Las mujeres que crearon el sonido de la ciencia-ficción

En los libros de historia del cine es raro encontrar nombres de mujeres, a no ser que estemos hablando de actrices. Sin embargo, desde que existe el cine existen directoras, productoras, guionistas, operadoras de cámara… También compositoras, y las de ciencia-ficción rompieron más moldes que nadie.

Durante estos últimos años, la prensa ha empezado a mencionar a algunas compositoras de cine. Los nombres que más suenan son Mica Levi (Under the Skin, Jackie…) y Hildur Guðnadóttir (Chernobyl, Joker…). Más allá de eso, entre tanto John Williams, Hans Zimmer y Danny Elfman, parece que nunca antes una mujer hubiese compuesto una banda sonora. La realidad es otra muy distinta.

Existen compositoras de bandas sonoras desde que existe el cine. Esas compositoras no son rarezas aisladas, hay muchas y han compuesto música para películas de todos los géneros. Uno de los casos más llamativos es el de las compositoras de ciencia ficción. El cine de ciencia-ficción sería muy distinto si no hubiesen existido una serie de mujeres que se atrevieron a ir más allá de los instrumentos tradicionales y los arreglos orquestales.

Las primeras compositoras de cine

Cuando se inventó el cine, ese cine al que se suele llamar «mudo», ninguna película era muda. En las salas había siempre alguien añadiendo algún tipo de banda sonora. Lo más habitual era música de piano u órgano. Entre las personas que se ganaban la vida haciendo ese trabajo, había muchas mujeres. Algunas de esas pioneras no se limitaban a tocar piezas de acompañamiento. La estadounidense Alice Smythe Jay, por ejemplo, compuso bandas sonoras y desarrolló métodos para sincronizar imagen y sonido.

Louise MacDonald tocando el órgano en una sala de cine.

Aunque a veces parezca que el cine es cosa de EE. UU. y que en el resto del mundo el panorama era -y es- muy distinto, a principios del siglo XX había mujeres creando e interpretando bandas sonoras en muchos países. Por mencionar a algunas: la sueca Greta Håkansson, la rusa Nina Agadzhanova-Shutko y la irlandesa Louise Macdonald. Estas mujeres ponían música a todo tipo de cine, desde melodramas de época a fantasía, ciencia-ficción y terror. Era música más o menos clásica y tradicional, el particular sonido de la ciencia ficción no llegó hasta los años cincuenta.

Bebe Barron y la primera banda sonora electrónica

Se suele decir que la primera banda sonora electrónica fue la de Planeta prohibido (1956). Esa banda sonora fue creada por una pareja: Bebe y Louis Barron. Bebe había estudiado música en la Universidad de Minnesota. Más tarde se trasladó a Nueva York, donde además de seguir estudiando consiguió trabajo en una compañía discográfica. En esa época, se casó con Louis, quien también era músico. Bebe tenía estudios en ciencias políticas y Louis había trabajado con material electrónico, así que sus intereses eran un poco distintos a los de la mayoría de músicos de cine.

Cuando se casaron, un primo de Louis les regaló una grabadora de cassette alemana. Ese tipo de grabadoras no existían todavía en EE. UU. Bebe y Louis tenían material que no tenía nadie más. Compositores contemporáneos tan conocidos como John Cage y Edgard Varèse crearon algunas de sus primeras piezas electrónicas gracias a los Barron.

Bebe grababa, cortaba y pegaba cintas para generar sonidos extraños. Como tanto a ella como a su marido les interesaban los sistemas sociales y la tecnología, empezaron a investigar la cibernética -que estudia los sistemas de comunicación y regulación automática de los seres vivos y los aplica a sistemas electrónicos y mecánicos-. Esa fue la inspiración de Bebe y Louis para construir circuitos electrónicos sonoros basados en ecuaciones matemáticas.

