Publicada en 1962 y reconocida como una de las grandes obras de la ciencia ficción americana, la novela de Philip K. Dick ubicada en una realidad alternativa ha conseguido tener una segunda vida gracias a su exitosa adaptación televisiva por parte de Amazon Prime. Un producto que acaba de terminar en su cuarta temporada y que amplía, a la vez que actualiza en gran medida, el universo que creó su autor en los años sesenta.
AVISO: Este artículo contiene spoilers.
Estados Unidos, 1962. La II Guerra Mundial se ha saldado con la victoria de los países del Eje y ahora el dominio global se reparte entre el gobierno del Tercer Reich y el Imperio Nipón. Ambos bandos han conquistado el territorio de América del Norte y han divido el país en dos zonas de influencia: el este bajo el dominio nazi y el oeste bajo el control japonés. Entre ambos sectores, los estados de las Montañas Rocosas se mantienen neutrales viviendo con relativa y aparente autonomía pero sin ningún tipo de autoridad o ley.

En la zona de influencia nipona vive Robert Childan, el propietario de un negocio de antigüedades norteamericanas que busca la aceptación de los nuevos líderes y dejar de ser considerado un ciudadano de segunda. Allí también residen Frank Frink y Ed McCarthy -dos obreros que montan un nuevo negocio de joyería y crean la primera pieza totalmente americana tras la ocupación- y Nobusuke Tagomi, un alto empleado de la delegación de comercio que se verá envuelto en una conspiración de espionaje que le hará replantearse todos sus principios. Mientras, en la llamada zona neutral se encuentra la ex mujer de Frank, Juliana Crain, que un día conoce a un misterioso camionero llamado Joe que afirma ser un veterano de guerra italiano y con el que se embarca en un viaje para conocer al autor de un inquietante libro llamado La langosta se ha posado. Una obra prohibida por el Reich en la que se describe los acontecimientos de un mundo en el que son los aliados los que ganan la guerra.

Este el interesante punto de partido que nos presenta el autor Philip K. Dick en su aclamada novela El hombre en el castillo (1962). Una ucronía o novela histórica alternativa con importantes elementos de la ciencia-ficción más clásica, que fue todo un éxito en la época y que se alzó con el premio Hugo a la mejor novela de 1963.
Su adaptación audiovisual se hizo de rogar y tras más de cincuenta años de espera, Amazon Prime anunció el desarrollo de una serie para la pequeña pantalla con la propia hija de Dik, Isa Dick Hackett, implicada en el proyecto como productora. El piloto se lanzó el piloto en enero de 2015 y la serie ha concluido este mismo mes tras cuatro temporadas, convertida en una de las grandes apuestas de la plataforma de streaming.
Los grandes cambios entre la novela y la serie
Aunque el punto de partida sea prácticamente el mismo en ambos productos, la adaptación televisiva presenta una serie de cambios frente la obra original. Uno de los más importantes y llamativos es que el libro de La langosta se ha posado no existe y en su lugar, ese es el título que reciben una serie de cintas de película que muestran imágenes en vídeo de los Aliados ganando la guerra. Un recurso muchísimo más visual y narrativamente más poderoso, y todo un acierto que sirve para estructurar esta nueva historia. De hecho, este cambio podría estar inspirado en un elemento de otra de las novelas de Dick, Valis (1981), donde también hace su aparición una película que representa otra realidad alternativa de los Estados Unidos.

