Tras un año repleto de series excelentes, pero de perfil bajo, el 2018 comienza del mejor modo posible: dando un puñetazo sobre la mesa. Un puñetazo que incluye mechas, demonios e incluso un recordatorio de que el siglo XIX sigue vivo en Japón.
Para el anime, 2017 pasará como el año de las series de perfil bajo. Algo que no es necesariamente malo. Ya llegado el otoño nos sorprendieron The Ancient Magus’ Bride y, muy especialmente, Land of the Lustrous, las cuales, junto con Made in Abyss, Little Witch Academia y la segunda temporada de Shōwa Genroku Rakugo Shinjū, conformarían el top de las grandes series del año. Una cosecha notable, si bien discreta en su capacidad para llegar más allá de un fandom cada vez más vivido y extenso, y que el 2018 parece dispuesto a llevar más allá ya desde sus primeros meses de vida.
Para arrancar el año la industria ha decidido ponernos enfrente tres obras absolutamente excepcionales, que han conjugado en su producción una cantidad de talento increíble y estilos muy diferentes entre sí. Por eso no es extraño que todo el mundo esté hablando de Devilman: crybaby, Darling in the Franxx y Violet Evergarden. Y si bien son series con un potencial excepcional, no son más que la punta de lanza de una temporada con lustre.
Porque incluso las series con un perfil más bajo resultan llamativas. Ya sea por el regreso del director de Shōwa Genroku Rakugo Shinjū para contarnos una historia de fantasía, la directora de No Game, No Life reclamando su merecido puesto entre los grandes y la cazadora de cartas favorita de los millennial haciendo su regreso triunfal, nos hemos visto obligados a hacer lo inconcebible: dejar fuera series que, de haberse estrenado en cualquier momento del 2017, hubieran entrado seguro entre nuestras elecciones. Pero así es el juego. No sólo hay que hacerlo lo mejor posible, también necesitas que esté de tu lado la suerte. Y las series que hemos elegido son las más excepcionales en una temporada repleta de grandes apuestas.
Devilman: crybaby
Estudio: Science Saru
Director: Masaaki Yuasa
Guionista: Ichiro Okouchi
Streaming: Netflix
Devilman: Crybaby no podía salir mal. Teniendo detrás un dream team compuesto por Masaaki Yuasa (director de Ping Pong. The Animation y Mind Game), Ichiro Okouchi (guionista de y creador de Code Geass) y Kensuke Ushio (compositor de Ping Pong. The Animation y A Silent Voice), además de opening y un par de canciones narrativamente relevantes por parte de Denki Groove (quienes necesitarían todo un artículo propio para ellos solos), y adaptando el manga Devilman, un clásico de culto de Gō Nagai, las posibilidades de que no fuera una obra maestra eran prácticamente nulas. A fin de cuentas, ¿cómo van a fallar tantos grandes talentos juntos?
Partiendo de que sumarizar el argumento de Devilman sin caer en el spoiler es imposible -su propia premisa parte de una verdad oculta incluso para el interesado-, podríamos decir que Devilman: Crybaby es, principalmente y ante todo, una fiesta. Una fiesta repleta de sexo, violencia y drama elevado a su máxima potencia. Todo ello acompañado de una animación completamente fuera de los esquemas habituales, hiper dinámica como lo fue el mejor capítulo del 2017 –Sleeping Sucy (o Akko’s Adventure in Sucyworld según Netflix), el octavo episodio de la primera temporada de Little Witch Academia-, a lo que favorece un diseño de personajes ligeramente cartoon y una paleta de colores desquiciada.
Si además consideramos que tanto dirección como guión y música van desde lo notable hasta lo excepcional, resulta difícil no recomendar con entusiasmo un anime que, por su propia naturaleza, exige al espectador ver la serie dos vece. La primera, para descubrir qué se oculta detrás de la serie y el hype, la segunda para dejarse arrollar por cómo esa tragedia neo-clásica estaba ya contenida entera en sus primeros veinte segundos.
Karaki Jouzu no Takagi-san
Estudio: Shin-Ei Animation
Director: Hiroaki Akagi
Guionista: Michiko Yokote
Streaming: Crunchyroll
Todas las temporadas hay una serie adorable sobre ser adolescente, enamorarse y ser demasiado idiota como para ser directo al respecto de tus propios sentimientos. Todas las temporadas recomendamos esa serie. Y este invierno no va a ser la excepción. No cuando Karaki Jouzu no Takagi-san lo hace especialmente bien.
Siguiendo la estructura básica de chico -Nishikata- idea algún modo de chinchar a chica -Takagi- que se acaba volviendo contra él porque ella es más espabilada en prácticamente todos los sentidos, sus capítulos son un reconfortante bálsamo de humor y tensión de baja intensidad teñidos de interacciones adorables con un claro tono romántico. Claro para todos, menos para su protagonista, porque Nishikata sí se toma muy en serio sus intentos de hacer que Takagi caiga en una de sus bromas. Pero como con el Coyote y el Correcaminos, aquí no venimos para ver si triunfa el protagonista: venimos a ver cómo fracasa. Y a diferencia del clásico americano, también para sonreír cómplices con Takagi.
