Hacemos un recorrido exhaustivo por el rastro cultural de los crímenes cometidos por Charles Manson y sus acólitos. Libros, películas, documentales, explotaciones infames, dibujos animados y hasta fotonovelas con sectas jipis. Un Helter Skelter a cargo de DANIEL AUSENTE Y ROSER MESSA y en dos partes.
Charles Manson nunca morirá del todo porque, y quizá sea eso lo más terrible, su recuerdo nos acompañará durante décadas. No fue un psicópata de masas cualquiera pues, convertido en icono siniestro del siglo XX, su figura encarna el lado más oscuro de la mitología pop contemporánea. El impacto de los asesinatos Tate-LaBianca llevados a cabo por la secta hippie de la que Manson era líder, bautizada por ellos mismos como “La Familia”, obedeció a múltiples factores.
Al horror de unos crímenes sangrientos se sumaron la condición de estrella de Hollywood de una de las víctimas (la actriz Sharon Tate, embarazada de ocho meses y esposa del director polaco Roman Polanski); la acumulación de vínculos pop (de The Beatles como inspiración, a los lazos con The Beach Boys o el productor Terry Melcher, pasando por el Rancho Spahn, decorado de los westerns de Tom Mix); el espectáculo ofrecido por la Familia Manson durante el juicio, colofón a una investigación policial desastrosa; o la fascinación ejercida no solo por el líder y su plan enajenado (provocar un apocalipsis racial) sino también por las tres chicas responsables de la masacre. Pero, sobre todo, estaba el contexto y lo simbólico del caso: el sueño hippie convertido en pesadilla. Death Valley ‘69.
A continuación, dividido en dos partes, un extenso repaso al rastro de la Familia Manson en la cultura popular de 1969 a la actualidad: novelas, series de televisión, versiones cinematográficas, explotaciones de serie Z, documentales más o menos rigurosos, y hasta fotonovelas.
1. Las Chicas (Emma Cline, 2014)
Un ejemplo claro de la vigencia de Charles Manson como icono pop siniestro a lo largo de los años es este reciente best-seller mundial. La norteamericana Emma Cline (1989) tenía 24 años cuando publicó su primera novela, que acabó convirtiéndose en un fenómeno viral. Random House, su editorial, lo vio claro desde el principio, y por eso le pagó un adelanto de dos millones de dólares. Desde entonces, los derechos de traducción han sido vendidos a treinta y cinco países, uno de ellos España, que ha sido publicada en castellano y catalán por Anagrama.
Emma Cline, cuando trabajaba en el New Yorker, era quien abría las cartas que llegaban desde las distintas prisiones del país. Probablemente, las misivas de los presidiarios contarían detalles de sus vidas, historias inspiradoras para una mente creativa como la suya. De hecho, su novela habla de crímenes y asesinos. Concretamente, de los perpetrados por un pequeño grupo de jipis veinteañeras, miembros de La Familia, la secta de Charles Manson. Esas chicas, bajo el efecto del LSD y seducidas por el carisma y la verborrea de su líder, acataban todas sus órdenes, aunque incluyeran matar. Y eso es lo que pasó…
Un día él les pidió que acudieran a una casa que en su día fue la residencia de Terry Melcher, el músico y productor que debería haberle producido el disco que llevaba tiempo preparando y que al final no fue. Desde entonces, Manson se la tenía jurada y ordenó a cuatro de sus adeptas que fueran a su mansión de Beverly Hills (aun sabiendo que él ya no vivía allí) y, literalmente, “destruyeran totalmente a todo el mundo de la manera más horripilante que podáis”. Lo que nadie del grupo sabía era que los nuevos inquilinos de la residencia eran Roman Polanski y Sharon Tate.
Tres de las chicas, acompañadas de Tex Watson (uno de los pocos integrantes masculinos de La Familia), cumplieron su tarea el 9 de agosto de 1969, asesinando a Sharon Tate (embarazada de ocho meses) y a todas las personas que se hallaban junto a ella. Polanski se libró porque estaba de viaje, y dicen que también Bruce Lee, que había sido invitado a la reunión y no pudo acudir. De haber llegado a estar… ¿los sicarios de Manson habrían completado su misión? ¿O Bruce Lee habría evitado la matanza? De todos modos, como el maestro en artes marciales no asistió, dejémonos de fabulaciones y ciñámonos a los hechos reales. A la noche siguiente Manson les ordenó repetir la operación. Esta vez, en casa del empresario Leno LaBianca. Acabaron cruelmente con su vida y con la de su mujer.
