Música Canina: Canciones con cadáver dentro

Por amor, por dinero, por accidente, por psicopatía. Nuestra playlist de esta semana está dedicada al maravilloso mundo del asesinato, con sus víctimas... y sus victimarios, de los tugurios del Misisipi al crimen más sofisticado.

Robert Johnson lo mató, dicen, un marido celoso, y Sam Cooke murió tiroteado en un hotel. Lo de Mia Zapata, mejor recordarlo con rabia, y lo de John Lennon, con bochorno por todo lo que vino después. Exacto: muchos de nuestros músicos favoritos han perecido con violencia. Y, dadas las raíces patibularias de la música popular, no es extraño tampoco que entre lo mejor de su repertorio estén canciones dedicadas al asesinato. Bien sea con estilete y veneno, bien a base de sierra mecánica, los delitos de sangre tienen un cancionero monumental. Y de eso va la playlist con la que CANINO les obsequia esta semana.

Mientras escuchen esta colección, ándense con cuidado y no se dejen llevar por las apariencias. Junto a la pinta torva de Nick Cave & The Bad Seeds, The Gun Club Bauhaus tenemos a Alaska y Dinarama, a Sufjan Stevens y a esa Sophie Ellis Bextor tan divina de la muerte. Asimismo, recuerden que cada crimen tiene sus motivos: las razones de aquellos «asesinos a sueldo, buena recompensa por un etarra muerto» que recordaban Kortatu no son las mismas que las de los sectarios tarados de Sonic Youth o las de la asesina del gimnasio de Meteosat, o las de bestias humanas como aquella a la que recuerda Sufjan Stevens. Examinen cada estrangulamiento, cada puñalada trapera y cada tiro en la cabeza, y piensen en ello: ¿qué les asegura que ustedes no acabarán viéndose algún día a un lado o al otro del arma del crimen?

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