Koldo Serra ha pasado diez años entre televisión, publicidad, videoclips y demás faenas audiovisuales desde que diera el salto a la gran pantalla con la interesante Bosque de Sombras (2006), un western rural que se alejaba y apenas debía nada a nuestro cine, más allá de unas localizaciones espectaculares y a un equipo donde la fotografía de Unax Mendía y la música de Fernando Velázquez, además de un reparto increíble, dotaron de una fuerza que sigue vigente hoy en día.
La buena noticia es que en Gernika (2016), que se estrena hoy, nos encontramos con un director igual de humilde, con la misma fuerza y con una madurez que hace de su nuevo trabajo una de las apuestas más atractivas para la temporada de cine que arranca cuando la de blockbusters veraniegos se termina. Aprovechando un rato libre y las nuevas tecnologías, charlamos con Koldo Serra desde Bruselas.
Kiko Vega (KV): Ahora sí, estamos ante una peli sobre la Guerra Civil muy diferente a lo que teníamos por costumbre…
Koldo Serra (KS): Muchas gracias, era la intención. Nos parecía interesante el punto de vista de una persona de fuera, sin hacer hincapié en quiénes eran de un bando o del otro. ¡Aquí damos caña hasta a los rusos! Además, el proyecto nos permitía rodar en inglés sin tener que justificarnos. Pero sí, no estamos ante otra peli de bandos enfrentados.
KV: ¿Es producción cien por cien española?
KS: La producción es enteramente española, pero también conseguimos que Sony Pictures entrase en la producción y, ese fue realmente el empujón que necesitábamos para poner la película en marcha. Muchas de nuestras televisiones no quisieron entrar, imagino que por el tema y por la historia, algo que me sorprendió con un reparto como el que teníamos. Eso sí, la versión americana tiene cinco segundos menos.
KV: ¿Qué cinco segundos?
KS: Para el montaje americano eliminamos a los niños que ven los aviones del ataque porque tenían la impresión de que podrían confundir al espectador, al estar jugando en el monte. En su defensa debo decir que en un primer montaje teníamos más niños felices, y ya se les atravesó entonces. A pesar de estas cositas hemos tenido una producción muy placentera por parte de los americanos. El resultado es la película que nosotros queríamos.
KV: La película vuelve a tener una cámara inquieta que recuerda al cine clásico que has mamado.
KS: La intención era contar una historia clásica de la manera más clásica. Por un lado, también es cine comercial, de amor en tiempo de guerra… Por eso tengo la sensación de que el público de nuestra película es algo mayor que la media. De cuarenta para arriba.
KV: Nada mal, teniendo en cuenta que son los que van al cine a ver películas sin mirar el teléfono y pagando religiosamente.
KS: Con los pases que hemos hecho quedamos muy contentos con ese público. Se quedaban a las charlas, interesados por la temática y agradecidos por la oportunidad de ver esa historia en la gran pantalla.
KV: ¿Cómo llegas a Gernika?
KS: Pues recibo una llamada de Eugenio Mira (The Birthday, Grand Piano) y me cuenta que ha pasado mi contacto a unos productores. Entonces me llaman de una productora de Málaga a tres bandas, y me pilla en plena calle con lo que no me entero demasiado del tema. Uno de ellos era el hermano de Victor Clavijo (Carlos Clavijo, guionista y productor), y me cuentan que quieren ofrecerme una peli internacional con un reparto internacional para contar la historia del bombardeo. Para añadir más locura al tema me cuentan que el guión lo firma Carlos a cuatro manos con un tipo de Nueva York que se llama Barney Cohen. En ese momento todo me suena demasiado loco. Cuando descubro que Cohen es guionista de Viernes 13 4ª parte (1984) me parece más loco todavía.
La tranquilidad llegó cuando finalmente leo el guión, muy trabajado y mejor documentado. Sabían de lo que estaban hablando. Me reúno con ellos y descubro que tenían a dos o tres directores internacionales para dirigir la peli y ahí ya les convenzo yo para quedarme con el proyecto, que me tocaba bastante cerca: soy vasco y conozco la sensibilidad especial del asunto.
KV: Se percibe que el rodaje fue duro. A pesar de la aparatosidad de Gernika, ¿te sentiste mucho más cómodo en esta, tu segunda película?