Sea como fuere, la potente imagen de unas sonrientes Susan Atkins (alias ‘Sexie Sadie’), Patricia Krenwinkel y Leslie Van Houten entrando en el juicio por los asesinatos, quedó grabada en la memoria de Emma Cline cuando las vio en un documental. De hecho, su obsesión fue tal que acabó centrando en ellas su primera novela. No en Manson ni en los asesinatos sino en las chicas. Por eso Evie, la protagonista de su historia, recuerda a Linda Kasabian, la única participante que no mató a nadie y cuyo testimonio fue clave para la sentencia. Quedó libre de todos los cargos.
En la novela Evie tiene 45 años, pero también 14, y es la Evie cuarentona quien rememora su juventud. Recuerdos donde la vemos como una niña bien, hija única de una familia acomodada, cuyos típicos problemas de su edad se ven magnificados por la separación de sus padres. Es el claro ejemplo de adolescente insegura y solitaria, presa fácil para cualquier secta. Su atracción por Suzanne (Susanne Atkins), desde la primera vez que se ven, y la posibilidad de transgredir las normas, la llevan de cabeza al abismo sin siquiera percatarse de lo peligroso del asunto. En cambio, el lector sí que lo ve y sufre horrores por ella.
2. Manson: retrato de un asesino (1976)
Títulada originariamente Helter Skelter, dirigida por Tom Gries y concebida como una miniserie de tres capítulos para la televisión, acabó siendo remontada como un largo telefilme de tres horas de duración basado en el libro escrito por Vincent Bugliosi y Curt Gentry tras la investigación del primero (el fiscal encargado del caso) para el correspondiente juicio.
La película, elaborada desde el punto de vista de Bugliosi, se centra básicamente en la recreación del juicio. Aquí, el verdadero protagonista es él: un héroe sagaz, listo, competente y perfecto. Claro que la objetividad del retrato es dudosa, viniendo del autor del libro que se adapta.

Vincent Bugliosi hablando con los periodistas en el exterior de los juzgados de LA en 1971
Cercana al género del documental, describe a la perfección la cadena clamorosa de incompetencias policiales que prolongaron la investigación, además de intentar reproducir los sucesos como parece que debieron ser: el descubrimiento de los cuerpos sin vida de Sharon Tate y sus invitados por parte de su sirvienta, el hallazgo de las palabras “pigs” y “Helter Skelter” escritas en las paredes de las escenas de los crímenes, el asalto de la policía al Spahn Ranch, Sexie Sadie en la cárcel confesando a una reclusa que ella apuñaló a Sharon Tate hasta morir o las declaraciones de las chicas, mostrando una máxima adoración por su líder, son algunos de los ejemplos.
En cuanto a los actores, George DiCenzo está correcto como fiscal impecable mientras que, en algunas escenas del juicio, Steve Railsback (Charles Manson) se muestra un tanto exagerado, igual que ocurre con las chicas. De todos modos, seguramente, los personajes reales deberían proferir similares alaridos y sufrirían parecidos ataques de histeria a los simulados por estos actores. El propio Railsback, años después, encarnaría en el cine a otro célebre asesino (Ed Gein, 2000). Marilyn Burns (Linda Kasabian), anteriormente había sido la chica acechada de La matanza de Texas (1974) mientras que Eileen Dietz fue el rostro del demonio Pazuzu en los planos subliminales de El exorcista (1973).
Literalmente, la canción Helter Skelter (del White Album de los Beatles) habla de parques infantiles y de toboganes en espiral. Metafóricamente, puede hacer pensar en sexo, drogas o ambas cosas a la vez, pero jamás en un mensaje en clave para Charles Manson. Y mucho menos en que fuera una advertencia de una guerra racial que estaba a punto de empezar y en la que los negros se alzarían con violencia contra los blancos, pero eso es lo que Manson creía y de ahí el título de la película.
