¿Cuál es la mejor manera de despedir a Chiquito de la Calzada? Recordando las formas en las que su genio ha permeado la cultura popular española durante dos décadas largas, desde los videojuegos hasta el anime y la música de baile.
A largo plazo, todo hijo de vecino tiene menos futuro que un espía sordo, y el paso de los años puede derrotar hasta al diodeno más resistente. Así pues, con gran dolor de nuestro corazón, CANINO despide a Chiquito de la Calzada, seguramente el humorista (o cómico stand-up, si lo prefieren) más genial de la historia reciente de España. Sólo Tip y Coll o Eugenio pudieron compararse en talento y frescura al malagueño, nacido Gregorio Esteban Sánchez Fernández, que ha muerto a los 85 años en su Málaga natal víctima de una crisis cardiaca.
Desde su primera aparición (1994) en Genio y figura, aquel programa de Antena 3 del cual fue el único atractivo, Chiquito se convirtió en todo un fenómeno capaz de hacer que España entera exclamase «¡Jarl!» al unísono. Aquel señor sexagenario, antiguo cantaor en tablaos flamencos, luciendo unas camisas indescriptibles y una forma de hablar y de moverse que eran sólo suyas, se convirtió en todo un fenómeno pop. Y, a juzgar por lo que seguimos viendo hoy en internet, lo seguirá siendo durante muchísimo tiempo: si los triunfos de un artista popular se miden por su penetración en la cultura de su tiempo, Chiquito tocó con su mano mágica y pecadora todo tipo de ámbitos, desde los videojuegos hasta el anime. Veámoslo a continuación.
Chiquito Doom
Si a alguien dudaba aún de que Chiquito lo era TODO en la cultura pop española de los noventa, que piense en esto: Doom, el patriarca de los shooters en primera persona, llegó a las tiendas en 1993, mientras que el malagueño debutó en TV en el verano del año siguiente. Y, aunque agregar mods a los videojuegos era por entonces un trabajo de chinos (o, al menos, considerablemente más complicado que hoy en día), un alma generosa tardó milisegundos en elaborar un parche que complementaba los efectos sonoros del juego con exclamaciones de «¡Pecadorl!», «¡Hombres malos violentos!», «¡Siete caballos vienen de Bonanza!» o el definitivo «¡Apetecawndeninemor!». Revisando la genial invención con la perspectiva que da el tiempo, podemos sentenciar que Chiquito le da varios miles de vueltas a John Romero como humorista.
Fistros y chiquitazos
Ahora, los llamados «tazos» reposan en el cementerio de las reliquias desechables, esperando que otras criaturas como los spinners vayan a hacerles compañía. Pero, hace dos décadas, estas fichas circulares de cartón incluidas en los aperitivos de la multinacional Pepsico gozaban en España de una ubicuidad casi tan inquietante como su capacidad de asimilar fenómenos pop. Y, dada la chiquitomanía imperante en la época, el de la Calzada también tuvo los suyos.
Los interesados en coleccionar chiquitazos debían hacerse con bolsas de Fistros, un producto de Matutano cuya inquietante descripción («Producto de aperitivo frito con sabor a carne») le venía de perlas a la figura de un señor que, como correspondía a alguien nacido en 1932, pasó más hambre que el perro de un ciego durante la posguerra. En cuanto a las caricaturas de Chiquito mostradas por los tazos de marras… pues dejémoslo en que hacían buenas a las de Vizcarra en El Jueves. Las creaciones coyunturales, es lo que tienen.
Chiquito dance
Tal vez, como él mismo afirmaba, Chiquito de la Calzada idease sus espasmódicos movimientos durante la época en la que residió en Japón. Pero también es inevitable recordar que su salto a la fama coincidió con el apogeo del bakalao, y admitir que sus contorsiones podían evocar las de un parroquiano de ACTV puesto hasta las cejas. Así pues, mientras Arturo Pérez-Reverte y otras hienas usaban el dance levantino para fomentar alarmas sociales desde la TV, una popular saga de recopilatorios chunda chunda sacaba tajada a su vez de aquella fiebre de la pradera.
Nos referimos a ese Bolero Mix 11 que, no contento con convertir a Chiquito en un saco de músculos y de adoptar el lema «Fistro y pecador», llenaba con samples de su voz una selección de eurodance y demás tralla con el DJ Quique Tejada a las mezclas. Por otra parte, estén prevenidos de que la carrera bailonga del malagueño fue más extensa (aunque sólo este Bolero Mix llegó a lucir su efigie) y que se ha prolongado en el tiempo: por YouTube circulan vídeos que le ponen su voz a temas de Skrillex, incluso. Nosotros esperamos impacientes a que aparezca un dúo (póstumo ya, por desgracia) en el que Chiquito entone su mítico «un lago negro, un lago blanco» a dúo con La Zowi y Pimp Flaco.