KS: Para que te hagas una idea, rodamos Gernika en siete semanas y media sobre ocho presupuestadas. Puedo decir con orgullo que no se palmó ni un solo día de rodaje. Alguna hora extra con momentos de técnica concreta, que siempre es algo que está más o menos pactado. Estamos muy orgullosos de haber realizado el trabajo en los tiempos acordados pese a la complejidad del rodaje. ¡Recortamos días de rodaje en una peli con explosiones, cromas y figuración! Diez años haciendo tele y tres preparando la peli habían dejado muy clara en mi cabeza cómo iba a ser Gernika. No sé si ahora tengo más tablas, pero el rodaje ha sido “más liviano” que Bosque de sombras, sí: una opera prima a merced del tiempo…
KV: Viendo el making de Bosque de sombras…
KS: Ese documental es muy cañero y estoy muy orgulloso del resultado. No quería esconder nada, quería plasmar el buen ambiente de un rodaje, pero también la pesadilla de un rodaje expuesto a la climatología del norte de España. Lo utilizo de vez en cuando para dar charlas sobre rodajes a alumnos de cine. El making es obra de Josu Martínez y Marc Vigil (El Ministerio del Tiempo, Águila Roja)
KV: En Gernika no hay perros, eso sí.
KS: Tienes razón, es cierto. Pero ojo, los animales y los niños me parecen un aliciente a la hora de rodar, no me echo para atrás. Supongo que volverá a haber perros en mis próximos trabajos.
KV: ¿Te sientes más libre, más cómodo, con una peli que no has escrito tú?
KS: Aquí no firmo el guión, pero he trabajado en él durante cuatro años, lo guay es que tanto con Carlos como con Barney he podido aportar mi punto de vista y siempre ha sido bien recibido. He podido añadir algún matiz gracias al conocimiento de la zona, y también llevarlo un poco a mi terreno. Lógicamente me siento más cómodo cuando escribo el guión, aunque nunca he firmado ninguno en solitario. Hay mucha gente que escribe mucho mejor que yo. Otra cosa que me gusta de trabajar con material ajeno es que muchas veces, si el material te ata emocionalmente, no das con soluciones sencillas porque, coño, es tu historia y es tu guión y tiene que ser así hasta que alguien se sienta contigo y te dice, “así no”. En Gernika Carlos Clavijo estuvo presente durante todo el rodaje y eso también ayuda mucho.
KV: Barney Cohen no tiene un currículum que a priori le hiciera el más indicado para la peli.
KS: Carlos y José Alba (productor) viajaron a Estados Unidos a mercadear y van ya con la intención de rodar algo sobre Gernika, pero sin nada escrito. Allí conocen a Barney Cohen (Másters del Universo, Thundercats, Sabrina, cosas de brujas), que estaba con un proyecto en la onda de El paciente inglés (1996) y desde entonces Carlos y Barney empiezan a trabajar conjuntamente, retroalimentándose, hasta dar con la historia. Luego yo aporto cosas locales, lugares y espacios. Pero ellos se han documentado una barbaridad a través de diferentes obras, por ejemplo Idealistas bajo las balas (2007), por decir uno. Hay mucho trabajo ahí detrás, hablando con familiares de las víctimas o con la Oficina de Prensa de Madrid. Muchos personajes están inspirados en esa oficina, como Constancia de la Mora, la inspiración del personaje de María Valverde en la peli, o el personaje de James D’Arcy, que se basa en George Steer.
KV: Gernika es una ficción sobre un acto detestable que no ocurrió ni hace mucho tiempo ni tampoco muy lejos de los tuyos. ¿Sentías una responsabilidad especial llevando las riendas de un proyecto así?
KS: Completamente. Partiendo de la base de que evidentemente me pilla muy cerca. Tengo muchos amigos de allí, he estado muchas veces y conozco a nietos de víctimas. Responsabilidad total que además se hace mayor cuando compruebo que no hay ninguna película sobre el tema. Lo primero que hago cuando me ofrecen el proyecto es buscar cuántas películas hay sobre el tema y para mi sorpresa me encuentro que no hay ninguna. Hay una miniserie para Euskal Telebista (Gernika bajo las bombas -2012-) que se hizo por el 75 aniversario y nada más.
