¿Necesitas que alguien cribe por ti entre tantos estrenos veraniegos? ¿Estás al borde de la muerte por evaporación, pero antes quieres saber qué están haciendo en la animación japonesa? Entonces nosotros te comentamos cuales son las cuatro series que van a pegar fuerte durante la temporada de anime de verano.
No negaremos que la temporada de primavera ha sido una de las más extrañas que se pueden recordar. Aunque quienes prometieron petarlo lo petaron (Kiznaiver y Space Patrol Luluco) y quienes prometieron tener un perfil bajo acabaron siendo relativamente populares (Tanaka-kun wa Itsumo Kedaruge), la temporada acabó siendo decepcionante para aquellos que no apostaron ni por la locura extrema del estudio Trigger ni por la deliciosa paz de un puñado de slice of life donde lo importante era apoltronarse en el sillón y relajarse ante el espectáculo. De ahí que, en perspectiva, haya resultado doloroso dejar fuera Flying Witch dado su perfil bajo en favor de dos series que fueron todo artificio, pero ninguna sustancia, como es el caso de Joker Game y Mayoiga.
Sea como fuere, de todo se aprende. Y el verano llega con adaptaciones del shōjo más popular del momento, un decano del sheinen más oscuro, brutal y sórdido (con ecos shōjo también) y el regreso de, todos en pie por favor, Gen Urobuchi. Eso último es lo que nos salva de una temporada sin sorpresas, que promete ser como mínimo decente -pues los animes que más destacan son los que ya sabíamos que lo harían dado los nombres involucrados-, ¿pero quién necesita sorpresas cuando tiene marionetas? .
Cabe señalar que también hay algunas otras series (Amaama to Inazuma, Planetarian) que también apuntan maneras, pero en esta ocasión hemos preferido centrarnos en las más prometedoras. Ya veremos el resultado. De momento, vamos a ello.
1. Berserk
Estudio: GEMBA/Millepensee
Director: Shin Itagaki
Guionista: Makoto Fukami y Takashi Yamashita
Aunque Berserk -serie de fantasía oscura que rompe con todos los clichés clásicos de la fantasía mucho antes de la existencia de Juego de Tronos– tiene más años que algunos de nuestros lectores, su recorrido transmedia ha sido escaso y abrupto para su masiva popularidad. Con dos videojuegos en su haber, con el tercero anunciado para algún momento de este año, y con dos adaptaciones al anime, una en los noventa que es mejor olvidar y otra en forma de adaptación parcial en formato de trilogía de películas, el manga clamaba por tener su propia serie de animación a la altura de las circunstancias. El problema aquí era doble: por un lado, lo truculento de su historia hace que la citada Juego de Tronos parezca un picnic veraniego en comparación; por otro lado, el dibujo de Kentaro Miura es tan rico y detallado que las exigencias de un capítulo semanal resultaban ridículas. Y si bien lo primero ha sido cuestión de tiempo, de la sociedad adaptándose de nuevo a la violencia, lo segundo no tiene solución de continuidad, ya que los dibujantes no trabajan más rápido.
¿Cómo se ha conseguido encontrar una solución? A través del ingenio. Con diseños simplificados de mano de Hisashi Abe y un ejemplar uso de CGI junto con animación tradicional se ha solventado el problema. O al menos han logrado trampearlo
Con los fans en pie de guerra diciendo que es una mala adaptación (pero seamos sinceros, ¿a quién le importan lo que digan cierta clase de otakus?), resulta perfecta tanto para neófitos como para seguidores de la decana obra de Miura. Todos los acontecimientos están aquí reordenados, yendo directamente al grano y presentando a los personajes con soltura, sin pretender hacer una recreación 1:1 de la historia original por la cual sólo clamaban los pajeros, en un ejercicio de síntesis prodigioso. Si además a eso sumamos que el trabajo de dirección de Shin Itagaki es espectacular y la música de Shiro Sagisu y Susumu Hirasawa dota de la épica necesaria al conjunto, estamos ante una serie que no debería perderse nadie que disfrute con la sangre, la matanza y/o los personajes oscuros y torturados. Salvo que pretendamos verla en 480p; en ese caso, su (escaso) CGI podría chirriarnos a causa del mal gusto de ver una gran serie en semejante calidad.
2. Orange
Estudio: Telecom Animation Film
Director: Hiroshi Hamasaki
Guionista: Yuuko Kakihara
Si bien hasta hace poco el nombre de Ichigo Takano era completamente desconocido para cualquiera que no fuera un fan irredento del shōjo, todo eso cambió con la publicación de su último manga: Orange. En él una chica de instituto llamada Naho Takamiya recibe una carta de su yo diez años en el futuro diciéndole todo lo que va a pasar en su vida a partir de entonces en relación a un nuevo chico que va a aparecer en su clase: Kakeru Naruse. Y a partir de aquí no sólo comienza un romance clásico del género, sino también el intento de la propia Naho por ser la persona que desea ser.
