Parecen tonterías hechas para complacer a las radiofórmulas, pero en sus letras aguardan historias capaces de helarte la sangre o de lanzarte a las barricadas. Esta semana, nuestra playlist es un surtido de caramelos envenenados.
Entendemos que les choque y, la verdad, a nosotros mismos nos entran escalofríos sólo de pensarlo. ¿Qué hemos hecho nosotros para que, en una misma playlist semanal, se nos junten temas de U2, Billy Joel o (¡acabáramos!) los mismísimos La Oreja de Van Gogh? Pues pedirles a nuestros colaboradores canciones marcadas por un mismo patrón: aquel en el que una sonoridad extremadamente dulce, moñas incluso, sirve para enmascarar letras de una subida acidez sobre temas de actualidad, sobre tabúes sociales o, simplemente, sobre el asco que da la humanidad cuando se pone a ello. Algo de lo que, en estos últimos días, hemos ido sobrados.
Para empezar, una ironía deliciosa: la de escuchar cómo Teddy Bautista, al frente de los Canarios, enmascara con soul bailarín y vientos gloriosos una oda a la independencia personal grabada en pleno franquismo. Para seguir, las prédicas anti-Margaret Thatcher firmadas por Paul Weller (al frente de Style Council) y la honorable sociedad formada por Elvis Costello (compositor) y Robert Wyatt (cantante), sumadas a unos Heaven 17 que no necesitan el groove fascista del National Front y sucedidas por aquellos Manic Street Preachers que no podían ver a Tony Blair ni en pintura. Unas Destiny’s Child (con la emperatriz Beyoncé partiendo la pana) reclaman el poder de las mujeres independientes frente a esa Madonna que se arriesgó (algunos dirían «patinó») ante las consecuencias del 11-S. Así mismo, imposible olvidar a Aqua, cachondeándose de los roles de género personificados en una Barbie que, por entonces, aún no quería ser feminista sino todo lo contrario.
Los inmarcesibles Toreros Muertos recuerdan cómo y para qué se inventó la guillotina, mientras Kaka De Luxe recuerdan que el Metro de Madrid lleva ya cuatro décadas largas dando asco. M.I.A. le toma prestada una base a Suicide (nada menos) para recordar que, cuando las libertades civiles flaquean, todos estamos en peligro, y Kanye West se permite acompañar a la mismísima Nina Simone. Por su parte, Pearl Jam y Suzanne Vega arremeten contra quienes abusan de los más pequeños, perorando contra el bullying escolar, los primeros, y dispensando la segunda una gélida historia de maltrato doméstico. Pero, claro, si esto se quedase sólo en la política, no seríamos nosotros: ahí están Kate Bush y Serge Gainsbourg cantando sobre sendas historias de incesto, el segundo haciéndose acompañar (¡gasp!) por su hija, esa Charlotte que, con los años, ha acabado haciéndose amiga de Lars Von Trier. Una colección de caramelos envenenados que sólo podrán disfrutar hasta el próximo domingo, cuando se vea reemplazada por otra menos sibilina, pero igual de puñetera…