Supongo que habrá gente que lo interpretará de distintas formas, siempre he dicho que esto no es un documental, es una ficción muy realista basada en hechos reales e inspirada en personas reales. Por eso mismo he sentido esa responsabilidad, y más aún rodando aquí en la tierra. Donde más críticos serán y donde más disfrutarán será en Euskadi, como es lógico. Además, todos estaban a favor de obra, todos los vecinos de los sitios donde hemos invadido para rodar estaban volcados con el rodaje, ha sido muy agradable en ese aspecto.
KV: Hace diez años éramos todos más listillos y nos quedamos en los Perros de Paja cuando en realidad Bosque de sombras era un western, genero que se nota que has mamado y que te gusta. ¿Qué veías en tu cabeza planificando Gernika? Porque sigue apreciándose el gusto por el cine más clásico y también el thriller de espías.
KS: Digo esto con pena ahora, porque con las revisiones se han ido perdiendo ciertas subtramas de ese estilo en favor de las relaciones de los personajes, pero había que dejar de abrir melones y subtramas que darían para otra película. Cuando leí el guión le dije a Carlos que yo veía una peli clásica en el buen sentido. Cine de antes, rodando elegante y fotografiando igual. Luego ya queríamos otro lenguaje más sucio y menos estético para la parte final. Pero sí, hay thriller y periodismo. Al rodar una peli así también consigues que fuera se identifiquen con los personajes de la peli. Formalmente hay una peli de Spielberg que me encanta, aunque ha sido denostada por casi todos, que es War Horse (2011), con esos cielos fordianos y esa forma de mover la cámara, y espero que de cara a la fuerza visual de la peli también haya algo así, aunque he querido ser muy libre respecto a los guiños y a los homenajes.
KV: Me gusta mucho que cuando ruedas, las referencias pertenecen a un cine que no suele verse reflejado en las nuevas generaciones de cineastas, muchos más preocupados del lenguaje más moderno.
KS: Nacho Vigalondo, Borja Cobeaga o yo, además de trabajar juntos, tenemos en común a Patxi Urkijo (profesor y autor de los libros de Cátedra de Ford, Mann, Frankenheimer o Peckinpah), fue un tipo que nos dio mucha caña con la composición y el lenguaje. Siempre que me he metido en algo he tenido mucho empeño en dar un significado al lenguaje, en componer. Si puedes añadir más capas y subcapas, mejor. Ahora estamos obsesionados con los teleobjetivos, los fondos rotos y la estética televisiva. Queda muy bonito pero no aporta absolutamente nada a la narrativa. Adoro el trabajo previo al rodaje, decidir por qué quiero contar una secuencia concreta de una manera determinada. No sé si siempre es necesario, puede que no, pero me gusta y no es muy habitual. Creo que habitualmente no estamos muy acostumbrados a pensar y preparar las cosas antes del rodaje.
KV: Hay un atardecer increíble en la peli, pero es muy breve. Imagino que por cuestiones climáticas.
KS: Esa secuencia es de las pocas que no me dejaron contento al cien por cien. Ya sabes cómo es el tiempo en País Vasco, y ese era el único día que teníamos para rodar en San Juan de Gaztelugatxe, localización increíble donde nunca se había rodado nada. Ese día estuvimos a 36 grados, subiendo los 241 escalones y con el equipo con la lengua fuera. Pues a eso de las seis de la tarde empezó a levantarse una galerna de mil pares de cojones y tuvimos que salir huyendo del sitio. Tuvimos tiempo de rodar lo necesario, pero me habría gustado tener un poco más de tiempo allí. Los actores están estupendos y el resto está solo en mi cabeza, así que tampoco hay problema con ello.
KV: Antes hablabas de tus compañeros de productora, ¿Por qué no hay un relevo generacional? Depende del público, lo sé, pero aún hay cejas arqueadas en la industria pensando que dónde van estos chavales…
KS: Creo que hay mucho miedo a no funcionar en taquilla. En televisión pasa también. Todos quieren resultados inmediatos, y ese no es el mejor modo de apostar por nada. Pero está demostrado que te cascas La isla mínima (2014) o No habrá paz para los malvados (2011) y llevas a la gente al cine, incluso cuando sobre el papel no son películas diseñadas para conectar con el público de ahora. Creo que están cambiando las formas de consumir audiovisual, personalmente creo que muchas de las nuevas formas no son las más adecuadas, no creo que ver una peli en un teléfono o en un tablet sea la mejor forma de hacerlo.
