabilidades de encontrar su firma. Publica en El hincha enmascarado, por ejemplo, que es casi un fanzine, y donde se tiene que adaptar al estilo de Ivà y de Oscar. Tenía una capacidad para cambiar de registro impresionante.
DA: Otra detalle sorprendente es que abandonó un buen trabajo para dedicarse a hacer tebeos.
JC: Sí, de hecho un título que barajamos durante mucho tiempo era Raf, un artista en la fábrica. La idea de la fábrica resume muy bien la vida de Raf. Comenzó trabajando de contable en una, donde tenía toda la estabilidad del mundo, una empresa potente, y lo deja porque era un artista. Con 26 años, casado y una hija decidió que quería ser dibujante. Apostó por ello y la ironía es que acabó trabajando en otra fábrica, que era Bruguera.
Escribir sobre tebeos
DA: El tuyo es un libro monumental, ahí dentro has metido años de trabajo.
JC: Empecé a documentarme hace 12 años. Estaba colaborando en la revista U, el hijo de Urich con artículos sobre tebeos franco-belgas. Un día me propusieron temas y respondí que me gustaría hacer algo con algún autor español, porque siempre estaba escribiendo sobre Jacobs, Petillon o Blain, que entonces no era tan conocido. Estaba bien hablar de ellos, e irlos descubriendo, pero también pensaba que aquí había grandes autores de los que no se hablaba lo suficiente, y Raf era uno de ellos. Inicialmente la idea era hacer un artículo, pero la revista cerró y lo rehice pensando que saldría en alguna otra publicación. Poco a poco me fui documentando y, según avanzaba, me daba cuenta de que la historia era mucho más de lo que parecía al principio. Comencé a hablar con gente, con su familia, y unos me llevaban a otros: Andreu Martín, editores, compañeros de profesión. Iba estirando del hilo y aquello cogía una dimensión muy grande, ya no era un artículo. Tuve que cambiar el punto de vista, enfocarlo diferente, como trabajo periodístico, que es lo que soy, yo no soy biógrafo, y los periodistas nos basamos en los hechos y en las declaraciones de las personas, y a partir de ahí tirar de hilo y reconstruir una historia. Eso lleva mucho tiempo, porque además no puede ser tu trabajo principal, sino que lo vas haciendo a ratos. Se trata de una labor que nadie te paga, y eso tiene inconvenientes y ventajas. Hice una primera versión que no me gustaba, tenía todos los datos pero no encontraba el ritmo, estaba tan obsesionado que tuve que parar y dejarlo reposar tranquilamente durante más un año. Luego regresé, lo leí de nuevo y lo reescribí con el tono que buscaba.[pullquote align=»right» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»]Pensaba que aquí había grandes autores de los que no se hablaba lo suficiente, y Raf era uno de ellos.[/pullquote]
DA: El gran riesgo de este tipo de libros es que se conviertan en un listado bíblico.
JC: La primera versión era así y me asusté.
DA: Claro, porque aunque los datos tengan un gran valor por sí mismos, no se trata solo de eso. Tu libro no es eso, es interesante, hay una historia.
JC: Me gusta que lo digas porque encontrar el tono fue lo más complicado. No se trata de una biografía, pero tampoco de un listado de datos, no quería que el libro fuera eso, tuve que buscar una historia que enganchara en la medida de lo posible. Sé que está centrado en el mundo de los cómics pero también va más allá, habla de una industria cultural en una época muy determinada, de las condiciones de trabajo de un colectivo al que no se le reconocían los derechos de autor. No se trataba de reunir datos y listados, quería explicar una historia. Como lector a veces te encuentras con libros que pese a ser fruto de un trabajo grandioso acaban convertidos en enormes listados, y están muy bien, claro, tratan de cosas que nos gustan mucho, pero al final los dejas de lado porque son para consultar más que para leer.
La familia del dibujante
DA: Has tenido mucho trato con la familia de Raf.
JC: Su viuda encabeza los agradecimientos porque fue esencial, sin ella este libro no habría sido posible. La llamé con la idea de escribir un artículo y me recibió enseguida, con mucha amabilidad, hablamos durante horas. Volví otro día y me enseñó los originales que conserva, que no son muchos. También conocí a su hija. Fue el punto de partida.
DA: La importancia de la mujer de Raf sobrevuela toda la lectura. Raf, casado y con una hija, abandona un buen trabajo para irse a dibujar, y su esposa le apoya.
JC: Los padres no estaban tan convencidos, pero su mujer le dijo que si eso era lo que quería hacer, que adelante con ello.