Los músicos consideraban que lo que hacían los Barron no era música, así que Bebe y Louis se relacionaban más con la escena del arte contemporáneo que con músicos en sí. Eso fue lo que los llevó al cine, en el que se introdujeron de la mano de artistas como Ian Hugo. Normalmente, Louis generaba y grababa sonidos y Bebe era quien los revisaba, seleccionaba y organizaba en composiciones. Se cree que Bebe fue la primera persona que creó un tape loop, un bucle de sonido hecho con cintas de casete.

Esos experimentos llamaron la atención de la MGM, que buscaba efectos sonoros novedosos para la película Planeta prohibido. La música la iba a crear otra persona, pero al estudio le fascinó tanto lo que hacían los Barron que al final les encargaron todo el trabajo. Hubo algunos encontronazos, porque había cosas que al director del departamento musical le parecían demasiado extrañas.

Aunque este tipo de sonidos nos parezcan lo normal en el contexto de la ciencia- ficción, en su momento fueron polémicos. El título de crédito de la música tenía que poner Electronic Music by Louis and Bebe Barron, pero la American Federation of Musicians consideró que eso no era música y los obligaron a cambiarlo por Electronic Tonalities. El sindicato de músicos no admitió a los Barron y eso les negó la posibilidad de optar a premios como los Oscars.

Afortunadamente, el público no reaccionó de la misma manera. Cuando presentaron la película, el sonido estaba sincronizado directamente desde las cintas y se escuchaba a más volumen del habitual para la época. Además era en estéreo, algo muy raro en las salas de cine de los años cincuenta. La propia Bebe explica que los espectadores se emocionaban tanto que aplaudían cada efecto sonoro. A pesar del éxito de la propuesta, por culpa del problema con el sindicato de músicos, los Barron no volvieron a trabajar nunca para una película comercial.

Daphne Oram y el sonido de lo espeluznante

Compositoras de ciencia ficción: Daphne Oram con dispositivos electrónicos.

Daphne Oram era de un pequeño pueblo inglés. Durante su infancia y adolescencia repartía el tiempo entre aprender piano y composición y ayudar a su hermano a construir transmisores y receptores de radio. A los 17 años, le ofrecieron una plaza en el Royal College of Music, una prestigiosa institución en la que era difícil entrar. La rechazó para trabajar de ingeniera de sonido en la BBC, porque le interesaban más las máquinas que la música tradicional.

En la BBC pudo empezar a usar osciloscopios y otros dispositivos electrónicos que no estaban al alcance de la mayoría de músicos. Durante una visita profesional a la RTF (la radiotelevisón pública francesa), Daphne conoció a Pierre Schaeffer, el padre de la música concreta, y empezó a experimentar con cintas de cassette. Desde entonces, se centró en crear música electrónica usando grabadoras, mesas de mezclas, osciladores y su propio sintetizador, el Oramics.

Usando todas esas sonoridades chocantes para los oyentes de los años 40, creó música y efectos sonoros para películas, televisión y radio. Trabajó para todo tipo de cine, desde la acción de James Bond al terror de Suspense (1961). Muchas veces su nombre no aparece en los títulos de crédito porque se dedicaba más a generar sonidos insólitos que a componer bandas sonoras.

Su trabajo para la ciencia-ficción se desarrolló sobre todo en la televisión y en la radio. El ejemplo más conocido es la serie Quatermass and the Pit (1958-59), en la que el doctor Quatermass encuentra una nave alienígena de maligna influencia. Para la radio trabajó sobre todo en radioteatro, creando música y sonido para obras de diversos géneros, entre ellos ciencia-ficción y fantasía.

Aunque Daphne no compuso ninguna banda sonora completa para una película de ciencia-ficción, su trabajo de investigación y creación es uno de los pilares fundamentales del sonido del cine de género actual.

