Por una razón o por otra, todos estos artistas hicieron historia formando parte de grupos míticos... pero sus discos en solitario nos molan todavía más. Una colección de joyas que brillan más en solitario.
Sabemos que es cuestión de gustos. Y que a los eruditos y a los entendidos no suele convenir el discutirles (o sí, que demonios). Pero la realidad está ahí: para nuestra playlist de esta semana hemos escogido artistazos que destacaron (y mucho) en el seno de grupos muy importantes, muy famosos o ambas cosas, pero cuya obra en solitario es la que realmente convence al equipo de CANINO.
Algunas de las opciones son evidentes: sin ir más lejos, y aunque parezca mentira, hay gente que escucha a Neil Young sin saber quienes eran Buffalo Springfield. Y, aunque a algunos puristas del soul les pese, el lugar de los Jackson 5 en la historia del pop palidece ante la sombra de gigante que proyecta Michael Jackson. Por no hablar de casos como los de Nick Cave (por mucho que Birthday Party sigan dando miedito como el primer día) y Björk (¿recuerdan a los Sugarcubes? Es probable que no…). El mundo de las boy bands y las girl bands se presta también a esta clase de reemplazos: ahí tienen a Justin Timberlake y a Robbie Williams, transmutados de «el nido de cigüeñas de NSync« y «el drogadicto de Take That« a crooners por derecho propio.
Pero, claro, en lo subjetivo y lo discutible es donde está lo que mola. Por ejemplo, ¿sabían que en esta casa hay quien considera a George Harrison superior a los mismísimos Beatles? ¿O que se queda con los trabajos individuales de Rob Halford antes que con Judas Priest? También los tenemos que prefieren a Peter Hammill antes que a Van Der Graaf Generator, a Marc Almond antes que a Soft Cell, al John Cale más desquiciado antes que a The Velvet Underground (¡cielos!) o, incluso, a Beyoncé antes que a las Destiny’s Child (lo sentimos, chicas). Denle a play y comprueben si estas selecciones tienen razón o son sólo cosa del llevar la contraria…