Suelta tu pelo, pinta tu cara, piérdete en la noche y quémate en la playa con esta selección de cantaditas. Te ofrecemos una guía para conocer el género que llenó los 90 de temazos fluorescentes mientras los críticos miraban para otro lado.
¿El género más denostado de los 90? Pues sí. Para muchos que se las daban de entendidos en música, el eurodance no era sencillamente lo peor: era un anatema. Pero el tiempo pasa, las orejas se abren, los prejuicios caen… y ahora sabemos lo que el esnobismo trató de ocultarnos. Es decir, que aquellas canciones de ritmo trotón, voces estentóreas y sintetizadores con la onda de sierra al rojo vivo no eran sencillos fenómenos de temporada: eran de lo mejor que podía darnos el pop de aquella década.
Como ABBA y Boney M, sus precursores inmediatos, el eurodance ofrecía una simplicidad engañosa. Sus estribillos a prueba de bajón y sus bombos inmisericordes ocultaban trabajos finos de sampleado (Black Box), influencias del afrobeat (Dr. Alban)y canciones construidas tan gloriosamente como The Rhythm of the Night de Corona y Come Into My Life de la italiana Gala. Pero eso era solo la mitad de la diversión: el lado más chicletero del fenómeno, ese que encabezaron 2 Unlimited, ofrecía por igual estallidos de energía (Culture Beat), los caramelitos de Ann Lee, Whigfield y Paradisio y chistes con más gracia (Aqua, E-Rotic)o con menos (Paco Pil, Rednex).Por no hablar de esas versiones morrocotudas, capaces de hacer (como en el caso de Spanic)que el mismísimo Sting tuviera gracia.
Así pues, pónganse las zapatillas de baile y prepárense para una playlist que les dejará tan exhaustos como la que le dedicamos a la música disco. O más. Y, por favor, los chistes sobre faldas modelo «cinturón ancho», pelos de cenicero y zapatillas deportivas déjenselos por el camino. Que ya somos mayorcitos.