Delia Derbyshire y Doctor Who

Delia Derbyshire había estudiado, como Daphne Oram, piano desde pequeña. No obstante, al contrario que en el caso de Daphne, su obsesión con los sonidos no musicales no tenía nada que ver con los transmisores de radio. Vivía en una zona en la que era habitual oír sirenas de alarma, por lo que creció fascinada por los sonidos de la Segunda Guerra Mundial. En la universidad, se graduó en música y matemáticas. Como a Bebe y a Delia, le interesaba tanto el arte como la ciencia. Quería ser ingeniera de sonido, no interprete, que hubiera sido la elección más fácil en los años cincuenta.

Compositoras de ciencia ficción: Delia Derbyshire en su estudio.

Cuando terminó su formación académica, su objetivo era conseguir un trabajo en los estudios de grabación de Decca Records, pero le dijeron que no contrataban a mujeres. Para sobrevivir, estuvo una temporada dando clases de música y matemáticas y trabajando en temas de promoción musical. En los años sesenta consiguió entrar en la BBC, allí se enteró de que existía el BBC Radiophonic Workshop y pidió trabajar en él. El BBC Radiophonic Workshop fue uno de los primeros departamentos de televisión dedicado a los efectos sonoros. Se fundó gracias a un grupo de ingenieros de sonido, compositores, productores y ejecutivos de la BBC, entre ellos Daphne Oram.

A Delia le fascinaban las máquinas y la tecnología, pero también los sonidos de la vida cotidiana. Grababa muchos sonidos de la naturaleza y del entorno urbano o doméstico que luego manipulaba para conseguir efectos curiosos. Trabajó sobre todo para televisión, cortometrajes, documentales y radio. La banda sonora más famosa de la historia de la ciencia-ficción televisiva no hubiese existido sin ella. Me estoy refiriendo, obviamente, a Doctor Who.

Aunque la partitura de los créditos de Doctor Who es de Ron Grainer, un compositor australiano que trabajaba para la BBC, fue Delia quien le dio forma. Ron escribió las notas básicas de la melodía en una página y la envió desde Portugal, donde vivía en aquel entonces, dejando todo el trabajo al BBC Radiophonic Workshop. Delia recibió el encargo con entusiasmo, porque una partitura tan escueta le daba libertad para crear lo que ella quisiese. Usó osciladores y grabó, cortó y pegó sonidos en cintas de casete. Utilizó también diversos efectos, como ralentizaciones, y el resto es historia…

Ron Grainer se quedó tan estupefacto cuando escuchó el tema por primera vez que pidió a la BBC que en los créditos constase el nombre de ambos, porque él no había hecho gran cosa. La BBC se negó por cuestiones de políticas internas sobre cómo debían incluirse los compositores en los títulos de crédito.

En los años sesenta, cuando todavía trabajaba en la BBC, Delia fundó Unit Delta Plus, un grupo que se dedicaba tanto a crear música electrónica como a promocionarla. Grabaron temas y tocaron en algunos festivales de música electrónica y experimental. A partir de los años setenta, su vida se hundió en el caos por culpa de sus problemas con el alcohol.

Aunque no dejó nunca de hacer música, entre los años 70 y el 2000 no publicó prácticamente nada. En 2001 volvió durante un breve lapso de tiempo a la esfera pública, pero ya estaba muy consumida por el alcoholismo y murió ese mismo año debido a un fallo renal. Su legado no es solo importante para la ciencia-ficción: algunos de los músicos electrónicos más conocidos, entre ellos Aphex Twin, Chemical Brothers y Orbital, la suelen citar como una de sus mayores influencias.

Sin estas tres mujeres, el sonido de la ciencia-ficción sería muy distinto. A pesar de eso, es muy raro ver sus nombres en las historias del cine, o incluso de la música de cine. Son artistas que dentro del ámbito de la música electrónica son relativamente conocidas, pero en los márgenes de la historia cine casi nadie habla de ellas. Quizá no es solo porque sean mujeres: muchas veces se toma más en serio una banda sonora clásica que una electrónica, por mucho que a estas alturas ciertas partituras de cine ya no tengan mucho sentido.

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