Tras la decepción que supuso El legado de Bourne (2012), donde Tony Gilroy, guionista de la saga, tomaba las riendas de la franquicia junto a un perdido Jeremy Renner en una trama que casi terminaba siendo ciencia ficción, Paul Greengrass y Matt Damon vuelven a hacer lo que hacen como nadie: matar malos de forma implacable y letal.
Casi quince años después de que El caso Bourne (2002) pusiera patas arriba el cine de acción y espías, haciendo temblar los cimientos sobre los que se sostenían agentes más veteranos (Misión Imposible) o el padre de todo este tinglado, James Bond, el siempre incomprendido Doug Liman (Al filo del mañana -2014-) arrancó, que nadie se olvide, la saga que dio incluso para un curioso videojuego de la anterior generación de consolas. En aquella película, un hombre sin memoria era rescatado del océano y empezará a recordar que, en realidad, es una máquina de matar perfectamente engrasada.
El caso Bourne fue un pelotazo de taquilla que Universal supo entender, así que para continuar con las andanzas del espía creado por Robert Ludlum (y al que ya había encarnado Richard Chamberlain en una miniserie a finales de los ochenta) contrataron los servicios del británico Paul Greengrass, que en 2004 y 2007 presentó dos castañazos increíbles con algunas de las mejores y más directas secuencias de acción de los últimos años.
Tras varios dimes y diretes y una secuela/spin-off olvidable, el tándem repite dispuesto a reventar las taquillas del verano con Jason Bourne (2016), curiosamente, la primera de la saga donde el guionista habitual Tony Gilroy no aparece en los créditos. Por algo será. En esta ocasión, Matt Damon estará bien acompañado por Vincent Cassel, la omnipresente Alicia Vikander y el siempre fiable Tommy Lee Jones (salvo que le metas en otra de Men in Black), además de la habitual Julia Stiles.
Con ecos del Rambo retirado (esas peleas de mercenarios) y de los recientes problemas de la CIA (Edward Snowden es citado en el tráiler) y más acción en casa (USA, se entiende) de lo habitual, Jason Bourne promete ser la película más refrescante del verano. Si por refrescante entendemos hostias como panes con clase para modernizar más -si cabe- la clásica trama de espionaje de toda la vida.
Y aquí la versión en castellano.