DA: No todas las esposas de dibujantes eran tan valientes. Me explicaron que la viuda de Boixcar, nada más morir su marido, cogió todos los originales y los tiró a la basura porque no quería saber nada de ellos ni del trabajo de su esposo. Y con las familias podía pasar lo mismo. Esto es una anécdota personal: pasé 14 años trabajando al lado de una persona que sabía perfectamente de mi interés por los cómics. El día que murió Escobar le comenté “Mira, se ha muerto el de Zipi y Zape”, y entonces va y me dice que era su tío, y no pude sacarle mucho más. Siempre me ha quedado la intriga de por qué no me lo comentó antes.
JC: Claro, ¿qué razones habría para eso?
DA: Por cosas que decía, sus padres eran muy conservadores y tradicionales, así que creo que se trataba de algo político.
JC: Escobar era muy republicano.
DA: Sí, creo que había algo de eso, y de vergüenza, como si fuera la oveja negra de la familia cuando en realidad era un genio.
JC: También de los pocos que en Bruguera se posicionó políticamente. Venía de publicar en L’Esquella de la Torratxa, que era un semanario satírico republicano y anticlerical. Era una persona muy inquieta que había hecho teatro y dibujos animados.
DA: Tener un genio en la familia y avergonzarse de ello, es el tipo de ejemplo que da valor al papel de la mujer de Raf, que le apoyó antes y sigue haciéndolo ahora.
JC: Lo que sabe mal es que de esa generación no solo estamos perdiendo a los autores sino también todas las fuentes. Estos días me han comentado de hacer otro libro y, bueno, por el trabajo que supone ya no me vuelvo a meter ni loco. Pero segundo, y sin coña, es que son doce años de trabajo, entrevisté a mucha gente, y ahora leo la lista de agradecimientos y hay muchos que que ya no viven, como Jordi Macabich o Alfons Figueras.
Buscando a Raf
DA: Además de todas esas entrevistas, me ha llamado la atención eso que has dicho de ponerse a mirar revistas a ver qué encontrabas. ¿Cómo se pueden consultar todas esas revistas?
JC: Pues teniendo que comprar muchas de ellas. He gastado dinero en este libro, pero muy a gusto porque esto no se hace para ganarlo, al contrario. También he contactado con algún coleccionista, en concreto uno de Zaragoza, a quien le había estado comprado hasta que le expliqué lo que estaba haciendo y acabé preguntándole cosas, o pidiéndole que mirara si había cosas de Raf en revistas que yo no tenía. Pero eso ha sido algo puntual, la mayor parte del material se ha tenido que comprar. Y luego en la hemeroteca de la Casa de l’Ardiaca, el Archivo Histórico de Barcelona, al lado de la Catedral. No pensamos mucho en ella y no está nada mal. Además de tener diarios muy viejos es el depósito legal de la ciudad y puedes encontrar muchísimas revistas, y aunque las más raras no las enviaron, como seguramente tampoco al depósito central de Madrid, y no está completo, hay mucho material. Pero supone pasar allí muchas horas, pedir las revistas, esperar a que te las bajen, mirarlas, anotarlas. Localizar la obra dispersa de Raf ha sido un trabajo de años, la de Inglaterra, la de Chile ha costado mucho, también la antigua de aquí.
DA: Y eso sin contar que consultando tanto material las distracciones son inevitables, porque estás buscando viñetas de Raf y te topas con otras cosas.
JC: Claro, descubrí muchas cosas. Por ejemplo un suplemento del periódico La Prensa que se llamaba A todo Color, muy chulo. Lo consulté pensando que podría llevar alguna cosa del Raf de aquella época, mediados de los cincuenta, anterior a Bruguera. Había historietas de Martz Schmidt, de Josep Toutain como dibujante, de Figueras. No encontré nada de Raf, pero ese suplemento es una pasada, de una calidad extraordinaria. Es para cogerlo todo y hacer un artículo a fondo.
DA: Es muy triste que todo esto esté tan olvidado.
JC: Otra cosa que descubrí fue cuando me puse a fondo con Bruguera, porque aunque es lo que ya conoces, hay que mirarlo todo desde el principio, enero de 1957. Resulta que el primer día que Raf publica en Bruguera es el mismo que Ibáñez. Ambos debutaron con un chiste el mismo día.
Los colegas dibujantes
DA: Ibáñez y Raf, dos trayectorias bien diferentes.
