Orgullo + Prejuicio + Zombis llega a España para contarnos cómo Elizabeth Bennet y sus hermanas se hubieran encargado de los no-muertos. Por nuestra parte, te contamos todo lo que hay que saber sobre Jane Austen, una de las autoras clásicas más atemporales.
Mark Twain odiaba muchas cosas y a Jane Austen por encima de todas ellas. La odiaba tanto que, como buen troll, dedicaba numerosas líneas en sus cartas personales a analizar de la forma más destructiva posible las novelas de su compañera inglesa. Para culminar, tenía pensado escribir un libro sobre la famosa autora simplemente para darse el gusto de odiarla delante de un público aún más amplio. Él era así.
Si Mark Twain viviera en la actualidad probablemente sería un hater y seguro que algún tuitero ya le habría cantado las cuarenta porque, seamos serios, algo tiene que tener Jane Austen para que casi doscientos años después de su muerte siga estando entre las autoras más leídas, adaptadas y reconocidas de la lengua inglesa. Algo tiene que haber en Orgullo y prejuicio (1813) para que sea la segunda novela más querida en el Reino Unido, o en Emma (1815) para que Robert McCrum considere que es la séptima entre las cien mejores novelas jamás escritas en inglés.
Para muchos Jane Austen es una autora clásica, una autora importante a la que es mejor mantenerse a distancia porque sus libros deben ser aburridos, inaccesibles o anticuados. Nada más lejos de la realidad. Las novelas de Austen son libros divertidos y atemporales, con personajes realistas y diálogos muy cuidados. Si estás interesado, pero aún no te atreves a abrir uno de ellos, aquí tienes 5 claves de lo que todavía te estás perdiendo.
1. Realismo y costumbrismo en la Inglaterra del siglo XIX
Austen seguía la máxima «escribe sobre lo que conoces» en su forma más literal. Sus siete novelas (estoy incluyendo aquí Lady Susan -1805- a pesar de ser una nouvelle) están ambientadas en la Inglaterra donde ella creció y vivió toda su vida. Sus heroínas, al igual que ella misma, pertenecen a familias de la burguesía territorial inglesa o a la nobleza más baja e insignificante (la llamada gentry) y sus personajes se mueven por escenarios (casas de campo, mansiones, pueblos pequeños) que la propia autora podría haber recorrido en vida.

Posible retrato de la autora descubierto en 2011.
Si Austen consigue llegar a la gente de diferentes países y diferentes clases sociales incluso a día de hoy es porque, detrás de su retrato de las costumbres y rutinas de la burguesía inglesa, encontramos personajes sensibles con los que es muy sencillo identificarse y escenas que, con matices, son fácilmente exportables a cualquiera de nuestras vidas. Por ejemplo: ¿quién de nosotros —como Emma— no ha encontrado que sus acciones, realizadas con la mejor intención, acaban por volverse en su contra? ¿Quién —al igual que las hermanas Dashwood— no ha dudado de si fiarse de su cabeza o de su corazón?
2. Ironía, sátira y buenos diálogos
Algo difícil de creer, imaginando a Austen con un vestido imperio tomando el té en un lujoso salón, es que fuera una cachonda. Pero lo era. O eso es lo que reflejan sus novelas. Una mujer observadora, inteligente y mordaz.
Ya en sus primeras obras, recopiladas en tres volúmenes llamados Juvenilia (1922), hace gala de su mala leche, por ejemplo, cuando reescribe la historia de su país natal copiando la voz y el tono de sus libros de texto. Poco después, en La abadía de Northanger (1818), su primera novela, publicada de forma póstuma, se ríe de las exageraciones de la novela gótica y de lo melodramático de sus personajes.
La primera frase de Orgullo y prejuicio no es célebre por casualidad. Es una muestra de la ironía (no muy sutil, en este caso) que encontraremos en sus textos: «Es una verdad reconocida por todo el mundo que un soltero dueño de una gran fortuna siente un día u otro la necesidad de una esposa»
3. Mujeres reivindicando su voz

Orgullo y prejuicio.
Aún hoy se sigue debatiendo sobre si Austen es una autora feminista o no. Los críticos con su figura destacan cómo sus novelas suelen acabar con sus heroínas vistiendo un traje de novia y cómo es un hombre —de buena posición, hay que añadir— el que siempre acaba por resolver todos los problemas de la trama. Y es cierto. Estas cosas pasan en las novelas de Austen pero hay que tener en cuenta que no está muy lejos de lo que pasaba en la realidad. La tranquilidad (que no la felicidad) de una mujer y de su familia pasaba porque esta estableciera un buen matrimonio que le permitiera mantenerse o subir en la escala social.