Por ejemplo, durante el rodaje, alguien dejó caer que había mucho plano general y que eso en un teléfono no se vería bien. Yo no voy a dejar de hacer el cine que a mí me gusta. Como dicen en Pat Garrett y Billy el Niño (1973), “los tiempos están cambiando pero yo no”. No sé cuál es la solución, hay público para todo y con una buena promoción es posible llegar a ellos. Aún queda gente que tiene en cuenta qué ver y cómo hacerlo.
KV: Diez años entre Bosque… y Gernika. ¿Sufriste mucho entre las dos películas pensando que se te pasaba el arroz?
KS: He tenido tiempo para pensar muchas cosas. Entre las dos he trabajado mucho, pero también se han caído tres proyectos entre medias. Cuando ruedas tu opera prima con un reparto como el de Bosque de sombras no puedes evitar pensar en lo que harás justo después, y de repente pasan diez años entre una y otra. Hay tiempo para desmoralizarse, para tirar la toalla… y luego un buen día te llega la oportunidad de dirigir una peli grande como Gernika. Soy muy cabezón, sé que habrá una tercera peli y espero que luego vengan muchas más. Espero que me pase como a Terrence Malick, estar alejado una buena temporada y luego no parar de rodar (risas). La ilusión y la energía suben y bajan, siempre les pido paciencia a los chicos a los que doy clase y ya quieren ser directores de cine.
KV: ¿Tu próxima película sería un mastodonte como Gernika o te gustaría algo más manejable?
KS: Nunca sabes lo que va a aparecer. Por un lado tengo un par de proyectos más pequeñitos, más sencillos de sacar adelante. Tengo un thriller más inspirado en lo que hacía antes de Gernika, pero también estoy trabajando con otra gente en un proyecto aún más grande que ésta que tampoco sale de mí, nunca sabes. Pero claro que me gustaría volver al género. Lo divertido de esto es que todas son experiencias vitales alucinantes.
KV: O sea, que sigues siendo el mismo Koldo Serra de siempre.
KS: Sigo siendo el mismo, a priori no me veo dirigiendo una comedia romántica. Me gustan demasiado la suciedad y la violencia. Tú sabes que cuando estás en festivales de genero viendo doce pelis en tres días de las doce trece se parecen demasiado. Siempre quieres hacer algo diferente, pero es complicado. Normalmente si algo funciona los productores quieren aferrarse a ello.
KV: Gernika es una peli muy coral.
KS: Sí. Me habría gustado tener más espacio para todos esos satélites que vuelan sobre la historia, pero la película no puede durar cuatro horas. Me llamaba la atención que hay un montón de personajes, y cada uno tiene su historia. Hay muchos personajes y como director es un aliciente trabajar con tanta gente increíble. Conocer gente nueva, actores y actrices con los que no había trabajado es un aliciente, o también poder dirigir a gente que conocía desde hace años y con los que no había tenido la oportunidad de rodar, como Irene Escolar, Bárbara Goenaga o Julián Villagrán.
KV: ¿Habrías tenido un hueco para Mariví Bilbao aquí?
KS: No lo dudes. Y para Álex Angulo. Álex iba a estar aquí, y estaba preocupado porque al principio la peli iba a ser totalmente en inglés y él no hablaba nada y se lo aprendería fonéticamente. Hay un pequeño cameo suyo en una fotografía, yo quería que estuviera en la peli. Ambos habrían tenido papel. En Bosque de sombras el personaje de Álex no tenía una hija en el guión original, tenía una madre que iba a ser Mariví. Por problemas de agenda Mariví no pudo estar y tuvimos que reescribir ese momento y cambiar una madre por una hija. El primer personaje que hizo Álex fue en La fuga de Segovia (1981), y su personaje en Bosque… va vestido exactamente igual: gafas, polo… el bigote no pudo ser porque estaba rodando El laberinto del fauno (2006). Habíamos pactado hacer un auto-homenaje que nos hacía mucha ilusión a los dos. Era un actor de la hostia y una persona maravillosa.
