[Celebramos Halloween como hacemos con todo en CANINO: sobredimensionándolo. Estiramos la noche de las brujas todo un mes: cada día, aquí, durante todo noviembre, tendrás una minireseña de una película, comic, videojuego o libro relacionados con el terror y que quizás no conozcas. Si te gusta descubrir cosas, nuestro Halloween dura un mes te va a encantar. Eso sí, ojo: algunas están muertas.]
No quiero empezar echándole mierda al canal SyFy porque todas las películas de monstruos van al cielo, pero estaremos de acuerdo en que cualquier bicho accionado mecánicamente, o animado fotograma a fotograma, se come casi siempre por las patas a su equivalente generado por ordenador. Por muchas patas digitales que este tenga.
Estrenada en vídeo el mismo año que la señora Parque Jurásico (1993), a quien seguramente podríamos culpar del menosprecio a los efectos físicos de criaturas que sobrevino ―sin ser ella nada de eso, ya que por supuesto también los utilizaba―, Garrapatas es un alarde de talento en ese campo y una rara muestra del oficio en una década que se aferró a lo digital con sus quelíceros tras iniciarse con dos muestrarios de técnicas clásicas tan sobresalientes como Temblores (1990) y Aracnofobia (íd.). Precisamente se cuenta que fue al calor de la segunda que nació este filme de ectoparásitos XXL, y puede que así fuera en cuanto a la facilidad para encontrar financiación tras el éxito de sus parientes arácnidos, pero lo cierto es que la idea de la película llevaba pegada a la cabeza del mago de los efectos Doug Beswick desde los años setenta, cuando escribió un guion titulado Cycle of Blood.
Si el nombre de Beswick no te dice nada, búscalo en Google Imágenes y siente su peso en el pecho: verás las prótesis de los músicos de la cantina de La guerra de las galaxias (1977) y miniaturas como las del exoesqueleto de Aliens: El regreso (1986), el endo de Terminator (1984) y la cabaña de Terroríficamente muertos (1987). Él mismo se encargó con su equipo de dar vida a las garrapatas en esteroides (literalmente) que había imaginado dos décadas antes y, con las obvias diferencias de presupuesto respecto a los títulos mencionados, el resultado está a la altura de ese currículo.
No es el único artesano del género implicado: los efectos de maquillaje -oh, sí, hay pústulas palpitantes y bultos desplazándose bajo la piel- corren a cargo de la KNB, cuando el hombre detrás de la K todavía formaba parte de la compañía, produce nuestro amado Brian Yuzna, y en la silla de director se sienta Tony Randel un lustro después de habernos legado Hellbound: Hellraiser II (1988). En cuanto a los actores, nos encontramos con Ami Dolenz (en el mismo año que protagonizó las secuelas Witchboard 2: The Devil’s Doorway y Pacto de sangre 2: La maldición de la bruja), el incombustible Clint Howard (quien ya acompañó a Yuzna durante sus incursiones en la saga Silent Night, Deadly Night, convenientemente ensalzadas en CANINO), Seth Green antes de ponerse en la peluda piel de Oz en Buffy, cazavampiros (1997-2003), y Alfonso Ribeiro en pleno éxito de El Príncipe de Bel-Air (1990-1996) con un papel muy distinto al de Carlton -digamos, más… desgarrado-.
Garrapatas es un tesoro de videoclub con méritos de sobra para que Fright-Rags le dedique una camiseta -voto por la imagen del superácaro con la jeringuilla clavada en el lomo-, y una elección perfecta para una de estas noches de Halloween fuera de Halloween que te proponemos.