3. Helter Skelter (2004)
El libro del fiscal Bugliosi, texto básico del caso (cuya edición española de Bruguera es pieza de caza mayor), volvió a ser adaptado para televisión 28 años más tarde. Frente a la de 1976, más robusta y fiel a la estructura del libro, aquí el hilo no es la investigación policial ni comienza con el hallazgo de los cadáveres, sino cronológico, a partir el asesinato de Gary Hinman a manos de Bobby Beausoleil y Sexy Sadie. A cambio, se elude todo el tema de la incompetencia policial, aunque este incidente podría haber resuelto el caso con rapidez. El foco del protagonismo deja de ser el fiscal (cuyo retrato ya no es tan exageradamente laudatorio) y pasa a Manson y a la arrepentida Linda Kasabian. Mientras a esta la interpreta con dignidad Clea DuVall, del jefe del clan se encarga Jeremy Davis, cuyo paso por Perdidos estuvo bien pero que aquí está completamente sobreactuado, hasta el punto de resultar odioso. Pese a introducir algunos elementos interesantes ausentes en la anterior adaptación (el vínculo con el batería de los Beach Boys, por ejemplo, o la referencia a Thomas Noguchi, el célebre forense de Hollywood), esta adaptación es muy inferior a la de 1976 y resulta bastante deplorable cuando se inclina hacia el amarillismo, con las escenas de Polanski llorando cuando recorre la escena del crimen o los padres de las asesinas visitandolas en la cárcel.
Como curiosidad, señalar que el propio Bugliosi figura como productor ejecutivo, aunque es probable que fuera un tema de deducción de impuestos. El fiscal quiso rentabilizar la fama adquirida (y eficiencia: ganó 105 de 106 juicios por homicidio) haciendo carrera en el partido demócrata. Tras dos fracasos, inició carrera literaria con su exitoso libro sobre Manson, al que siguieron otros sobre casos en los que también participó y, agotado el filón, los dedicados a O.J. Simpson, JFK o el 11-S.
4. The Helter Skelter Murders / The Other Side of Madness (1971)
Fascinante subproducto realizado justo después del juicio y apenas año y medio después de los crímenes, es título básico en la filmografía mansoniana por su rareza y por poner distancia respecto a las producciones de bajísimo presupuesto que proliferaron esos mismos años. Primero, porque mientras las otras eludían la referencia directa y se limitaban a sectas jipis inspiradas en el suceso, pero siempre ficticias, esta sí aludía y recreaba, a su manera, los sucesos reales.
Segundo, porque su naturaleza es dual, siendo al mismo tiempo una explotación desvergonzada de los crímenes y una pieza de sabor underground y espíritu artie animada por una maravillosa banda sonora firmada por Sean Bonniwell, el que fuera líder de los garajeros The Music Machine. Estas virtudes no evitan su condición paupérrima que se arrima al bajo instinto, su confección a base de retales y su gozoso espasmo delirante. Referencias constantes a drogas y sexo, fragmentos rodados en un concierto jipi en medio de la montaña y dos momentos memorables: cuando pasa del color al blanco y negro para mostrar una teórica escena de una película de Sharon Tate (aunque la actriz que la interpreta sea más fea que picio) con un largo vals y la recreación fantasiosa de un Helter Skelter con dos panteras negras con metralletas maltratando a una anciana jubilada. Otra peculiaridad es que ninguno de los implicados participó en otras películas. Vamos, una genuina pieza del museo de lo bizarro.
5. The Cult (1971)
Sexplotación de muy bajo presupuesto rodada apenas un año después de los crímenes, explica la historia de una secta jipi con su gurú y sus chicas asesinas. El primer cuarto de hora despliega la historia a base de flashbacks rememorados tras una orgía: el líder recuerda su incestuosa relación materno-filial (y el trauma de pillar luego a la progenitora dándole fuerte con un motorista) en blanco y negro mientras una de las chicas hace lo propio con su captación: drogada y tras arrojar a su bebé recién nacido a un contenedor, se sube a la furgoneta de la familia “casi Manson”. El ignoto director Kentucky Jones construyó su única película a base de un memorable festival de flashbacks (familias con maltrato, sodomía presidiaria, bondage, agresividad lésbica), letanías new age, las dosis de nudismo y blandiporno exigidas para este tipo de subproductos, matices sadomaso, bacanales desenfocadas, paseos en camioneta, señores que pillan el gusto a dormir en ataúdes y el inevitable clímax sangriento en la mansión de una actriz famosa.
