La importancia del agujero negro de ‘Fortnite’

El 14 de octubre de 2019 Fortnite, el fenómeno mundial favorito de los niños, se apagó dejando paso a un agujero negro. En este artículo trataremos de explicar qué ha pasado exactamente y por qué ese brillante movimiento oculta el futuro de la ficción en directo.

El domingo pasado, un agujero negro engulló el mapa de Fortnite (Epic Games, 2017) y todo el mundo se volvió loco. Bueno, no todo el mundo. Como todo lo que es popular entre la chavalería, Fortnite se ve con recelo e incluso odio por la generación más experimentada de jugadores. Aunque su manera de pedirle dinero a los jugadores se asemeja bastante al bullying (aunque de eso ya hablaremos otro día), esto es, aparte de un movimiento publicitario, un gigantesco truco de magia. Esto un ejercicio narrativo llevado al extremo y, queramos o no, parte del futuro de los videojuegos. Así que merece la pena comentarlo.

Fortnite es un battle royale, el subgénero de shooter en el que unas cien personas se lanzan a un mapa para matarse los unos a los otros hasta que solo quede uno. Normalmente, para que sea justo, el mapa no sufre cambios que puedan alterar las partidas. Esa fue la vía de la competencia a Fortnite, PlayerUnknowns Battlegrounds (Bluehole, 2017-2019) que, para aportar variedad, decidió crear mapas nuevos. En Epic, sin embargo, pensaron que no pasaba nada por cambiar el mapa mientras no fuera en mitad de las partidas. Así, el mapa sufre continuas modificaciones de zonas, o añaden o quitan cosas aparte de los cambios funcionales al sistema de juego.

La “trama” que se cuenta es una de rupturas dimensionales y viajes en el tiempo, que es una manera muy socorrida de explicar cualquier cosa: cubos mágicos, reyes de hielo, ciudades futuristas, volcanes que aparecen de la nada, un enfrentamiento entre un mecha y un kaiju y un largo etcétera. La mayoría de estos cambios son pequeñas actualizaciones del sistema o incluso cambios rápidos sin mayor trascendencia, llamados hotfixes. Pero para explicar cambios más profundos en el mapa hace falta algo más potente. Ahí es donde entran los eventos de final de temporada. Y es aquí donde nos detendremos.

Estos eventos no son más que un script gigantesco. Por script se entiende un evento predefinido que ocurre en tiempo real con el motor y las físicas del juego. Esto se hace para que el jugador pueda seguir moviéndose mientras ocurre, lo que aumenta la inmersión. Se usan para muchas más cosas de las que parece, en realidad. Desde la integración de otros personajes en el mundo ficticio de Half-Life 2 (2004) y Portal (2007) a la mera aparición de los enemigos en Call Of Duty (2002-), los scripts son una manera de asegurarse de que todo está en su sitio para que, cuando llegue el jugador, vea lo que los desarrolladores quieren que vea.

En Fortnite, los scripts son un enorme truco de magia destinado a llamar la atención sobre el propio juego. A nivel extradiegético, como he dicho, están para justificar cambios muy grandes en el mapa, como la aparición de un volcán o el rediseño de un lago. A nivel de trama no termina de quedar claro, eso sí. Se habla de organizaciones secretas y de dos extrañas entidades llamadas El Visitante y Singularidad, pero basta que los hotfixes sigan los eventos grandes y a su vez preparen el terreno para el siguiente para que estemos hablando de una trama oculta que no nos están contando.

Por ejemplo, cuando apareció un cubo violeta enorme, se empezó a desplazar a lo largo de toda la temporada a un ritmo de un giro cada hora y cuarenta y tres minutos en medio de las partidas. En otro evento, se empezaron a repartir telescopios para observar un cometa que acabaría impactando contra el mapa. Todo eso desembocó en el increíble número circense digital que fue el final de la temporada 9, en el que un mechaoso gigante se enfrentó a un kaiju que estaba enterrado en una montaña helada, revelando un orbe de energía en el proceso.

La temporada 10 empezó cuando el orbe explotó y causó un choque entre todas las líneas temporales de todas las temporadas. Esta última temporada sirvió como un festival del fanservice, al mismo tiempo que todas las pistas parecían indicar que el final de temporada sería un evento que sacudiría los cimientos del mundo… Y así fue.

No solo la explosión se llevó por delante todo el mapa, sino que Fortnite, el juego más popular del mundo, dejó de existir durante treinta y seis horas. Durante ese tiempo, todo lo relacionado con el juego fue un agujero negro, que muchos nos quedamos mirando como idiotas. Porque si la enorme caja de Skinner que es la tienda no engancha a según qué gente al juego, estos eventos y las teorías que los rodean lo harán.

Esto es algo más valioso e importante de lo que parece. No sólo por el logro técnico y humano que supone (¿cómo se programa el fin del mundo en directo en cientos de miles de partidas?) sino por esa extraña sensación de asombro y confusión compartida al ver delante de nosotros este truco. La sensación es similar al final del hilo de Manuel Bartual. Durante varios días no se hablaba de otra cosa, en una histeria colectiva que traspasó la frontera de las redes sociales.

El agujero negro de Fortnite se asemeja a esa narración compartida y discutida mientras se desarrollaba en tiempo real, un estilo que supongo que veremos más en los próximos años en distintos formatos. La narrativa del evento multimedia masivo en directo ha llegado, y el que disponga los medios tiene la oportunidad de generar un golpe de efecto en la opinión pública. ¿Estaría bien que se usara para algo más que para hacer un movimiento publicitario glorificado? Sí, pero esa es la lógica del mercado.

Fortnite se ha convertido en el juego más popular por maniobras como estas. Porque, a pesar de que mucha gente no juegue al juego, se han enterado de que el mapa se había consumido en un agujero negro. Estira el scripting hasta convertir una trama sin apenas explicación en un espectáculo de efectos visuales integrados en la misma realidad que el resto del juego. Y por unos pocos minutos, millones de personas dejan de disparar y se centran en el maravilloso truco de magia que el juego les ofrece. El futuro era esto.

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