Un gran punto a favor de la serie es, sin duda, la utilización meramente anecdótica del I Ching, un oráculo tradicional chino. Es un elemento muy utilizado por los personajes en el libro para tomar decisiones y resulta verdaderamente tedioso en la lectura. Al parecer el propio Philip K. Dick lo habría utilizado para escribir El hombre en el castillo y decidir el rumbo de acción de algunos de los protagonistas. De ahí la importancia que adquiere en el libro y que, por suerte, en la versión para televisión pasa a ser secundario.
Además, otro aspecto muy importante que aporta la serie respecto al libro es que la novela transcurre casi en su totalidad en territorio nipón o en la Zona Neutral, por lo que de la vida en la zona del Reich sólo conocemos lo que los personajes nos cuentan, como las masacres en África, el secado del Mediterráneo para crear tierras de cultivo o la eliminación casi en su totalidad de los judíos. Una forma de estructurar la historia que deja a la trama original un poco coja al perder esa perspectiva que podría aportar el conocer cómo es la vida real para los ciudadanos del otro lado del país. La serie afronta este problema con la creación del personaje de John Smith y su familia: un antiguo combatiente americano que tras finalizar la guerra, cambia de chaqueta para adaptarse a las nuevas circunstancias políticas. Se nos presenta como un hombre inteligente que escala con avidez en la jerarquía hasta convertirse en el Reichmarshall, uno de los grandes cargos del Estado alemán y el mayor dentro del territorio americano, pero siempre con una motivación más cercana a la ambición de poder que a la creencia en las principios del nazismo.

Los diferentes tipos de ocupación
En este sentido y directamente relacionado con la ubicación de la mayoría de personajes en la América ocupada por los japoneses, el libro no puede evitar dar una mejor imagen de estos en comparación con los nazis. No es que el autor los describa de forma positiva, ya que muestra claramente cómo su sociedad es racista y clasista, y donde incluso existen esclavos, pero no los convierte en monstruos como los nazis. En el territorio alemán se impone un adoctrinamiento basado en los principios arios del Estado sobre la población con la eliminación de todas aquellas personas que no concuerden con este ideal propagandístico. Mientras, en el lado japonés, la gente vive bajo un orden estricto de clases pero no se les impone ningún tipo de ideal, y estos incluso se muestran interesados en conocer algunas particularidades de la cultura americana.

La serie sí que va un poco más allá en su crítica contra la ocupación nipona, pero igualmente sigue siendo más dura con los alemanes. El personaje del Inspector Kido y la presencia de la Kempeitai, la policía secreta, hacen precisamente esa función de hacer presente el cariz malvado del Imperio contra la población cuando en uno de los primeros capítulos de la serie no tienen reparos en torturar y asesinar a personas inocentes. Pero es verdad que durante el desarrollo de las temporadas hay cierto toque de honorabilidad, especialmente en el Inspector Kido, que justifica todos sus actos bajo la premisa de servir al Imperio. No hay que perder de vista que tanto la serie como el libro son productos norteamericanos, lo que explica muchas de estas decisiones.
La representación de los personajes femeninos y otros colectivos
Otra de las actualizaciones de la serie respecto a la novela es la mejora en el tratamiento de los personajes femeninos. Juliana Crain es el único personaje femenino importante en el libro y aunque es cierto que tiene bastante peso en la historia porque es ella la que descubre la existencia de las realidades alternativas, por la descripción que se hace de ella nos encontramos con una persona trastornada, con algún tipo de trauma pasado relacionado con los hombres, algo infantilizada y fantasiosa, que no sabe muy bien lo que quiere y tan necesitada de afecto que no duda en lanzarse a una relación con un hombre como Joe, que no la trata bien. Pero no solo es que el tratamiento de Juliana deje que desear: de hecho, durante toda la novela aparecen una serie de comentarios machistas al estilo de “las mujeres son como niños porque necesitan atención constante” y que chirrían para las nuevas generaciones de lectores.

En la serie el personaje de Juliana está bastante mejor llevado, sin dejar de lado ese toque de persona con un pasado misterioso, y disfruta de un papel más activo. Además, se añaden otra serie de mujeres a la historia que la enriquecen en gran medida, como el papel de la mujer de John Smith, Helen, de tremendo protagonismo durante la última temporada. Ella es la encargada de contar cómo es la vida de verdad dentro del Reich, cuál es el papel de la mujer en esa sociedad y cómo es la educación propagandística que reciben las nuevas generaciones. Una prisión de la que intenta escapar porque no puede seguir en el papel de esposa y madre ideal, llegando incluso a tener que medicarse para sobrevivir. Muy interesante también durante esta temporada es el personaje de su hija, una adolescente educada en los principios del Reich que lograr abrir los ojos ante la realidad y que reprocha a sus padres que hayan formado parte de ello.

