Monkey Punch: una vida junto a Lupin III

El 11 de abril murió Kazuhiko Katō, más conocido bajo el seudónimo de Monkey Punch. Hoy recordamos su vida y obra del único modo posible: pensando y celebrando su mayor creación, el ínclito Lupin III, el ladrón cortés.

Nadie es inmortal. No físicamente. Si alguien quiere poder trascender los límites de una vida, debe aceptar convertirse en otra cosa. En algo más profundo. Alguien que habite muchos otros mundos y pueda ser coherentemente manipulado por ese colectivo que conforma la Humanidad. Existir, pues, no como alguien que tiene una función material, sino como un acontecimiento artístico. Como uno más de los espectros que dan forma al mundo.




En ese sentido, los más grandes inmortales son los personajes de ficción. Y por asociación, por ser quienes los han generado, también sus creadores. De ese modo, es lógico que Lupin III, nieto de Arsène Lupin, no sólo tenga todas las papeletas para hacerse inmortal aunque sólo fuera por asociación, sino que también las tiene para hacer inmortal al tristemente fallecido Kazuhiko Katō.

Nacido en Hamanaka, Hokkaido, en 1937, con el nombre de Kazuhiko Katō, este famoso mangaka sería más conocido por el seudónimo de Monkey Punch. Demostrando afición al dibujo desde niño, no empezó a hacer manga hasta el instituto, donde se dedicó a hacer tiras cómicas para el periódico escolar. Y si bien ya entonces parecía lógico que diera el salto a lo profesional, aún le costó un tiempo hacerlo. Entrando a una escuela técnica una vez acabados los estudios obligatorios, estudiando electrónica, continuó dibujando por placer para varios dōjinshi, aunque sin la pretensión de hacerse profesional.

Al menos, hasta que la suerte llamó a su puerta en forma de editor de la Weekly Manga Action.

Si bien hoy prácticamente olvidados, sus primeros trabajos profesionales los firmaría con los pseudónimos de Kazuhiko Katō (que es su nombre, pero no exactamente: mientras que su nombre se escribe en japonés 加藤一彦, con el kanji de glicina (藤), su pseudónimo se escribe 加東一彦, con el kanji de la dirección este (東) ) y Eiji Gamuta, dando así salida a varios mangas breves, entre los cuales encontramos títulos como Playboy School o Cinderella Boy. Mangas en los que, como no cabía ser de otra manera, hay un marcado componente picante marca de la casa y muchas dosis de acción.

Pero su éxito no llegó hasta el 10 de agosto de 1967. Ese día dibujó la portada de la semana de la Weekly Manga Action, esperando que su nuevo manga atrajera la atención de los lectores. Incluso si no estaba demasiado convencido. Su editor había insistido en que cambiara de seudónimo de nuevo, buscándole uno más atractivo, Monkey Punch. También aceptó a regañadientes. A fin de cuentas, podría cambiárselo para su siguiente obra. Pero no tuvo esa oportunidad, porque el manga que publicó el 10 de agosto de 1967 bajo el seudónimo de Monkey Punch no fue otro que Lupin III.

Lupin III no necesita presentación. Entre sus páginas nos encontramos las desventuras de Arsène Lupin III, nieto del famoso ladrón Arsène Lupin que, en un acto de elegancia, siempre envía primero una notificación de que van a ser robados a los que serán sus futuras víctimas. Para ayudarle, además, cuenta con la ayuda de Daisuke Jigen, un experto tirador, y Goemon Ishikawa XIII, un experto espadachín, uniéndose de vez en cuando la femme fatale y frustado interés romántico de Lupin Fujiko Mine. Un reparto que acabaría cerrándose con la presencia de Koichi Zenigata, un agente de la Interpol que persigue incansablemente a Lupin y sus compañeros, que acaban huyendo en el último momento con algún ingenioso plan imposible de predecir.

Esta es la historia que podemos encontrar en Lupin III, el manga que Panini está re-editando en nuestro país en siete voluminosos tomos. Y que la mayoría de la gente conocerá porque, ya hace muchos atrás, su anime se emitía en la televisión española. Y si por algo es especialmente recordado del manga es por sus muchas, y muy buenas, adaptaciones al anime. Como destacar todas las iteraciones que ha tenido la historia en el anime requeriría su propio artículo, si es que no toda una serie de ellos, nos conformaremos con nombrar sólo los tres que más han destacado.