KV: ¿Es cosa mía o el personaje de Burn Gorman tiene mucho del Toit de En busca del arca perdida (1981), porque cuando se pone el sello en la mano…?
KS: (Risas) Es el único guiño-homenaje-chorrada hecho a propósito. Cuando de repente le vi con la gabardina y con el gorro no me lo podía creer. Nos dio mucha risa a los dos y le pedí directamente que levantara la mano sellada. Lástima que no lleve el gorro puesto en la escena, pero sí, es la única licencia que me permití en Gernika. Burn es un tío divertidísimo y extrovertido. La verdad que los tres actores británicos que hemos tenido son increíbles. El padre de Jack Davenport era muy amigo de Kubrick y me contaba que la voz original de HAL 9000 iba a ser la de su padre. Toma ya.
KV: El acabado de los efectos es impecable. Aún así, ¿echaste de menos más recursos económicos para acabarlos?
KS: Me habría gustado tener el presupuesto del tsunami de Lo imposible (2012). Cualquiera que me vea diciendo esto va a pensar que soy un llorón, pero teníamos una peli de diez millones que se quedó en casi seis. El secreto está en que la gente ha dado el dos mil por cien, absolutamente todo, y trabajando así, con estos equipazos de arte y efectos todo luce mucho mejor. Además nos hemos metido en localizaciones naturales, en pueblos reales con vecinos reales a los que hemos puesto sus vidas patas arriba. Llenamos de escombro, de fuego y de explosiones calles donde vivía gente, en Lekeitio, Artziniega y la misma plaza de Gernika. Allí rodamos un día y medio, en la plaza, el árbol y la Casa de Juntas. El trabajo de David Heras y User t38 es alucinante. El bombardeo se rodó en semana y media y luce increíble, el resultado es asombroso. Como la banda sonora de Fernando Velázquez. Hemos rodado en anamórfico con unas ópticas que, si no son las mismas, era el mismo modelo que las que se usaron en El Imperio contraataca (1980) Para mí era maravilloso rodar un plano con los actores corriendo por las calles mientras los bombardeamos. Eso es un lujo para cualquier director (risas). El plano de Gernika en llamas se rodó en tres capas, el último plano de la peli. Se rodó en Tiernas y Escó, en Aragón. Al principio habíamos barajado la opción de un decorado, pero me alegro mucho de haber rodado en localizaciones naturales.
KV: ¿Diez años después has notado que los equipos de trabajo están mucho más preparados para producciones internacionales?
KS: Totalmente. La gran mayoría del equipo es el mismo y me he dado cuenta de esos progresos. Me estoy haciendo especialista en rodar en inglés y euskera, quizás tenga que cerrar la trilogía algún día (risas). Estamos más que preparados, aunque por desgracia nos pasa igual que en el fútbol, que tenemos a los cracks en casa pero nos empeñamos en confiar más en lo de fuera.
KV: ¿Has pensado en rodar fuera? Supongo que después de tu primera película tuviste la oportunidad de dar el salto…
KS: Después de Bosque… me llegaron cosas, sí. Nunca he tenido agente allí y tampoco es algo que me interese demasiado. Siempre he pensado que ya es bastante complicado sacar aquí lo que te gusta como a ti te gusta, no puedo ni imaginarme lo que será tratar de controlar nada allí, que no eres más que un empleado. Pero claro que estaría dispuesto a rodar Ant-Man 2 (risas). No tengo una necesidad alarmante de dar el salto, pero no he cerrado la puerta para nada. Si surge algo interesante allí iría de cabeza.
Buena entrevista, se agradece. Hay una falacia que se repite como un mantra: "otra película sobre la guerra civil"… cuando en realidad casi nunca se ha tratado la guerra civil en si misma, solo los escenarios adyacentes. Muchas ganas de verla.
¡Gracias!
Es cierto que está muy lejos del clásico enfrentamiento entre bandos, sí. Aquí lo interesante es cómo cuenta un triángulo de desgracias en medio de un movidote.