El calendario ha avanzado un año, pero nosotros retrocedemos medio siglo para ofrecerte una colección de pop y rock sixties con causa: del Swinging London a los EE UU que despertaban a la psicodelia... y mucho más allá.
Las resacas de Nochevieja se van despejando y, conforme nuestras neuronas recuperan su lugar, vamos reparando en dos cosas: la primera, que 2016 ya está aquí (desde hace cuatro días, nada menos) y, la segunda, que los fastos navideños están a punto de acabar, y que la gris rutina laboral regresará en breve para encadenarnos. Es más: desde ahora hasta la primavera, apenas gozaremos de festivos que nos permitan dedicarnos a la cuchipanda y esquivar el ciclo «semana – fin de semana – semana- fin de semana» repetido ad infinitum. ¡Socorro! ¿Existe acaso algún remedio para este abismo cotidiano que nos espera?
Pues, hasta que el capitalismo no se vaya al garete (que todo podría ocurrir, oigan), nosotros no tenemos una respuesta definitiva para este calvario. Y una respuesta sencilla, además: sólo implica un viaje en el tiempo. Porque, aunque vayan camino de cumplir los 50, todas estas canciones se mantienen tan frescas y salerosas como el primer día: no en vano proceden de 1966, uno de los años cruciales para la historia del pop. Vamos a ver: ¿en qué otro momento de la música popular podría encontrarse uno con Frank Zappa emitiendo sus denuestos contra todo lo que se menea, con The Velvet Underground arrastrándose por la Nueva York más mugrienta un domingo por la mañana y con el mismísimo Raphael enseñándonos todo lo que hay que saber sobre el curro y sus circunstancias?
Coincidencias jocosas aparte, les prometemos que aquí el material es mandanga de la buena, ya guste uno de la casi recién nacida psicodelia (Rocky Erickson, aullando como un demente al frente de los 13th Floor Elevators, los Byrds viajando a Londres a ocho millas de altura, unos Love haciendo bueno eso de «se llaman ‘amor’, pero son puro odio») o de girl groups como las Shangri-Las, que aún pegaban fuerte. Los sonidos más bruscos acechaban en el fondo de sus garajes, como prueban The Monks, The Count Five y The Standells, mientras que, lejos del ámbito anglosajón, una Francia a punto de dejar de ser ye-yé cobijaba a bon vivants como Michel Polnareff y Serge Gainsbourg, mientras que Brasil daba a luz exquisiteces con la voz de Elis Regina. Eso por no olvidar nombres de referencia ineludible, como los Beatles, los Kinks, los Beach Boys y (en España) los inefables Brincos. Pero no sólo de pop y rock vive nuestra playlist: las bandas sonoras (¿recuerdan en qué año se estrenó El bueno, el feo y el malo?) y los musicales también tienen mucho que ofrecer en cuanto indagamos un poco en su historia. Sumando todos estos elementos no puede salirnos sino una colección con patina y solera… que sólo durará hasta el domingo, cuando la reemplace otro conjunto de maravillas.