Lo mejor es, cómo no, la presencia estelar de Debbie Osborne, diva pelirroja del softocore setentero a la que declaramos nuestro amor pese a su oscura trayectoria fílmica. También la desvergüenza trash que sintetiza con cuatro duros (como mucho) el encanto de la familia Manson: un gurú tarumba y cuatro chavalas ligeras de cascos y de ropa que acometen una masacre con la mejor de sus sonrisas. The Cult conoció reestrenos diversos rebautizada como The Manson Massacre, House of Bondage o Together Girls pero hoy solo es posible acceder a la versión doblada al alemán. Tampoco es problema: se entiende todo.
6. Wrong Way (1972)
Otra de las explotaciones de la época, su presencia es habitual en las listas de subproductos directos al bajo instinto inspirados por los crímenes de La Familia, aunque en realidad la cosa es más colateral y añada a la fórmula “aquí te pillo, aquí te mato” otro referente de impacto: La última casa a la izquierda de Wes Craven (1972), piedra fundacional del subgénero de las películas rape and revenge. Tras tomar una ruta comarcal errónea, una avería de automóvil deja a dos chicas tiradas en medio de ninguna parte. La aparición de un grupo de motoristas dará lugar a una larga escena de violencia sexual adornada con una banda sonora de bongos y folk infame. Tras la violación múltiple y posterior abandono, las chicas recorrerán la zona en busca de ayuda hasta toparse con una secta jipi cuyo gurú las querrá convertir en “bestias sexuales”. Única película de su director, un tal Ray Williams, y de las dos mozas protagonistas, solo el émulo de Manson tuvo una cierta carrera actoral (alucinada, eso sí). La película es un softcore casi pornográfico, a falta de planos explícitos y con esas titolas flácidas y desangeladas del erotismo chusco de la época. Tiene mucho relleno, en especial por las interminables pesquisas del sheriff del lugar, y un final ridículo donde el tema de la secta se resuelve en un plisplás, con un hilarante flashback a cámara rápida. Vamos, en la mejor tradición del cine más inmundo.
7. Leslie, My Name is Evil (2009)
Telefilme canadiense, dirigido por Reginald Harkena, que en Estados Unidos fue estrenado con el título ligeramente cambiado: Manson, My Name is Evil. La historia centra toda su atención en Leslie Van Houten, la más joven de las discípulas de Manson y una de las responsables del asesinato de Leno y Rosemary LaBianca. Unos créditos iniciales, en plan collage muy pop, con imágenes de la América de los sesenta, dan paso a un principio de película prometedor que luego, al final, decae. Un matrimonio de clase media estadounidense discute airadamente ante su hija adolescente, Leslie Van Houten. Es la hora del almuerzo y, de fondo, en la televisión, la gran noticia: ha muerto JFK… ¡asesinado!
Estamos en la América del 68, año en que Leslie ve a sus padres divorciarse. Mientras, ella se siente desplazada y fuera de este mundo. Había sido cheerleader y también reina del baile del instituto, pero un embarazo y un posterior aborto (por imperativo de su madre) la postulan como candidata directa a la secta de Charles Manson. Lo que no se cuenta en la película es que, tras el aborto, enterraron el feto en el jardín de la casa familiar. Un detalle escabroso que, seguramente, contribuyó en el cambio radical de Leslie que pasó de ser la chica del baile a asesina. De hecho, no sería de extrañar que Emma Cline pensara en ella a la hora de componer el personaje de Evie, la protagonista de su novela, ya que ambas tienen cosas en común.
Leslie comparte protagonismo con otro personaje que no sabemos si realmente existió: Perry, un chaval de familia muy conservadora (de las de misa diaria y bendecir la mesa) que es llamado a ser miembro del jurado popular por los asesinatos cometidos por la familia Manson. Él, que cree ciegamente en Jesucristo y tiene una novia ultraconservadora, se ve irremediablemente atraído por la desinhibida chica Manson. La película es correcta aunque, a veces, descoloca de tal manera que no se sabe muy bien cómo tomársela: si como una comedia, un drama, una película de juicios o un poco de todo, que suponemos será lo más acertado… Incluso hay momentos ridículos en exceso, como todo lo que concierne a Perry y la tontita de su novia o lo que sucede en el rancho Spahn.