JC: Y desde el primer día hay coñas entre ellos, lo explico en el libro. Las primeras puyitas son anteriores a la entrada en Bruguera, y es muy curioso porque el tema económico es el más frecuente con diferencia. En una viñeta Raf bautiza una calle como “Calle del Rajá Ibáñez”, en otra un personaje dice “Me haré millonario como Ibáñez”…
DA: Ibáñez ya tenía esa fama.
JC: Pero lo curioso es ya se hacían estas bromas en 1957, una época en la que no se podían ni imaginar lo que iba a pasar luego.
DA: En el libro explicas que los dibujantes de Bruguera quedaban los miércoles para jugar al billar, en especial Ibáñez, Vázquez y Raf.
JC: Cuando entrevisté a Vázquez para Amaniaco me dijo: “La idea de 13 Rué del Percebe es mía”.
DA: En el libro comentas que Vázquez y Raf eran los únicos que dibujaban los techos.
JC: Sí, ese tipo de planos no eran nada habituales. También dibujaba las vigas típicas inglesas, o el suelo, que es algo que no verás en Mortadelo. Lo habitual es que el suelo sea la línea inferior de la viñeta porque es más rápido y más fácil, no requiere perspectivas.
Mirlowe, el otro detective
DA: Lo que pasa con Vázquez es que luego va a conectar con el underground, un mundo del que se mantuvo al margen el resto de dibujantes. En el caso de Raf fueron los semanarios de humor de la Transición y más tarde El Jueves, o la revista Guai!, donde crea a Mirlowe, un personaje que destacas mucho.
JC: Es que es muy bueno. Tengo una gran estima por Sir Tim O’Theo y me encantaría que se reeditara como merece, en especial las historias cortas porque son buenísimas, pero la verdad es que una de las primeras cosas que habría que hacer es reeditar Mirlowe. Y no sería nada complejo, los derechos son fáciles de conseguir, no hay muchas historietas y su calidad es extraordinaria.
DA: Raf en plenitud absoluta.
JC: Sí, pero también de guión, porque si bien la madurez de dibujo apareció muy pronto, la de guión tardó más. Tengo la sensación de que más que un problema propio era un tema de formato, de que las historietas de una página no se le daban tan bien, con tan pocas viñetas para plantear una historia y la necesidad de un desenlace contundente, y durante muchos años ese era el formato de Bruguera.
Tres guionistas para un personaje
DA: Siempre destacamos que el guión de Sir Tim O’Theo era de Andreu Martín, e igual somos un poco injustos con eso.
JC: Es que Andreu Martín escribió las historias largas y unas pocas de las cortas, pero muchas son del propio Raf.
DA: Y no están en el tomo de Clásicos del Humor de RBA.
JC: No, no están, y son muy buenas, merecen una reedición. Además, es que el humor es muy diferente. Una de las cosas que he descubierto con el libro, y que me sorprendió mucho porque no fui consciente hasta que lo releí todo, es que el carácter de Sir Tim O’Theo varía cuando el guión lo hace Andreu Martín, cuando lo hace Raf o cuando es de Ron Clark, un inglés que también participó en los guiones. El personaje cambia.
DA: ¿Qué tal las de Ron Clark?
JC: En sus historias Sir Tim O’Theo se convierte en un genio que lo resuelve todo, cosa que antes no era así.
DA: Claro, porque los guionistas eran españoles.
JC: ¡Jajaja! Exacto. El tono del personaje era diferente. En los guiones de Ron acaba resolviendo los casos, mientras que con Andreu Martín quien resuelve la intriga es Patson, el mayordomo, y Sir Tim O’Theo se limita a responder “Elemental, querido Patson”.
DA: Y en las de Raf es Sir Tim O’Theo quien lo lía todo.
JC: Es que con Raf el misterio no es ningún misterio. Se monta un lío, pero no hay historia detectivesca, a diferencia de los otros, donde pasa algo y se resuelve. Ron Clark y Andreu Martín mantienen ese esquema, aunque con diferencias, mientras que con Raf prima el sinsentido, cosas que se entienden mal, personajes obsesionados con algo que no es como piensan.
DA: En la primera historieta Sir Tim O’Theo confunde a un autoestopista con un preso fugado.
JC: Era de Raf, claro.
DA: ¿Cómo es que hubo cuatro aventuras largas?
JC: Para seguir el modelo francobelga.
DA: También se hicieron un par de historias largas de Zipi y Zape.
