Muere Gloria Van Aerssen, la mitad de Vainica Doble

La componente del dúo más ilustre del pop español ha fallecido a los 83 años. Deja tras de sí canciones tan formidables como Un metro cuadrado, Cartas de amor y Caramelo de limón.

Gloria Van Aerssen (foto, derecha), miembro del dúo Vainica Doble ha muerto hoy a los 83 años de edad. Guitarrista, cantante y compositora, deja tras de sí una carrera deslumbrante con canciones como Habanera del primer amor, Caramelo de limón, Un metro cuadrado Cartas de amor El tigre de Guadarrama, entre muchas otras joyas del pop español pergeñadas junto a su compañera Carmen Santonja, que falleció en 2000.

Nacida en Sevilla, pero criada entre Ronda y Madrid, Van Aerssen era quizás la cara menos comunicativa de un dúo cuya intimidad siempre fue respetada por los fans: poco se supo nunca de ella, salvo que compaginaba la música con la pintura y que era la más hippie de las dos compañeras. Su afición por el rock (desde los Beatles hasta el progresivo) fue uno de los factores que propiciaron el nacimiento de Vainica Doble. Tras componer temas para otros artistas (el grupo Nuevos Horizontes, y también la mismísima Marisol en su película Carola de día, Carola de noche -1969-), las ‘Vainicas’ se asociaron con una banda llamada Tickets, que mucho más tarde llegaría a la fama con el nombre de Asfalto. Con dicho acompañamiento registrarían en 1971 un primer álbum que las catalogaba, ya para los restos, como ejemplares extraños dentro de un panorama en su mayoría adocenado y sin aspiraciones: las influencias de la psicodelia y el underground (que daban forma al disco ya desde la portada, obra de su amigo Iván Zulueta) convivían con un panorama emocional y sonoro modelado por la copla y el cuplé, los cuentos infantiles y el intimismo de mesa camilla.

 Casi sin excepción, los elepés de Vainica Doble pueden calificarse como imprescindibles para un aficionado a la música popular. Tras su debut, las ‘alegres comadres de Aravaca’ se prodigaron en lo folkie (Heliotropo, 1973)  y en lo experimental (Contracorriente, 1976), para después introducir dosis cada vez mayores de hiel en su discurso. Mientras jóvenes talentos de la Nueva Ola, como Fernando Márquez ‘El Zurdo’ Carlos Berlanga reivindicaban el trabajo de sus autoras, los álbumes El eslabón perdido (1980) y, especialmente, El tigre de Guadarrama (1981) se impregnaban de una tristeza que bordeaba la misantropía. Como posible razón para esto, apuntemos que a prácticamente cada uno de sus lanzamientos le sucedió un cambio de compañía discográfica. Su fama entre el gran público no creció ni siquiera cuando Un sí señor con las patas verdes (de Taquicardia -19984-, seguramente su disco más ambicioso) y Déjame vivir con alegría se convirtieron en éxitos interpretados por nada menos que Sergio y Estíbaliz.

Tras muchos años desaparecidas (aunque no inactivas: su carrera como compositoras incluyó trabajos para Luz Casal, por ejemplo), Vainica Doble volvieron al estudio en 1994. Maldita la hora: Carbono 14 fue un deslavazado intento de domesticarlas por parte de la multinacional CBS. Por fortuna, Elefant Records les ofreció la oportunidad de culminar su carrera en sus propios términos con En familia (2000). Carmen Santonja pasó a mejor vida justo después de la grabación de ese disco. Ahora, quince años después, la sigue su eterna compañera, que deja cinco nietos y una larga ristra de canciones gloriosas. Tanta gloria lleve como melodías y letras nos ha dado.

 

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