8. Charles Manson (2009)
Se trata de un documental de dos capítulos que se emitieron unidos en el Canal Historia de televisión. Anunciado como un docu-drama, realmente lo es ya que combina entrevistas a los protagonistas verdaderos con una mala recreación (con actores) de todo lo que cuentan. Incluso mezcla imágenes reales de archivo de la época como las del fiscal Vincent Bugliosi y Linda Kasabian durante el juicio.
En principio, la impresión que causa es tremenda: pésimos actores representando los hechos relatados por los personajes reales y un doblaje español, sonando por encima de la versión original y que dan ganas de apagar el televisor. Sin embargo, empieza con el testimonio de Linda Kasabian y eso le da un valor incalculable. De hecho, es la primera vez que accede a hablar ante una cámara desde que declaró en el juicio contra Charles Manson y su séquito, hace más de cuarenta años, tiempo durante el que se ha estado ocultando.
Kasabian describe su ingreso en La Familia tras dejar a su marido (con quien malvivía en una caravana), llevándose a su hija con ella, además de su experiencia como integrante del comando que asesinó a Sharon Tate, aunque no llegó a participar. También explica su decisión de abandonar el rancho Spanh al descubrir (en las noticias) que la actriz estaba embarazada, una revelación que le parecía atroz y que le dio el valor suficiente para marcharse. Incluso cuenta detalles escabrosos como el hecho de que Katie (Kraiwinkel) se quejara de haberse lastimado una mano mientras apuñalaba a Abigail Folger. Topó con el cuchillo contra los huesos de la víctima y se hizo daño al atravesarlos.
Personajes como la propia Linda Kasabian, el fiscal Bugliosi, Catherine Share (Gipsy) o la hermana de Sharon Tate son testigos claves que aportan datos relevantes y clarificadores sobre Manson y La Familia. Bugliosi, por ejemplo, cuenta que cuando el grupo tomaba LSD Charles Manson lo hacía en dosis inferiores para mantener el control de los demás. También que era racista. Pensaba que la raza negra era inferior y de ahí su idea del Helter Skelter en que los negros empezarían una violenta guerra racial que acabaría con la victoria negra aunque, al final, acabarían devolviendo el poder a los blancos. Por eso trazó un plan para cometer varios crímenes brutales contra personas de raza blanca y dejar pistas involucrando a los negros. Además, Bugliosi revela un dato importante sobre Sadie: durante el juicio, llegó a decir que había pensado sacar el feto del vientre de Sharon Tate… algo tan terrible que no se explica ni en las películas más terroríficas.
Según todos los entrevistados, Manson tenía talento para la música y el hecho de que el productor Terry Melcher (hijo de Doris Day) y Dennis Wilson (Beach Boys) lo dejaran colgado acabó de enloquecerle. Ahí radica el cambio de actitud y el momento en que el rancho Spanh pasó de ser una comuna jipi de paz y amor a una fábrica de soldados violentos a las órdenes de un loco tirano. En resumen, este documental es un trabajo de investigación impecable que queda totalmente deslucido por culpa de una recreación ficticia de los hechos patosa e innecesaria. De haber combinado dichas entrevistas con imágenes y fotos reales de archivo en lugar de adoptar el formato de docu-drama podría haber sido un documental de referencia. En cambio, lo que queda es una bizarrada.
9. Manson Family Vacation (2015)
Escrita y dirigida por J. Davis e interpretada por Jay Duplass (Nick en la película) y Linas Phillips (en el papel de Conrad), empieza como una comedia negra de friquismo sobre Manson que, a medida que avanza el metraje, deriva hacia un tono más serio y dramático, de los que dejan la sonrisa congelada.
Nick y Conrad son dos hermanos antagónicos. Nick es un abogado serio, encorsetado y respetable de Los Ángeles, casado y padre de familia. Conrad, en cambio, es un bala perdida. Sin trabajo y sin rumbo fijo en la vida, se presenta en casa de Nick para contarle sus planes de futuro y pedirle que lo acompañe a recorrer los escenarios de los asesinatos de Sharon Tate y el matrimonio LaBianca. Él es fan acérrimo de Charles Manson a niveles de fetichismo. Por eso, su lectura favorita es Helter Skelter, el libro del fiscal Bugliosi, que siempre lleva consigo. Desea, sobre todas las cosas, visitar los lugares donde sucedieron los crímenes.
