¿Qué tienen en común Dalí y los Hermanos Marx? Pues además de un acuciado sentido del humor, una tendencia natural hacia el surrealismo. Algo que venimos a mostrarte del modo más desconcertante posible: con el guión que el primero de ellos escribió para los segundos.
En los años treinta el surrealismo triunfaba en el mundo. Pero, ¿triunfaba realmente en todas partes? EEUU, en apariencia, no podía estar más alejada de la locura de objetos encontrados, el relato de sueños y dejar que el inconsciente se manifestara en la escritura automática. Pero si consideramos que aquella época, en el cine, pertenece a Buster Keaton y los hermanos Marx, entonces tenemos que ceder ante lo obvio: el surrealismo estaba muy presente en EEUU.
Tan presente estaba que Dalí se dejó caer por allí. Yendo a Hollywood en algún momento de los años 30s, como le dijo a su compañero y amigo André Bretón, aprovechó para codearse con tres destacados artistas americanos: Walt Disney, Cecil B. DeMille y Harpo Marx. Será con el último de estos con quien debió tener un mayor entendimiento, porque poco después estaría escribiendo un tratamiento primero y un guión abreviado después para una película que pudieran hacer los hermanos Marx. Una película llamada Giraffes on Horseback Salad, de título alternativo The Surrealist Woman.


Ahora bien, ¿de qué trata el guión? Sobre Jimmy, un joven aristócrata español que, por circunstancias políticas, se ha de mudar a EEUU. Una vez allí, una hermosa mujer surrealista, a la cual nunca llegamos a ver el rostro, se cruza en su camino, haciendo que su vida se convierta en una hilarante reflexión sobre las irracionalidades propias de la vida moderna.
El guión debió satisfacer el interés de los hermanos Marx, porque no se quedó en algún cajón perdido del artista español. De hecho, llegó a estar en las manos de Louis B. Mayer, cabeza visible del estudio MGM pero, por desgracia, la cosa no pasó de ahí. Consideró que aquel trabajo era demasiado surrealista, demasiado extraño, demasiado todo. Y de ese modo cayó en el olvido.


Olvido un tanto relativo. Es Dalí, son los Hermanos Marx. Por supuesto que no puede ser ignorado durante mucho tiempo. De ese modo, con las notas disponibles sobre el guión, el colectivo teatral Elevator Repair Service decidió montar una obra inspirada en el mismo a principio de los noventa. Todo para que, más recientemente, se encontrara el santo grial entre los papeles del artista fallecido: el propio guión completo, sin recortes, listo para que alguien le diera forma.
Y eso es lo que ha ocurrido. Giraffes on Horseback Salad es una novela gráfica escrita por Josh Frank y Tim Heidecker y dibujada por Manuela Pertega, donde se hace una versión en cómic del guión. Es lo más cerca que estaremos nunca de poder ver la película, tal cual fue concebida, con los actores para los cuales fue pensada.


Al final el problema es que el surrealismo tiene límites. El humor un contexto. La vida humana un final. Es decir, incluso aunque hoy fuera aceptable producir esta película, los límites de la propia degeneración biológica han impedido que nunca llegue a existir. Al menos, del modo en que fue concebida. A pesar de todo, eso no le resta ningún interés al guión. A su historia. O a la significación que tiene eso cara a la historia del cine o el surrealismo. A fin de cuentas, el guión existe y pudo haberse producido. Y aunque sólo fuera por eso, por toda la influencia posterior que ha tenido, ya podemos hacernos una idea del poder, discreto, pero existente, que aún hoy sigue teniendo el surrealismo.