Sin embargo, el hecho de que sean las mujeres las que narren su historia o que sea a ellas a quien sigue el narrador es un paso de una importancia extraordinaria que no debe dejarse de lado. Las mujeres de Austen tienen tanto virtudes como defectos pero estos nunca las posicionan, ni intelectual ni moralmente, por debajo de ningún hombre. Las historias de Austen terminan con una boda porque, por desgracia, elegir a su marido era una de las decisiones más importante que podía tomar en su vida una mujer y es valioso que la historia de la literatura se detenga a repasar lo que eso les hacía sentir, al igual que se detiene en otras muchas experiencias típicamente masculinas.

Anne Hathaway como Jane Austen.
Más allá de eso, las protagonistas de las novelas de Jane Austen muestran diversas inquietudes alejadas de la búsqueda de marido. En sus libros podemos escuchar fuertes opiniones femeninas acerca de la familia, la amistad, el deber, la moral, la importancia de la educación y la búsqueda de la felicidad.
4. Romance sin “amor romántico”
Uno de los problemas del romance en la literatura (y en el cine, si nos ponemos) es que recae en los mitos del amor romántico que tanto daño hacen a la sociedad. El concepto de “media naranja”, la idealización de los celos y la posesión y, antes que eso, el mensaje de que el amor lo puede todo, son conceptos tóxicos muy asentados en la población debido, en parte, a la ficción.

Sentido y Sensibilidad.
A pesar de que Jane Austen escribe lo que podría considerarse romance, en sus novelas encontramos que muchas veces el amor (en ocasiones identificado como pasión) termina siendo fuente de problemas o resulta imposible debido a las presiones sociales. Los celos y la posesión se identifican como sentimientos indeseables que muchas veces son provocados a propósito por personas mezquinas. Y, al final, la pareja de las protagonistas resulta surgir de la mezcla entre la opción más inteligente/conveniente y el hombre más virtuoso (cariñoso, inteligente, locuaz…). Los romances narrados por Austen pueden ser clasificados como realistas, más centrados en la identificación de un personaje con otro más que en el tópico de “los opuestos se atraen”.
5. Adaptaciones. Adaptaciones everywhere
Todas las novelas de Jane Austen han sido adaptadas múltiples veces tanto al cine, como al teatro y a la televisión, siendo las más destacadas la película Sentido y sensibilidad (1995) dirigida por Ang Lee con Kate Winslet y Emma Thomson en los papeles protagonistas y la miniserie televisiva Orgullo y prejuicio (1995) con Colin Firth como el señor Darcy .
A pesar de que la miniserie Emma (2009) de la BBC le lograra una nominación al Globo de Oro a su protagonista, Romola Garai, esta fiel adaptación sigue en segundo plano frente a la película Fuera de onda (1995) una reintepretación del clásico ambientado (muy ambientado) en los noventa que se ha acabado haciendo un hueco dentro de la cultura pop.
Muchas otras películas toman la figura de la autora o su legado cultural como premisa en sus tramas. La joven Jane Austen (2007) nos cuenta la relación entre Jane y Tom Lefroy, el joven irlandés con el que la autora no pudo casarse y Jane Austen recuerda (2008) nos presenta a la autora, ya en la cuarentena, afrontando diversos problemas familiares.
Persiguiendo a Jane Austen (2008), Conociendo a Jane Austen (2007) y En tierra de Jane Austen (2013) son tres producciones que exploran, con más o menos acierto, la importancia de la autora en la cultura popular, que no es poca. Sin ir más lejos, este 2016 nos trae dos estrenos directamente relacionados con sus novelas: Orgullo + Prejuicio + Zombis (2016) imagina qué habría pasado si Elizabeth Bennet, además de lidiar con sus hermanas y el idiota del señor Collins, se hubiera tenido que enfrentar a una horda de no-muertos, mientras que Love & Frienship (2016) adapta de forma mucho más fiel y fresca Lady Susan, la historia de una mujer dispuesta a todo por lograr que su sosa hija consiga un matrimonio beneficioso (para ella misma).
Mark Twain debe de estar revolviéndose en su tumba. Parece que la figura de Jane Austen está más presente y viva que nunca. Su sencillez, su sátira y su naturalidad siguen gustando e inspirando a lectores, escritores y fans de los zombis de todo el mundo.