Nick, sorprendido y perturbado por tan extraña petición, se sincera con su mujer esperando recibir su apoyo: “hay gente que viene a verme a Los Ángeles y nadie va a esos sitios raros”. No quiere ir, pero no sabe negarse. Así que ambos emprenden un viaje que irá más allá de una simple historia de fetiches, de la que no contaremos nada más para no desvelar sorpresas.
10. The Six Degrees Of Helter Skelter (2009)
Documental de lo más curioso que sabe escabullirse muy bien de su concepción semi-amateur. Su director y narrador es un guía de Los Ángeles especializado en sacar de paseo a los turistas por la típica ruta de las mansiones de estrellas de Hollywood o, como alternativa, por la crónica negra de la ciudad. El tipo no tarda en descubrirse como un coleccionista de objetos relacionados con asesinatos y, desde luego, un auténtico experto del caso que nos ocupa. A lo largo de la película nos lleva de paseo por los escenarios siguiendo idéntico camino al realizado por La Familia. La propuesta incluye una excursión campestre por la zona del Death Valley donde acamparon tras los crímenes (que se salda victoriosamente: hasta localiza los restos de la excavadora a la que prendieron fuego y motivó su detención), colarse sin permiso en la urbanización donde vivía Sharon Tate, o, atención, un análisis de las fichas del forense sobre los cadáveres y una filmación inédita que recorre la mansión rodada meses antes de los hechos, cuando la habitaba el productor Terry Melcher.
Por el camino se van explicando diversas curiosidades, como que se pararon en la misma gasolinera en que lo hizo James Dean minutos antes de pegársela, el lazo de amistad con Bruce Lee o el intento de asesinato en 1975 del entonces presidente de los Estados Unidos Gerald Ford protagonizado por otra componente de la secta: Lynette Squeaky Fromme. Aún así, se olvida de otros grados de separación más jugosos. Por ejemplo, Al Lewis, el abuelo de la Familia Monster, que utilizaba a la Familia como canguros de sus hijos y que definió a Manson como «un buen tipo cuando lo conocí«. Otra más: la historia de Bobby Beausoleil, otro de los integrantes del clan, compañero de Arthur Lee en las bandas previas a sus Love además de actor y compositor de la banda sonora de Lucifer Rising (1972), el film de Kenneth Anger inspirado en los ritos ocultistas de Aleister Crowley (ellos mismos, Anger y Beausoleil explican la historia aquí). Y por acabar el juego, y prepárense para la implosión cerebral: el anterior inquilino de la casa donde asesinaron al matrimonio LaBianca era… Walt Disney. BUM. Pese a tamañas ausencias, como curiosidad merece la pena.
11. ¡Feliz Navidad, Charlie Manson! (1998)
Charles Manson es uno de los personajes que habían de aparecer, sí o sí, en una serie de dibujos animados tan rompedora, políticamente incorrecta y provocadora como South Park. Al final ocurrió en el episodio 16 de la segunda temporada. Como cada año en Navidad, Cartman y su madre emprenden un largo viaje en coche hacia Nebraska, donde viven los abuelos maternos del chaval. Y si la pobre mujer no tenía suficiente con su hijo, también se lleva consigo a los amigos de este. Total, nueve horas de coche para llegar a casa de sus parientes donde, en el transcurso de la comida familiar conectarán, por videoconferencia, con el tío Howard, que está preso en la cárcel. Hasta aquí, todo normal ya que la acción transcurre como cualquier otro episodio de la serie entre insultos y escenas escatológicas, como el momento en que Kyle es obligado a aguantar la bolsa del pipí de la bisabuela de Cartman.
Por la noche, mientras los críos intentan dormir, irrumpe en su habitación el tío Howard, que ha huído de la prisión con un amigo: Charles Manson. En esta ocasión Manson no es malo, sino una persona de gran corazón que disfruta viendo Qué bello es vivir y que hace todo lo posible por cumplir con los deseos de Cartman y sus compañeros como, por ejemplo, llevarlos al centro de la ciudad para ver el espectáculo navideño del Señor Mojón. A partir de aquí se lía parda: robos de coches, revueltas infantiles, persecuciones automovilísticas y la muerte de Kenny acompañada de la ya famosa frase de «Oh, no… Han matado a Kenny… ¡Hijos de puta!»