Hasta aquí, nada inusual dentro del género. Entonces, ¿qué es lo que hace tan excepcional? Su delicado retrato de las relaciones personales, su estupendo tempo narrativo y una popularidad tanto en Japón como en Occidente que ha conseguido sobrepasar el mero campo de lo otaku. Algo que es de celebrar, por ejemplo, con su adaptación al anime.
Aunque su director, Hiroshi Hamasaki, es popular por obras bastante más oscuras (aunque no menos dramáticas), ha demostrado de sobra su solvencia a lo largo del tiempo. Lo que sumado a que Yuuko Kakihara es una guionista que ha trabajado mucho en shōjos e hizo los guiones de esa joya infravalorada que es Sakamichi no Apollon, nos hace tener que estar muy pendientes de una obra que promete rompernos el corazón en tantos pedazos que difícilmente podremos reconstruirlo. Al menos, de momento, ha sabido destacar con luz propia a pesar de cojear sensiblemente del lado de la animación, algo en lo que destacan las otras tres series. En cualquier caso, es una serie con la que reír, llorar, enamorarse, llorar, llorar un poco más y, si tenemos suerte, sentir que por fin el shōjo, más allá de parodias, está recuperando su terreno perdido.
3. Mob Psycho 100
Estudio: Bones
Director: Yuzuru Tachikawa
Guionista: Hiroshi Seko
De Mob Psycho 100 solo hace falta saber tres cosas: su protagonista, Mob, es un pedazo de pan; además de rozar la imbecilidad clínica por su bondad, Mob es un psíquico relativamente talentoso; además de ser relativamente talentoso y buena persona, su enfado va en aumento progresivo en una escala del 0 al 100 sin posibilidad de perder puntos a lo largo del tiempo. Tragarse todas las emociones para no ser una molestia para quienes le rodean tiene esa clase de defectos. ¿Qué ocurre al llegar a 100? Que se reinicia.
Pero. No. Quieres. Verlo. Al. Puto. 100.
Para ser exactos, es todo lo contrario: estamos aquí para verle llegar al 100. Esa es la premisa oculta de la nueva serie de ONE, creador de la inmensamente popular One-Punch Man, que tiene un reparto de lujo: Yuzuru Tachikawa es conocido por ser el creador de Death Parade y Death Billiards, haciendo aquí un trabajo de dirección asombroso, con el grueso del espectacularísimo gekiga (animación completa) hecho por Yoshimichi Kameda y un guión que adapta con solvencia el original por parte de Hiroshi Seko. Si además sumamos que Bones fueron los encargados de traernos también One-Punch Man o que la música está compuesta por Kenji Kawai, ¿qué podría salir mal? Que la gente no comprenda que la originalísima propuesta de ONE sube el volumen al 11 (o al 100) en absolutamente todos los aspectos.
4. Thunderbolt Fantasy
Estudio: Pili International Multimedia
Guionista: Gen Urobuchi
Recomendar una serie de marionetas en una lista sobre anime puede sonar injusto. O completamente gilipollas. Pero si pensamos que el guionista y creador de la misma es Gen Urobuchi, uno de los guionistas más importantes del anime de los últimos diez años, entonces es fácil comprender la razón de su inclusión aun sin ser animación stricto sensu.
Antes de empezar, pongámonos en situación. Urobuchi estuvo hace un par de años de vacaciones en Taiwan donde, por casualidad, descubrió un popular programa de televisión, Pili, que, aunque absolutamente desconocido fuera de su país de origen, estaba hecho enteramente con marionetas y lleva ya más de treinta años emitiéndose. Dada su calidad y exotismo se enamoró de inmediato de la misma con tanta fortuna que, cuando fue a contactar con la compañía, resultó que ellos también eran fans de su trabajo e iban a pedirle colaborar con él de algún modo. De ese modo ha surgido Thunderbolt Fantasy, una historia de fantasía en algún punto entre el wuxia, el dorama coreano y, cabe suponer dados los antecedentes de su creador, el desgarrador grito existencial que nos hace plantearnos cuál es nuestro lugar en un mundo que está corrompido desde su concepción misma.
Dada la delicadeza de los movimientos de las marionetas, más expresivas que el grueso de los actores de carne y hueso que tenemos hoy en día, además del excelente uso de CGI, heredero de forma evidente de las formas más ominosas del anime de los noventa tan bien conocido en Occidente, Thunderbolt Fantasy trasciende la mera categoría de la rareza peculiar para convertirse en lo más cerca que estamos de una reivindicación de un arte antiquísimo que ha logrado encontrar un modo de actualizarse al gusto contemporáneo, incluso si permanece prácticamente desconocido fuera de su Taiwan natal. Y si además viene de la mano de un genio como Urobuchi, ¿qué clase de persona sin curiosidad sería capaz de dejar pasar la oportunidad de echarle un vistazo?
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