Hay canciones para bailar. Y también hay canciones que hablan de mover el esqueleto. Esta semana, ofrecemos una playlist de temazos cuyas letras hablan de agarraos, desmelenes, pogos y otras prácticas igual de nobles.
Tarde o temprano, toda actividad humana acaba mirándose a sí misma. Y la música, para variar, es una de ellas. Así, si una de las misiones principales del sonido organizado es hacer que la gente baile, el siguiente paso lógico es escribir temas que versen sobre el acto mismo de bailar. A esta reflexión, precisamente va dedicada nuestra playlist de esta semana.
Ahora bien, ¿bailar por qué, o para qué? Porque aquí hay muchos modos y maneras. Ultravox, sin ir más lejos, bailaban con lágrimas en los ojos, esperando el fin de todas las cosas: el cénit de la Guerra Fría era lo que tenía. En parámetros similarmente oscuros, Joy Division danzaban como dementes a los soniquetes de la radio, en aquel Manchester suyo tan postindustrial. No faltan tampoco los símiles inevitables entre el vaivén y el jeringue, bien en soledad (Billy Idol con Generation X), bien en compañía (The Rakes, o esos Calle 13 que leen el asunto en clave sociopolítica). Y, como nuestros músicos de cabecera son damas y caballeros distinguidos, también nos sugieren nuevos pasos que lucir en la pista. Desde el watusi de The Cat y el ‘baile moderno’ de Pere Ubu hasta la forma algo más complicada que proponen La broma de SSatan («Un par de huevos, un nazi y tus botas de montar»), hay donde elegir.
También hay otra clase de canciones, claro: aquellas que sencillamente invitan a contorsionarse sin más farfolla que la que quieran encontrar los sociólogos a la violeta. Sly and the Family Stone, Lulu y nuestro amado Franco Battiato son algunos de ellos. Usen de sus consejos como prefieran hasta la semana que viene, cuando esta selección se vea reemplazada por otra que nos hará bailar igual… pero que no se comerá tanto la cabeza con ello.