El primero de ellos, El castillo de Cagliostro (1979), además de ser una excelente película repleta de acción con una animación de escandalo, sería el primer largometraje dirigido por Hayao Miyazaki. Antes de que existiera Studio Ghibli, incluso antes de que el nombre de Miyazaki fuera destacado dentro de la industria, firmó esta joya del cine de aventuras que, aún hoy, cuarenta años después, es recordada como una de las cimas del cine de animación.

Más recientemente, ya en 2013, se estrenaría la segunda de las películas que nos interesan: Lupin III vs. Detective Conan: La película, que no sólo fue nominada a los premios de la academia japonesa, sino que además está considerada como una de las mejores películas del canon de Detective Conan. Algo que no es decir poco, ni es de extrañar, cuando se juntan al ladrón y al detective más famosos de todo Japón.

Para acabar, no queremos hablar de una película, sino de una serie. Porque Lupin the Third: The Woman Called Fujiko Mine (2012) no es sólo una excelente adición al canon de Lupin III, sino además una de las series más injustamente infravaloradas de la última década. Dirigida por Sayo Yamamoto, hoy más conocida por ser la directora de Yuri!! On Ice, esta prodigiosa serie de trece episodios hace una fabulosa re-interpretación del personaje de Fujiko Mine, respetando su sensualidad, pero adentrándose en sus intenciones y deseos. De este modo, y a diferencia de las historias al principio de Lupin, deja de ser solo algo bonito que mirar. Incluso si la serie es, además, extraordinariamente placentera en lo visual gracias a su animación, dibujo y diseños.

En cualquier caso, que la obra más conocida de Monkey Punch sea Lupin III no significa que toda su vida se haya reducido a ella. Aunque no es menos cierto que, si hablamos de manga, desde que empezó Lupin III sólo hizo otro manga de cierta envergadura fuera de su serie más famosa. Se trata de Keibu Zenigata, un manga escrito por él y dibujado por Tai Okada, donde todo el protagonismo recae sobre el antagonista de la serie, el pobre Koichi Zenigata.

Ahora bien, si en el manga no se ha prodigado fuera del niño de sus ojos, en el anime sí ha tenido a bien probar algunas otras cosas. Por ejemplo, aportando el diseño de personajes para series como Bakumatsu Gijinden Roman, Bocchan y Sugata Sanshirou. Tanto en los ochenta como en un repunte de popularidad en los dosmiles, no es difícil encontrar créditos de anime donde figure su nombre. Algo que incluye también un puñado de adaptaciones de algunos de sus one shots, entre los cuales destacaría Cinderella Boy.

En cualquier caso, su último gran proyecto en el mundo del anime fue un doloroso fracaso llamado Musashi Gundoh. Dirigida por Yuuki Kinoshita y partiendo de una idea original de Monkey Punch que nunca llegaría a utilizar, el anime nos aventura en un Japón feudal donde Toyotomi Hideyoshi logró, a pesar de sus orígenes humildes, ser nombrado shogun por el emperador. Y en ese contexto, el famoso Miyamoto Musashi, aquí un joven practicante de gundoh, un arte marcial que usa armas de fuego al más puro estilo Equilibrium, luchará contra una serie de monstruos llamados ayakashi que amenazan la paz de un Japón que esconde una oscura conspiración.

Con un diseño de personajes notable y una historia interesante, la serie pudo haber sido, al menos, destacable. Pero por desgracia, los resultados fueron más que pobres. Con un presupuesto ínfimo, graves problemas de producción y un director sin experiencia, la serie fue estrenada con enormes fallos de sincronización de imagen y sonido, no menos graves errores de animación e, incluso, fotos reales usadas como fondos donde no hubo tiempo, presupuesto o ambos para dibujarlos. Toda una serie de desastrosas desdichas que Kinoshita, víctima de las circunstancias, quiso arreglar cuando la serie se publicó en formato doméstico, cosa que tampoco pudo hacer a causa de los interminables problemas de producción, condenando a su única referencia como director a la absoluta ignominia. Desde entonces, cualquier anime con graves problemas de producción no se denomina como malo, sino como musashi.

Dejando de lado la parte más dramática de esta historia, es innegable una cosa: el nombre de Monkey Punch es ya indisoluble del de Lupin, tanto el del nieto III como el del original Arsène. Es por eso que, aunque Monkey Punch nos haya dejado a los 81 años a causa de una neumonía, sigue entre nosotros a través de un legado por el cual no caerá al olvido mientras no lo haga también un personaje tan inmortal como lo es el ladrón Arsène.

¿Te ha gustado este artículo? Puedes colaborar con Canino en nuestro Patreon. Ayúdanos a seguir creciendo.

Publicidad