Chiquigrind
Viajamos a fechas más recientes (concretamente, y si YouTube no nos engaña, a 2009) para demostrar que Chiquito de la Calzada tiene poder. Tanto poder, de hecho, como para sobreponerse a riffs hiperveloces y a febriles blasts en la batería. El enigmático proyecto conocido como Chiquigrind ofreció una producción brevísima, que apenas suma dos minutos, pero que nos transporta a una dimensión en la que el olor a vinacho rancio y a jamón reseco de una tasca española de toda la vida se combina con las visiones apocalípticas del grindcore más brutal. Al fin y al cabo, tanta perorata sobre diodenos y hamatomas no andaba tan lejos de las letras de unos Anal Cunt… Si Justin K. Broadrick y Mick Harris hubieran nacido en Málaga en lugar de en Birmingham, podemos apostar a que las primeras (y mejores) grabaciones de Napalm Death habrían sonado así.
Chiquito, superhéroe
¿Magneto fusilándole el uniforme a Juan Carlos I? Naderías. ¿Letizia Ortiz presentando informativos en el Universo DC? Poca cosa. ¿Zapatero, Rubalcaba o -gasp- Juan Luis Cebrián dejándose ver junto a Iron Man? Venga ya, hombre… Puede que los dibujantes españoles que trabajan para las grandes del cómic USA hayan sembrado de cameos patrios sus viñetas, pero sólo Chiquito se ha dado el gusto de llevar en su taxi a una Catwoman con trazos de David López. Ahora mismo, en una realidad alternativa, el Fistro Supremo llena hasta la bandera los auditorios de Gotham City, cachondeándose de ese Joker malo de la pradera y ese Bruce Wayne que nació después de los dolores. Y, si se atreven a dudarlo, vean el vídeo de abajo.
Los doblajes sersuales
La historia es apócrifa (que nos la acabamos de inventar, vamos), pero verdadera: el 15 de Febrero de 2005, apenas 24 horas después de que los servidores de YouTube arrancaran en su sede de San Bruno, California, un otaku español con sentido del humor (cosa rara, por otra parte) subió a la recién creada web un clip de Bola de Dragón en el que Goku amenazaba a Vegeta con cortarle el fistro de abajo. A esta creación surgieron otras basadas en Pokémon, Naruto, One Piece y similares: como flamenco cabal que era, Chiquito había convertido su inspiración nipona en un cante de ida y vuelta.
Y, por supuesto, la cosa no acabó aquí. Desde Los Simpson a Harry Potter, de Piratas del Caribe a Matrix, no hay éxito de Hollywood que no cuente con su versión chiquitizada. La cual, en bastantes casos, mejora mucho respecto del original.
Chiquito de la Calzada vs. Van Damme
Abundan los reaction gifs que aprovechan la fraseología de Chiquito de la Calzada para expresar sorpresa, estupor, pánico o mero surrealismo extemporáneo. Sin embargo, nuestro gif favorito es este, que le pone en compañía de otro ídolo de esta web, Jean-Claude Van Damme, más tres seres humanos que nacieron después de los dolores y por tanto, tienen mucho menos calado en la cultura popular: Ramón García, Valeria Mazza y Antonia Dell’Ate. Cuando Van Damme (el Van Damme de los noventa, un auténtico torpedo) alza la pierna, la reacción de Chiquito es tan espontánea como hilarante. ¡Cuidador! Un choque de trenes que supera con mucho a aquel encuentro con Leslie Nielsen, desaprovechado pese a su fuerza conceptual y que, por desgracia llegó demasiado tarde.
Chiquito, caudillo de España
La luz y las tinieblas. El bien y el mal. La jovial alegría de vivir superpuesta a lo más rancio e irrespirable de nuestra historia. Nos lo hemos pensado mucho antes de incluir este vídeo en nuestra selección, sobre todo pensando (como ya señalamos antes) que el de la Calzada vivió la Guerra Civil y la posguerra durante su infancia. Pero, si ha habido quien ha imaginado el encuentro entre un Chiquito niño y el mismísimo Ernst Jünger en un foro dedicado a las ucronías, no caben las excusas: viendo el montaje, esta bastante claro qué personaje era el genio, y cuál el payaso.