La edición madrileña del Beefeater In-Edit ha destacado este año por la presencia de cintas dedicadas al punk, coincidiendo con la celebración del 40 aniversario del surgimiento de este género musical que trascendió de sus orígenes para arraigarse como una influencia esencial en la cultura popular.
El Beefeater In-Edit, festival internacional de cine documental musical, ha celebrado su decimotercera edición este año. Es uno de los encuentros más esperados para los apasionados del género. Sin embargo, lejos de la amplia programación que se exhibe en Barcelona, ciudad motor y relevo del ciclo londinense, en la capital sólo se han presentado diez documentales en tres días (del 3 al 6 de noviembre) intensísimos de visionado cinematográfico-musical.
Al escaso número de filmes que hemos podido disfrutar los afincados en Madrid hay que añadir el limitadísimo aforo de los cines Golem, sala que a pesar de ser emblemática por sus proyecciones lejos de los estrenos mainstream cuenta con solo doscientas butacas, lo que hizo que gran parte de los interesados en asistir al encuentro se quedaran con la miel en los labios. También habrá que esperar al estreno oficial de algunas de estas joyas, como I called him Morgan de Kasper Collin, ganadora del premio Beefeater In-Edit Internacional, y que no ha podido verse en Madrid. Aún así pudimos disfrutar de algunas otras obras muy interesantes, como este trío de documentales centrados en la música patria.
Autosuficientes
No se puede entender la historia musical de nuestro país sin tener en cuenta a Parálisis Permanente y a Eduardo Benavente, mito e insignia del siniestreo español. Como no podría ser de otra manera, la historia tiene como hilo central la narración de Ana Curra, su otra mitad tanto a nivel artístico como personal, y quien ha sabido devolver a la vida el legado que dejó la banda madrileña con la gira mexicana de El Acto.
El documental es una producción hecha con el máximo cariño y respeto a la figura de Benavente y repasa la trayectoria de Parálisis Permanente, así como el carisma, actitud y alguna que otra intimidad (como que Eduardo “era virgen” cuando él y Ana Curra se acostaron por vez primera). Testimonios de Edi Clavo y Jaime Urrutia (Gabinete Caligari), Alaska, Manolo UVI o Dei Pei (Desechables) completan esta cinta que se cierra con un emotivo paseo de Ana por el cementerio en el que está enterrado Benavente, fallecido tras un accidente de tráfico. Nadie mejor que ella para contar esta historia de amor y post-punk (pocos clásicos de Parálisis –Nacidos para dominar, Autosuficiencia, El acto– faltaron por sonar durante la cinta). Chapó.
Geometría del Esplendor
¿Qué hay más punk que la música industrial? Yo diría que poco o nada. Porque el punk al final no deja de ser una actitud frente al mundo y sobre todo frente a la industria, y esto es justo lo que abanderan Arturo Lanz y Saverio Evangelista. Lejos de pretender estar presentes en la amalgama de grupos que llena estadios o salas de fiestas, Esplendor Geométrico pueden alardear de no vivir de lo que generan con sus creaciones sonoras, sino que ponen estas absolutamente al servicio de la pasión, que es lo que les mueve a seguir componiendo y lo que invade a Lanz cuando se sube a un escenario, coge el micrófono y canta de forma primitiva.
Hasta llegar a la formación actual, el documental repasa los inicios del germen de Esplendor, hechos materia con Aviador Dro, formación de la que pronto se separarían los no-poperos: en 1980 Arturo Lanz, Gabriel Riaza y Juan Carlos Sastre, abandonan la banda con hostias incluidas entre los ruidosos y los melódicos, algo que cuenta no sin humor Servando Carballar. Lo más interesante de la cinta no es que plasme con detalle la repetición, la rareza y el futurismo (sacaron su nombre de un poema de Marinetti) que tiene cabida en Esplendor Geométrico, sino que también se habla del fundamental papel de Andrés Noarbe como generador del intercambio, vía arte postal y posteriormente con su sello, Rotor, entre los grupos que optaban por intranquilizar y herir al personal a través de su sonido, su ruido y su silencio. Mención especial a la entrevista con Genesis P. Orridge, Throbbing Gristle, y al propio discurso narrativo en off, que más que un relato es poesía en sí misma, profunda, intensa y real, como el radicalismo conceptual, sónico y visual de Esplendor. Quizás por todo esto el documental ha conseguido una mención especial dentro del festival.
Lo que hicimos fue secreto
Lo que hicimos fue secreto, que ha ganado el premio Nacional dentro del festival In-Edit y cuyo arranque en formato webserie pudo verse durante el Canino Punkfest, habla de la contracultura punk que nació en Madrid como respuesta a la Movida (sí, también había élites en el underground y Rock-Ola entre semana estaba vacío). Más de setenta entrevistas con músicos, promotores y periodistas que cuentan cómo emerge esta generación de punkis que se caracteriza su lucha social, su discurso anti-sistema, la okupación y la autogestión, además de la relación de igual a igual entre el público y el artista.
La cinta repasa desde los primeros KK de Luxe, a la conocida interpretación de Marica de terciopelo de un jovencísimo Ramoncín que se coló en TVE, o el nacimiento de Pegamoides. En ese momento todos querían ser punks y, quizás por eso, por la formalización de la diferencia, pronto se llegó al cisma. Rock-Ola vetó a los punks más callejeros, seguidores de PVP, La Broma de SSatán, Espasmódicos y La UVI, encabezados por chavales de barrio que preferían gastarse su paga en drogas como el speed antes que en instrumentos… y también se cuenta cómo, debito a los abortos de sus novias, que tenían que viajar a Londres para someterse a la intervención, empezó a llegar a la capital música como el hardcore. No deja de ser sorprendente que Nacho Canut, quien está bastante presente en la cinta, se meta hasta con la conocida Chica de ayer cuando Fangoria no es mas que pop electrónico y descafeinado. Al margen de este tipo de declaraciones, nos quedamos con las de Javier Couso, Manolo Suizidio, Kurdo, Indio y Ana Curra, además de con su hiriente y más que representativa banda sonora (Esperando en la calle de OX Pow, Malditos franceses de Larsen, Miedo de PVP… Dead is not Punk y Punk is not Dead).