12. Live Freaky! Die Freaky! (2006)
Deleznable película stop-motion que encima… ¡es musical! Escrita y dirigida por John Roecker, pretende ser una comedia negra sobre la familia Manson. No ha sido estrenada en el cine, y fue directamente al mercado del DVD. En ella, en un futuro lejano (año 3069), la Tierra ha quedado devastada por el calentamiento global, convertida en un desierto por el que vagan los humanos en busca de alimentos y un dios que los salve. Un día, un hombre encuentra Helter Skelter (el libro) y lo confunde con la Biblia, momento a partir del cual empieza una alucinada con muñecos de plastilina.
La intención es reinventar lo que fue la captación de adeptos de la secta y los posteriores asesinatos de Sharon Tate y el matrimonio LaBianca. Aquí, los culpables de la locura de Manson y compañía son la propia Sharon Tate y sus invitados. A ella la pintan como una actriz engreída, anti ecologista y adicta a la cocaína (pese a su embarazo) que llega al Death Valley (donde viven Manson y La Familia) para filmar una película y construirse una mansión. Por eso la odian y la quieren matar.
Es una mala película, sin ninguna gracia y con unos muñecos que son una mala imitación de los diseños de Tim Burton. Tiene abundante sexo explícito, violencia y sangre a mansalva.
13. Bad Mags 2 (2009)
Segundo de los dos volúmenes editados por Headpress, en los que el coleccionista Tom Brinkmann recorre y comenta una inenarrable caterva de tremendas revistas salidas de lo más bajo de la cultura popular estadounidense, haciendo honor al subtítulo The Strangest, Most Unusual, and Sleaziest Periodicals Ever Published!. La entrega dedica sendos capítulos a Sharon Tate y a Charlie Manson (el resto se dedica a satanismo y crímenes violentos, así que todo queda en casa). Cubre desde los míticos números de Rolling Stone (junio de 1970) y Life (diciembre de 1969) a piezas de amarillismo abyecto donde se afirma que Manson es hijo ilegítimo de Hitler, que Sharon Tate sigue viva o una exclusiva con las perversas costumbres sexuales de La Familia. Aquí y aquí se pueden ver parte de los contenidos de este baúl de tesoros de la mansonxploitation tabloide, y aquí otra selección para quedarse patidifuso.
14. Charles Manson Superstar: El Anticristo (1989)
Título clave en la filmografía mansoniana, no solo por incluir una extensa entrevista con el mismísimo Charlie rodada en la prisión de San Quintín. Afín al underground demente expresado por Adam Parfrey en sus antologías sobre cultura del apocalipsis, el director Nikolas Schreck defiende la inocencia del líder de la Familia y ofrece dos teorías. Una es el ajuste de cuentas por un tema de drogas entre su acólito Tex Watson y uno de los invitados a la casa de Sharon Tate. La otra sería un plan de Susan Atkins para liberar a Bobby Beausoleil de la cárcel con un crimen similar al cometido por este junto a ella.
La maravillosa ilustración de Joe Coleman, además de carátula del documental, también funciona como mapa de un documental que gusta de jugar a la conspiranoia pura y dura. Por ejemplo: Susan Atkins participó en diferentes rituales del satanista Anton LaVey, líder de la Iglesia de Satán que asesoró y participó en La semilla del diablo de Polanski, película rodada en el edificio Dakota donde se asesinó a John Lennon, componente del grupo que compuso Helter Skelter. Con este feliz hilo se sugiere un posible acto de magia negra para acabar con la cultura hippie.
El documental recorre diferentes aspectos poco tratados, como los vínculos de Manson con otros cultos new age de la zona y sus gurús, su condición de ecologista, la creencia en el diablo gnóstico Abraxas o los vínculos nazis que desprecia. Todo ello enriquece la febril presencia de Manson durante más de la mitad del metraje, en donde despliega su show enajenado de mensajes contradictorios que, a menudo, acompaña de espasmódicos movimientos de kung-fú. En definitiva: mandanga de la buena.