Las dos obras que he leído de esta autora (Orgullo… y Enma) se me hicieron insufribles. Son insustanciales, carentes de interés, aburridas, pergamino y fachada. Las protas de sus novelas son estúpidas, con un solo pensamiento: casarse con el primero que se ponga a tiro…siempre que tenga rentas. Para ello todo son bailes, trajes, fiestas, listas de invitados, y aparentar hasta la náusea. No hay retrato alguno social, ni siquiera una temporalización histórica del contexto. Lo más trágico que puede ocurrir es que una chica tenga un resfriado que le impida ir a la velada de cazadotes. Un bodrio infame. Si supieran leer, y les gustara, estas novelas pueden ser apropiadas para las tertulianas de Sálvame de T5.
Emma, no Enma.
Hola Martin, gracias por comentar y compartir tu experiencia con la autora.
Tu comentario me ha hecho replantearme la forma en la que veo la figura de Austen ¿puede ser que haya malinterpretado cosas? Como comento en el segundo punto del artículo, pienso que a Austen le encantaba usar la ironía y la sátira pero quizás estaba viendo cosas donde no las había. Por ponerte un ejemplo de mis interpretaciones, Lizzie Bennet, que como recordarás seguro de cuando te leíste el libro es la protagonista de Orgullo y Prejuicio, rechaza la petición de matrimonio de Darcy (el hombre más rico de la novela) y de Collins (su primo y la persona escogida por su madre) así que, en mi mente, deduje que cuando Lizzie dice que lo más importante es el matrimonio… ¡Estába siendo sarcástica!
Tienes toda la razón cuando comentas que para las protagonistas es muy trágico perderse veladas. Quizás es que estoy siendo siendo demasiado empática aquí pero entiendo que ellas viven aisladas en el campo y su único contacto social son cenas que se producen cada pocas semanas. Quiero decir, yo pienso que reaccionaría igual en base a lo frustrada que me pongo cuando me quedo unas horas sin internet pero claro, yo soy una persona que disfruta de vez en cuando de las interacciones sociales.
Es cierto que no hay temporalización histórica en los libros de Austen. Es conocido que muchos lectores encuentran muy difícil situar la acción en la Inglaterra del siglo XIX ya que esto no se dice en ningún momento de boca de las protagonistas. Sin duda, de vivir hoy día, Austen podría haber aprendido un par de cosas de Christopher Nolan.
Un saludo
Sí, definitivamente eres demasiado empática. Y no me refiero a tu interpretación de Austen, sino a tu respuesta al troglodita. Enhorabuena por tu estilo.
Decís que es blanda e insustancial… pues el retrato que hace del cura (Collins) en Orgullo y prejuicio directamente hace sangre. No sale mejor parado el cura de Emma (Elton). Son caracterizaciones demoledoras y nada casuales, que dejan ver bien a las claras su posición hacia la Iglesia; de hecho, me pregunto si hoy en día alguien se atrevería a publicar una novela donde los curas son lo peor de lo peor. También valoro mucho su postura religiosa (o más bien, su desinterés por la religión): Frente a otras novelas de la época (Robinson Crusoe, Moll Flanders y un millón de etcéteras) no menciona a dios ni la fe para nada, e incluso en lo tocante a la moral lo que tiene que decir es pura crítica de la estrechez del campo de movimientos para la mujer.
El pecado de Austin parece ser su estilo, alegre y resoluto. Si se hubiera puesto sombría no tendría tantas críticas (y nosotros no nos reiríamos tanto con ella).
¡Hola Pescador! gracias por pasarte por el post y aún más por animarte a comentar ¡diciendo cosas buenas!… ¿sigue siendo esto internet o pasa algo raro?
xDD no, en serio, mil gracias.
¡Buenas Helena! gracias por pasarte y animarte a comentar.
No puedo estar más de acuerdo con lo que dices (sin ironía ninguna). Austen es muy afilada pero lo disfraza bien. Opino personalmente que es mucho más dura en sus descripciones que, por ejemplo, Emily Brontë pero que la gente confunde su estilo ligero con frivolidad (cuando, para mí, Brontë tiene mucho menos que decir que Austen).
Además del estilo, otro de los pecados de Austen puede ser su caracterización de los hombres. Cuando estaba preparando el post, revisé los artículos de una web feminista sobre la autora y creo que una redactora da en el clavo cuando dice que lo que no le perdona la crítica a Austen es que escriba a los hombres en sus novelas de la misma manera en la que ellos describen a las mujeres, como personajes de apoyo sin mucha profundidad.
Un saludo!
Pues a mí me gustan las novelas de Jane Austen.