JC: Exacto, y de Mortadelo. Hay un momento en que Raf, Vázquez e Ibañez cogen su dibujo y lo hacen más europeo, más pulido, más detallado. Alguien me comento que era como si compitieran entre ellos. Ibáñez hace El Sulfato Atómico siguiendo el Spirou de Franquin mientras Raf y Vázquez pulen su línea. En el caso de Vázquez es muy sorprendente, porque teniendo un estilo tan sintético hace algunas historietas de Anacleto donde dibuja los zapatos con detalle o pone reflejos metálicos en las armas, aunque le duró muy poco.
DA: Esto me gusta, porque si Raf competía con Vázquez e Ibáñez eso justifica su reivindicación, aunque luego la historia lo haya reducido a una contienda entre dos.
JC: Ibáñez me decía que cuando salían cosas nuevas, los primeros que se lanzaban a probar eran ellos tres. Por ejemplo, cuando salió el rotulador, tardaron muy poco en experimentar con sus posibilidades.
DA: Pero al mismo tiempo eran muy diferentes. El humor de Raf es distinto al de los otros, por ejemplo.
JC: En Sir Tim O’Theo es muy diferente. Al final de su segunda etapa en Bruguera tiene toda la libertad y sale a relucir su sentido del humor. En esa época es cuando hace las historietas ripiadas, que tienen un estilo muy libre y personal, sobre todo cuando introduce en ellas a Esopo Latontaine, un personaje que crea para la revista Mortadelo Especial. Y luego, ya en Guai!, aparece Mirlowe y su humor respira diferente.
DA: ¿Se pueden descubrir cosas nuevas sobre Raf después de tu libro?
JC: Seguro que encontraríamos unas cuantas.
DA: Pero a lo mejor, después de tantos años de trabajo, ya no quieres saber nada más.
JC: La sensación que me ha dado es muy agradable, sigo encantado con su dibujo y descubriendo cosas nuevas. No sería raro que hubiera acabado harto después de tantos años, puede pasar, pero es todo lo contrario, sigo viendo sus dibujos y pensando en lo bueno que era. Esto certifica la sensación que tuve: “es tan bueno que merece un libro”. Cuando lo acabé supe que había hecho bien dedicándole tanto tiempo, lo merecía. Esa es la conclusión a la que llego. Ahora lo que tocaría es recuperar su obra. Si el libro funciona bien, o mínimamente, espero que anime a pensar a las editoriales que quizá estaría bien recuperar su obra.
Rescatar a los clásicos
DA: Nuestros clásicos ya no se publican, están abandonados. Al final parecerá que los grandes del cómic eran todos extranjeros.
JC: El clásico lo es porque sigue siendo vigente. No sé si has visto la edición de La Máscara de Franquin que ha sacado Dibbuks. Procede de una colección francesa donde también han publicado en ese formato cosas de Peyo o de Tilleux: blanco y negro, super bien reproducido, con anotaciones, un escaneo brutal. Ahora disponemos de técnicas de escaneado y reproducción fabulosas. Comparé el de Gil Pupila con la edición de Casals y mejora mucho, y eso que aparentemente la de Casals era correcta, pero aún así te das cuenta de que hay líneas empastadas, cosas que no se veían bien.
DA: Hace poco salió un coleccionable para quioscos de la colección Dumbo. Como la maniobra era de reclamo nostálgico se reprodujeron aquellos tebeos tal cual, idénticos a los viejos. La paradoja es que las historietas que contenían no eran exactamente las dibujadas por Carl Barks, que son maravillosas, sino que aquí en vez de reproducirlas directamente lo que hicieron es dárselas a otros dibujantes para que las calcaran, y ese desastre es lo que se ha recuperado en vez del material original.
JC: Eso de calcar las viñetas para la edición española era algo extrañísimo.
DA: Supongo que era lo más barato, al final todo se reduce a eso.
JC: Si se han de recuperar los clásicos, además de hacerlo bien, ha de ser con los que merecen la pena. Los clásicos de Bruguera se tendrían que rescatar como es debido, una colección de veinte álbumes bien editados, una edición crítica, de calidad, con un trabajo de selección detrás centrado en lo que toca, que es reunir lo mejor de Raf, Cifré, Peñarroya y todos los demás. Saldrían cosas muy buenas, sin nostalgia. Pero si lo que haces es coger las cincuenta primeras páginas que ya tienes escaneadas de antes…
DA: Claro, porque luego publican en Francia una edición especial de Tintín y aquí sale hasta en el telediario.
