CANINO sigue adelante con su serie sobre canciones cromáticas. Esta semana le toca al tono del deseo y del peligro: el rojo.
Qué cosas tienen las reacciones instintivas. Sin ir más lejos, pongamos que, hace unos cientos de milenios de nada, un protohomínido se llevó el susto de su vida al ver cómo manaba un chorro de sangre (¿propia, o ajena?) a resultas de la visita a domicilio de un tigre de dientes de sable. E intuyamos que, a diferencia de sus bisabuelos (esos que siempre prefirieron el blanco y negro, porque todo quedaba como más auténtico), el protohomínido de marras ya podía percibir los colores. Et voilà! A resultas de este pánico prehistórico, el color rojo quedó asociado para siempre a la carne lacerada, al pánico más primario… y también, sin que nuestro antepasado lo supiera, a otras cosas igual de incrustadas en nuestros nervios.
Todo esto, como de costumbre, lo demuestra la música. Como prueba nuestra playlist de la semana, el rojo es el único color capaz de hermanar a Taylor Swift con Barricada, y de hacer que unos señores tan europeos y sofisticados como Indochine y Franco Battiato se den la mano con gañanazos (¡y a mucha honra!) de la talla de Rob Zombie y Mötley Crue. Es el tono de la mano que castiga, según Nick Cave, y del Chevrolet Corvette rojo en el que Prince perdió la honra. El del laboratorio fotográfico en el que Siouxsie and the Banshees revelaban vete a saber qué, y de los globos que, según nos contaron Nena, provocaron un apocalipsis nuclear al volar hacia donde no debían…
Bien les impulse a salir huyendo, a repartir hostias, a percutir o a dejarse hacer (opciones todas muy respetables), todas las canciones caninas de esta semana tienen como protagonista a este color tan polisémico. Disfrútenlas hasta la semana que viene y, en el ínterin, tengan cuidado con las bestias depredadoras…