En teoría, si quieres tocar punk lo suyo sería conseguir alguna guitarra de segunda mano (cuanto más desvencijada mejor) y conectarla al altavoz hifi más chungo que encuentres. Lo importante es la actitud ¿no? Bueno, sí, pero no. Los máximos exponentes del estilo que arrasó los 70 no hacían ascos a una buena Les Paul. Os contamos aquí qué os hace falta para reventar tímpanos y convenciones sociales.
A estas alturas de la película los años 70 ya parecen prehistoria. Sin embargo, cincuenta años después, esa década de crisis y contracultura sigue estando más vigente hoy que nunca. Del rock & roll rompecaderas, alegre y desenfrenado de los 50 se pasó al largo verano de amor y experimentación de los 60. Pero no todo eran setas y camisetas de flores. A mediados de esa década una pequeña revolución se estaba gestando en los garajes de miles de chavales hartos del buenrollismo y el amor libre.
Probablemente se tratara de ‘nerds’ con pocas ganas de aprender el instrumento, que no mojaban ni haciéndose pasar por hippies y focalizaban toda esa rabia aporreando sus guitarras. Sea como fuere, canalizaron la creciente pasión por la distorsión en la música a través de instrumentos baratos, malos altavoces y una forma de tocar, digamos que descuidada. Musicalmente, de hecho, parecía que intentaban tocar rockabilly pero su falta de ‘groove’ daba como resultado unos ritmos muy secos y afilados.

De todos estos ingredientes surgió un proto punk que hoy en día conocemos como Garage Rock , que aún sigue estando muy de moda en determinados círculos. Esa energía, ese sonido saturado y afilado y esa ingenuidad fueron las piedras fundacionales de lo que hoy entendemos como punk.
Pero para tener punk hace falta añadir un reactivo a la fórmula. La pomposidad del rock sinfónico de los 70 y la gran crisis del petróleo y el consecuente desempleo, la incertidumbre y el hartazgo fueron los causantes de otro elemento esencial del punk: la agresividad. Little Richard tambíen tocaba con energía, pero Steve Jones lo hacía con rabia.
Agresividad en la ejecución y en la puesta en escena pero también en el sonido. Y de sonido hemos venido hablar aquí. Entendemos que la actitud ya la tienes, así que, sin más dilación, hagamos un repaso al equipo que te hará falta si quieres hacer punk.
Las muchas vertientes del punk


Pero antes hay que aclarar que punk, a diferencia de las madres, hay más de uno. Obviaremos las diferencias temáticas (anarcopunk, horrorpunk, straight edge o gothic punk) y nos centraremos en las diferencias de estilo. Aquí vamos a hablar principalmente de lo que se entiende como classic punk o punk rock, es decir, ese que se hizo famoso tras la publicación en 1977 de Never Mind the Bollocks, Here’s the Sex Pistols y se extendió con grupos como The Clash o Ramones.
Pero evidentemente no podemos pasar por alto que toda esta ola estalló en una miríada de micro estilos que aún perviven, tales como hardcore, hardcore melódico, pop punk, ska-punk y un largo etcétera. No obstante, en lo que se refiere al sonido, básicamente todos los estilos comparten dos elementos comunes: volumen y distorsión.
Así que con esta pequeña guía deberíais de ser capaces de tener una buena base para luego enfocaros en lo que más os guste. Ahora, si os perdéis un poco entre tanta propuesta lo mejor es siempre contar con expertos. En España, la tienda de guitarras mejor valorada por su atención y conocimiento técnico se encuentra en Barcelona y se llama Fanatic Guitars. No dudéis en darles un toque si os perdéis entre tanta opción.
Lo esencial: una guitarra
Como ya hemos comentado, el punk es ante todo actitud, más que un sonido concreto, y por eso prácticamente cualquier guitarra os debería servir. De hecho, a lo largo de la historia del punk, las bandas más mainstream han utilizado infinidad de modelos distintos, desde las tipo Les Paul a las Telecaster, pasando por guitarras tipo surf, SG, 335, etc.
Pero es importante destacar una vez más que, ciertamente, en los principios las guitarras solían ser lo de menos y, de hecho, cuanto peor, mejor (¿a qué me suena eso?), por lo del rollo de la actitud. A veces no hace falta ni que tenga todas las cuerdas. Sirva como ejemplo la mítica banda The Presidents of the United States of America, que se hicieron famosos con aquel temazo llamado Lump. La guitarra de los guitarristas Dederer primero y McKeag más tarde sólo tenían 3 cuerdas. Y el bajo sólo 2.


