[Celebramos Halloween como hacemos con todo en CANINO: sobredimensionándolo. Estiramos la noche de las brujas todo un mes: cada día, aquí, durante todo noviembre, tendrás una minireseña de una película, comic, videojuego o libro relacionados con el terror y que quizás no conozcas. Si te gusta descubrir cosas, nuestro Halloween dura un mes te va a encantar. Eso sí, ojo: algunas están muertas.]
Cualquier mirada hacia el terror debe partir siempre de una presunción esencial: el horror no tiene forma. O para ser exactos, tiene una forma que no podemos reconocer. De ese modo, sea por su amorfismo o por su deformidad, aquello que nos aterra es porque no se construye a través de una composición mórfica que nos sea conocida porque, en última instancia, su forma es antinatural. Aquello que tememos lo tememos por desconocido, por ininteligible o por grotesco, nunca por la mera condición de ser extraño. Y lo extraño lo es porque no tiene forma, porque no podemos reconocerlo, porque no sabemos a qué atenernos cuando se presenta en el portal de nuestra casa.
Horrors of Malformed Men es una película amorfa. Amorfa narrativamente, porque su linealidad se escapa en un constante espectáculo de artificios, falsedades y onirismo; amorfa cinematográficamente, porque ese mismo juego de espejos narrativos le lleva a un formalismo estético rayano lo poético; amorfa como adaptación, porque adapta no menos de tres o cuatro relatos de Edogawa Rampo para hilarlos en común dentro de su propia trama original. Algo con lo que ha creado su propia escuela, a tenor de adaptaciones recientes del autor como bien pueden ser el anime Rampo Kitan: Game of Laplace.
Teruo Ishii firma aquí la obra cumbre del ero-guro en su sentido más puro -erótico, grotesco y sin sentido aparente; en suma, informe- en un tour de force de terror en donde es imposible tener certezas sobre nada, porque siempre existe una revelación más, otro giro que era imposible haber visto venir, otra nueva forma de lo que carece de forma dejándose ver entre los resquicios de lo plausible.
Esa es la belleza de lo informe. De Horrors of Malformed Men. Y por eso nos gusta el terror. Porque, más allá del horadar del fandom en formas ya sobrexplotadas hasta hacerlas familiares, existen una cantidad infinita de distorsiones de lo formal y, con ello, también de lo informe y lo desconocido.
