¿Sabías que Frank Darabont (The Walking Dead, Cadena perpetua) escribió una cuarta aventura para el doctor Jones? ¿Y que su guion prometía muchísimo? ¿Y que no salía Shia LaBeouf? Ahora que Spielberg y Lucas han fichado a David Koepp (Indiana Jones y el reino de la Calavera de Cristal) para Indiana Jones V, es el momento de recordarlo.
Las reacciones a la confirmación de Indiana Jones V han sido para todos los gustos: desde quienes se llevan las manos a la cabeza hasta quienes opinan que será el mejor invento desde el Santo Grial, pasando por quienes opinan que, si el veterano Harrison Ford y los no menos venerables Steven Spielberg y George Lucas han decidido meterse en el berenjenal, pues sus razones tendrán. A nosotros, todo sea dicho, nos resulta algo inquietante que David Koepp entre en el proyecto como guionista: vale que el director y el productor debieron tener algo de responsabilidad en que Indiana Jones y el reino de la Calavera de Cristal nos dejase tan así, pero también es cierto que el libreto de ese filme no le hacía justicia a la saga jonesiana. Máxime cuando recordamos que, a principios de los dosmiles, la película tenía un cariz muy distinto: su título hubiera sido Indiana Jones and the City of the Gods, y su guionista iba a ser nada menos que Frank Darabont, un señor al que tal vez conozcas por su trabajo en Cadena perpetua, La niebla y The Walking Dead, entre otras cintas y series.
¿Por qué traemos esto a colación? Pues porque, a diferencia de lo que acabó llegando a los cines en 2008, Indiana Jones and the City of the Gods sí aprovechaba estupendamente los tópicos de la Guerra Fría y los años 50 para integrarlos en el universo de ‘Indy’. Sin ir más lejos, ¿te imaginas al doctor Jones declarando ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas, y perdiendo su cátedra universitaria a resultas de ello? Pues así empezaba la historia: tras un desafortunado incidente en el desierto de Nevada (del cual nuestro héroe escapaba, sí, usando una nevera como refugio nuclear), Indiana Jones caía en las garras del senador McCarthy y sus secuaces. Tras el inquisitorial proceso, nuestro héroe se convertía en el blanco de dos facciones enfrentadas: por un lado, los espías soviéticos, y, por otro, los agentes del FBI. Completamente borracho, y huyendo de esos enemigos, ‘Indy’ descubre, no a un hijo secreto con la cara de Shia LaBeouf, sino una calavera de cristal y pistas que apuntan a una extraña conspiración en Perú…
En la Amazonia peruana, el doctor Jones se hubiese encontrado de nuevo con Marion Ravenwood (Karen Allen). Y con Oxley, el científico mochales interpretado por John Hurt, quien en esta ocasión tiene un papel mucho más activo en la trama y, además, posee poderes telequinéticos. También se habría visto las caras otra vez con la tribu de los Hovitos (cuyo idioma sigue sin conocer, para su desgracia) y con Von Grauen, uno de esos criminales de guerra nazis que buscaron refugio en Latinoamérica tras el fin de la II Guerra Mundial. Resulta que, al igual que los soviéticos, Von Grauen busca la Ciudad de los Dioses, un misterioso enclave que (como estarás imaginando) es en realidad una antigua colonia alienígena.
Tras múltiples peripecias, tanto ‘Indy’ como sus adversarios comunistas y fascistas llegan a la ciudad de marras, donde los aliens les ofrecen su deseo más codiciado a cambio de un sacrificio humano: ahí es donde Von Grauen pide restaurar la gloria del III Reich… para que, a continuación, un fantasmagórico clon de Hitler le arranque el corazón. ‘Indy’, por su parte, es tentado con visiones de tesoros inimaginables y grandes secretos del pasado. Pero él sólo aspira a una cosa: el amor de Marion. Y, como eso ya lo tiene, su decisión le salva la vida.
El final de Indiana Jones and the City of the Gods habría sido de lo más irónico: al igual que en El reino de la Calavera de Cristal, un platillo volante surge de las ruinas de la ciudadela… pero, en lugar de partir hacia el cosmos, se estrella en la selva, provocando una explosión nuclear. Y, tras su ordalía, ‘Indy’ es condecorado por Dwight Eisenhower en persona, quien le felicita por haber detenido un peligroso complot comunista (si él supiera…). Finalmente, el arqueólogo y Marion se casan, culminando todo en un banquete de boda al que asiste el doctor Henry Jones Sr. (Sean Connery), quien agarra una cogorza de campeonato y canta canciones de Frank Sinatra. Fin.
En general, esta cuarta aventura de Indiana Jones contiene muchos elementos que fueron reciclados en la película que llegó a los cines, sólo que el guion de Darabont los expone de una forma mucho menos caprichosa y más calculada. Asimismo, el libreto incluye divertidos guiños a las estrellas anteriores de la saga, informándonos por ejemplo de que, tras Indiana Jones y el Templo Maldito, Willie Scott acabó mudándose a Hollywood y casándose con un director famoso (como Kate Capshaw, su intérprete, que es la actual señora de Spielberg). Pese a que, decían, estaban encantados con el trabajo, acabaron rechazándolo a última hora. El cabreo del guionista fue mayúsculo y, dicen, él pudo tener parte de culpa en que su guion se filtrara en internet, donde podemos leerlo a día de hoy. Si buscas reliquias, te aseguramos que esta sí merece la pena.
La cuarta aventura de Indy es The Fate of Atlantis, y el que diga lo contrario es un miserable.
Cualquier guión en el que no saliera el retrasado del LaBeouf habría sido mejor.
Efectivamente.