Pero al igual que ocurre con la representación femenina, existen otras minorías que encuentran su sitio en la serie y en las nuevas narrativas que presenta. Un ejemplo serían los integrantes de la Rebelión Comunistas Negra –uno de sus principales líderes es una mujer de color-, con la aparición de los diferentes tipos de movimientos clandestinos que luchan en las sombras para derrocar a los dos regímenes. Un elemento que le da bastante realismo y dinamismo a la historia, y que en la novela tampoco se menciona. O que el personaje de Ed McCarthy en la serie sea homosexual y decida vivir libremente una relación con un hombre en la Zona Neutral. Unos cambios necesarios y que aumentan en gran medida el valor de un producto al incluir una mayor representación.
La continuación de la historia
Una de las actualizaciones de la producción para la pequeña pantalla de la novela es que avanza la trama y narra los acontecimientos posteriores tras la reunión entre Juliana y el hombre el castillo, que es justo el punto en que termina la novela. La gran novedad que aporta la serie es que Smith también descubre la existencia de los mundos paralelos y desarrolla un proyecto secreto para construir un portal que permite viajar entre ellos. Con todo el hype tras el final de la tercera temporada, con Himmler –el nuevo Führer- anunciando sus planes para mandar al ejército nazi a la conquista de otras realidades, el resultado es flojo, comparado con lo que podía haber sido. Todos queríamos ver una invasión nazi interdimensional y las caras de los habitantes de esos mundos cuando aparecieran los soldados alemanes con las esvásticas. Pero al final se queda en nada el asunto, ya que solo mandan a una serie de hombres para inspeccionar el terreno e informar de la situación.

Pero la historia continúa y tras los numerosos sabotajes de la Rebelión Comunista Negra, los japoneses deciden retirarse del territorio americano. De nuevo, tenemos una mejor representación del Imperio Nipón al dejar el país por la vía pacífica. Smith, por su parte, hace una arriesgada maniobra para desligarse de Berlín y crear su propio Reich americano en continuidad con los principios del nazismo. Pero tras su muerte, el siguiente hombre al mando expone claramente sus intenciones de abandonar toda influencia del nazismo para poder volver a convertirse en un estado independiente. Por lo que una nueva etapa se abre para los Estados Unidos en la que encontrar su lugar como nación autónoma.
De esta última parte de la historia deriva uno de los problemas que presenta el desenlace de esta temporada: por qué Smith sigue con el plan de hacer de América un estado nacionalsocialista después de separarse de Berlín. Cuando su mujer Helen le pregunta al respecto, responde que ni él mismo lo sabe –nosotros como espectadores la verdad es que tampoco-, y dice que es algo que ya no puede parar. El caso es que su final no termina de convencer y menos después de hacer tanto hincapié en el duelo entre Juliana y Smith cuando se vuelven a encontrar, y que se salda con cero dramatismo.

Igual que tampoco funciona el desenlace final en el que aparece una marea de gente entrando a través del portal a este mundo como quien va de excursión y que no se sabe muy bien qué han venido hacer y por qué han decidido aparecer todos de golpe. Por no hablar de la precipitada muerte de Tagomi o las visiones sobrenaturales de Juliana. Un final que deja que desear y que pedía ser más redondo y dramático, pero que deja también una sensación de satisfacción global respecto al producto final.
Con sus pros y sus contras, la serie ha sabido mantener el ritmo durante cuatro temporadas. Es especialmente interesante ver como amplía y actualiza muchos detalles del libro original y como medio siglo después, demuestra que la invención de Dick sigue siendo una historia que cautiva.