JC: Supongo que te refieres a Hergé, le feuilleton intégral. Pero es que son países donde cuidan muy bien su patrimonio, y no solo es una cosa de franceses o belgas, también en Estados Unidos se están reeditando cosas como Polly and her Pals y otras obras poco conocidas, no se limitan a Krazy Kat y Little Nemo. Cuando veo esas ediciones magníficas, de una calidad extraordinaria, me quedo maravillado,
DA: Santiago García dice que si se cogiera La familia Ulises y se hiciera una edición crítica y bien seleccionada, fliparíamos y pasaría a ser considerada uno de los grandes clásicos de la historia del comic, a nivel mundial.
JC: Tengo un poco olvidada a La Familia Ulises, pero trabajando en el libro Raf me di cuenta de que la Bruguera de los cincuenta es algo espectacular. Si coges unos cuantos ejemplares de esos años de la revista Pulgarcito comprobarás que el nivel de Jorge, Cifré, Conti o Vázquez es brutal, impresionante. Además, en esos años coinciden los autores de la primera época, los que se fueron, con la llegada de los nuevos. Me impactó mucho. Si tuviera que dedicarme a investigar una época concreta sería esa sin dudarlo.
El mundo de las agencias
DA: Y además está el tema de que el mejor reflejo de la España cotidiana de aquella época está en las páginas de esos tebeos.
JC: No quería que mi libro fuera una biografía de Raf sino una biografía colectiva, que transpirara el ambiente de esos años. Por ejemplo, que reflejara bien el mundo de las agencias de cómic. En las entrevistas preguntaba cómo eran los edificios, cómo trabajaban, las rutinas diarias. Quería ponerme en situación porque es algo que no se explica nunca. Me he planteado muchas veces hacer un libro colectivo, algo a lo nadie se ha atrevido, pero me temo que tras la muerte de Jordi Macabich, el jefe de Bardon Art, ya no se puede hacer. Entre su agencia y Selecciones Ilustradas de Josep Toutain, es impresionante la cantidad de gente que pasó por allí. En el portafolio que sacó Bardon Art para celebrar su su 25 aniversario se incluye un listado de todos los autores con los que habían trabajado, y es que está todo el mundo. Esa es una historia a la que ya llegamos tarde, porque luego estaba Producciones Editoriales, que era la agencia de Bruguera, de la que no sabemos ni la misa la mitad porque era una línea de negocio bastante opaca. Los dibujantes hacían sus chistes para las revistas de Bruguera, pero esta los vendía luego al extranjero, no se sabe mucho dónde, a qué países.
DA: Hay una peli japonesa de 1964, La mujer en la arena, premiada en Cannes, una cosa muy sórdida y dramática en la que de pronto un personaje empieza a reír a carcajadas con un chiste del periódico, y cuando lo enfocan, si te fijas, ¡resulta que es un chiste Conti!
JC: Claro, es que a saber por dónde circularon todos esos chistes. Otra práctica habitual era pasar a los autores de la casa chistes extranjeros para que los dibujaran al estilo Bruguera. En esa época los derechos de autor los derechos de autor no iban ni en un sentido ni en el otro.
DA: Nosotros crecimos leyendo tebeos de Bruguera, pero un par de generaciones después eso ya no fue así.
JC: Bruguera te suena si tienes 35 años o más, pero si tiras para abajo… Conozco gente de treinta años que ni siquiera sabe lo que era el TBO. El problema es que no se trabajado para mantener vivo todo ese legado, que es algo que sí han hecho editoriales como Dargaud o Dupuis, que intentan que su catálogo perdure. Es cierto que luego los compradores tienen de cuarenta años para arriba, pero eso no impide que estén presente en las librerías, porque como mínimo mucha gente lo verá, sabrá de qué se trata, y algunos hasta se animaran a leerlos. ¡Pero aquí ni siquiera están a la vista! A veces solo es una cuestión de buscar un formato que se adecúe al gusto y costumbre del momento. Pero es que si ni lo mueves… Pero lo cierto es que ya se ha hecho tarde para eso.
Raf es maravilloso, todo su trabajo lleva una impronta de calidad inmejorable. Su caso me recuerda algo al del malogrado Coll, con algo de mejor suerte, afortunadamente. Gracias por recordar a uno de los grandes de nuestro cómic.
Raf era sencillamente GENIAL. Lo conocí personalmente a él y a otro genio, Gin, cuando yo era un chaval de 11 años. Verlos dibujar para las editoriales inglesas haciendo volar el lápiz sobre los papeles Scholler o Caballo109, era un éxtasis total.
Auténtico artistazo y no zoquete bendecido por la suerte como otros…