Pero si queréis emular el sonido más característico, el de los Sex Pistols, Ramones o The Clash, ya entramos en otra liga. La actitud se combina con un mejor sonido. Para eso necesitáis una guitarra que haga mucho ruido y tenga mucho volumen. Pongamos por ejemplo el sonido de Steve Jones, de Sex Pistols. Sin duda, era un gran amante de las Gibson. Una de las más míticas era su Gibson Les Paul Custom de 1974.
La que véis en la foto se trata precisamente de una fabricada en 1973 en un estado impecable. Se trata no sólo de una excelente guitarra no sólo con el sonido más gordo del mercado, sino también de una reliquia de coleccionista.
En conclusión, las guitarras tipo Les Paul son ideales para un sonido grueso como el de los Sex Pistols. Y no tiene por qué ser exactamente modelo Les Paul, básicamente cualquier guitarra con pastillas dobles (humbuckers) os debería servir.


Las Telecaster
Por su parte, el otro gran exponente del punk-rock, Joe Strummer (The Clash) era muy partidario de las Telecaster, que no tenían un sonido tan gordo, pero sí muy chillón y afilado.
Esta que véis en la fotografía es una reliquia de la década de los 70, perfecta para ese sonido afilado como un cuchillo. Con este tipo de guitarras lo que se busca es un sonido más chillón y cortante, y eso lo proporcionan las pastillas simples y maderas claras como el arce o el aliso. Por eso, cualquier imitación de Telecaster o cualquier guitarra con pastillas simples y maderas como el arce, aliso, etc, deberían serviros.


El mercado está saturado de guitarras tipo Les Paul, tanto de Gibson como de otras marcas, así como de modelos Telecaster de Fender. Las que se hacen en USA suelen ser bastante caras para un principiante, pero son ideales para profesionales. Si te encuentras en un nivel principiante-intermedio una excelente alternativa son las guitarras Tokai, ya que, de hecho, es la fábrica encargada de los modelos que tanto Gibson como Fender hacen en Japón.
Buscando algo más especial
Tanto las tipo Les Paul como las Telecaster os darán los sonidos más versátiles y ‘mainstream’, pero si queréis un sonido más particular, podéis seguir el camino de Johnny Ramone y usar guitarras menos ortodoxas. Él de hecho usaba las Mosrite, que combinaba con un tipo de ejecución muy particular: usar acordes con cejilla aplicando lo que se conoce como ‘downstroke’ (un continuo golpe hacia abajo en las cuerdas). Esto, sumado a unos niveles ensordecedores de su amplificador daba como resultado un sonido más agresivo y rítmico que el de sus contemporáneos.


Por su parte, las guitarras con pastillas P90 también son una excelente alternativa, por su tecnología ‘viejuna’ y sonido oscuro y muy saturado. Gente como Billie Joe Armstrong, de Green Day o Dave Grohl de Foo fighters, las usan como guitarra principal. Estos dos guitarristas también son famosos por usar otro tipo de guitarras que típicamente se usaban en el jazz, como las Gibson ES-335, también son muy usadas en el punk y muchos otros estilos. Una opción sin duda a tener en cuenta ya que su sonido más oscuro y con mucho cuerpo es ideal para estilos como el blues, indie, rock y, por supuesto, punk.
Amplificador
En la vena punk-rock más mainstream los amplificadores más usados eran sin duda los Marshall y los Fender. Pero básicamente aquí lo que necesitas es una cosa: VOLUMEN. Recordad que estáis haciendo punk para hacer tambalear los cimientos de la sociedad y que estallen los tímpanos de vuestra audiencia.
Así las cosas, podéis optar por clásicos como el Marshall 1959 Super Lead, el Fender Twin Reverb o los Mesa Boogie Mark, que nunca pasan de moda.




Pero si queréis una alternativa más moderna en ingeniería pero con espíritu setentero, otras marcas muy, pero que muy potentes, son Friedman y Divided by 13.
Todos los amplificadores en uno
Quizás esto que os vamos a recomendar es muy poco punk, pero es, sin duda, el futuro.


Se trata de un ‘emulador’ de altavoces. En esa cajita verde (llamada Kemper Profiler) verde caben tantos amplificadores como podáis imaginar. Ahí encontraréis perfiles (así es como se llaman a las emulaciones) de todos los amplificadores que aquí hemos comentado y muchos más. La ventaja es que podéis usarlo con auriculares, grabar, tocar en directo, etc. Es sin duda, una alternativa muy digna a considerar. Además, este modelo en concreto viene en formato pedalera, lo que lo hace especialmente indicado para el directo.
Pedales de efectos
Y por último, no podemos olvidarnos del santo grial del punk: la distorsión. En este caso, el punk es muy generoso ya que sólo pide que sea lo más saturado posible. En teoría os debería bastar con los amplificadores, pero algunos están limitados en cuanto a sonido. Es por eso que no está de más hacerse con algún buen pedal overdrive o de distorsión y ponerlo al máximo de su capacidad. Otras cosas que podéis usar son ecualizadores y compresores para perfilar el sonido y mantener la dinámica a raya.
Lo dicho, el punk como estilo de sonido es muy fácil de conseguir. Tiene sus peculiaridades, pero lo más importante es, evidentemente, conjugar agresividad, velocidad y volumen. Y sobre todo, mantener siempre la actitud de querer mandarlo todo a la mierda. Nihilismo sónico.
God save the punk!