Darling in the Franxx
Estudio: A-1 Pictures w/ Studio Trigger
Director: Atsushi Nishigori
Guionista: Atsushi Nishigori y Naotaka Hayashi
Streaming: Crunchyroll
Gainax, el estudio detrás de clásicos como Neon Genesis Evangelion o FLCL, ha vivido tres éxodos. Primero el de Hideaki Anno, autor de la propia Evangelion, que crearía Studio Khara; poco después Masahiko Ohtsuka y Hiroyuki Imaishi se marcharían para fundar Studio Trigger, que nos daría Kill la Kill y Little Witch Academia; y, casi al mismo tiempo, el veterano Atsushi Nishigori se fue también para recalar en A-1 Pictures, donde haría The iDOLM@STER. Con todo eso sobre la mesa, es fácil entender no sólo porqué colaboran ambos estudios (y porqué Khara está entre los productores), sino también por qué Darling in the Franxx, además de tener unos diseños que nos recuerdan poderosamente a Mawaru Penguindrum de Kunihiko Ikuhara, parece un sucesor espiritual de Neon Genesis Evangelion y Tengen Toppa Gurren-Lagann. Porque los implicados son, a grandes rasgos, los mismos. Incluso para los aspectos más potencialmente problemáticos de la misma.
Transcurriendo en un mundo de apariencia apocalíptica y aires à la Moebius movido por alguna clase de estado religioso-militar, los adolescentes son vistos como parásitos inútiles salvo por una excepción: algunos de ellos pueden pilotar mechas cuando son colocados en parejas de distinto sexo. Algo que será de mucha ayuda no sólo cuando ataquen enormes bestias inhumanas, sino también cuando una muy capacitada piloto descubra en el protagonista alguien capaz de aguantar su ritmo.
Darling in the Franxx no podría ser más Gainax. Con las crisis existenciales adolescentes, los gobiernos en las sombras y un constante fanservice de baja intensidad -o no tan baja, a partir del segundo capítulo, por cómo se pilotan los Franxx-, esta es una de las series candidatas a aparecer entre lo mejor del año. Y algo más, dado el linaje privilegiado en el que se inscribe. Pero para eso, además de una dirección excelente, una animación sorprendente y unos combates perfectamente coreografiados necesitará que su énfasis casi enfermizo con la heterosexualidad acabe siendo, como ha sido común tanto en Gainax como en Trigger en el pasado, nada más que un caballo de Troya con el que contar historias que desafíen el status quo. Y si bien parece intuírse ya entre líneas, no podremos saber si se confirma hasta que la serie se haya terminado de desarrollar.
Grancrest Senki
Estudio: A-1 Pictures
Director: Mamoru Hatakeyama
Guionista: Satoshi Yano
Streaming: No licenciado
Ryo Mizuno es famoso en Japón por ser el autor de The Record of Lodoss War, una obra que tomó inspiración de Dungeons & Dragon y se convirtió en una de las instituciones básicas de la fantasía japonesa. Es por eso que Grancrest Senki, o Record of Grancrest War, ha causado conmoción entre el público. ¿Podrá el anime estar a la altura del legado de su propio autor, que ha vendido bien, pero no fenomenal, su nueva serie de novelas? Por desgracia, en este caso particular, la respuesta no puede ser demasiado rotunda.
Grancrest Senki, ya sea porque A-1 Pictures ha centrado su atención en Darling in the Franxx o porque la cantidad de profesionales en activo es a fin de cuentas limitada, no destaca de forma rotunda ni en animación ni en dibujo. Aunque su guión es suficientemente sólido como para mantener la atención, no deja de ser una campaña de Dungeons & Dragons adornada con un entramado político, de momento, más bien confuso. Entonces, ¿qué es lo que nos hace no ser rotundos sobre la serie? La dirección de Mamoru Hatakeyama.
Tras haber dirigido Shōwa Genroku Rakugo Shinjū es difícil no sentir que Grancrest Senki es un paso atrás. Pero gracias a su dirección, la serie consigue algo que no consigue la mayoría de series de estética genérica, guión endeble y animación barata: destacar por la pura fuerza y consistencia de sus planos.
Eso es lo que salva a la serie. No Ryo Mizuno, sino Mamoru Hatakeyama. Porque cualquiera que le guste la fantasía y disfrutara con Shōwa Genroku Rakugo Shinjū encontrará motivos suficientes para volver semanalmente a una serie que no puede aspirar a ningún trono, pero sí demostrar hasta qué punto la dirección puede salvar a una serie de la quema.
Cardcaptor Sakura: Clear Card
Estudio: Madhouse
Director: Morio Asaka
Guionista: Nanase Ohkawa
Streaming: Selecta Vision
A estas alturas no cabe decir nada más de Cardcaptor Sakura, y menos cuando ya lo hemos dicho todo. Pero como recapitulación, diremos que Cardcaptor Sakura: Clear Card es exactamente lo que prometía su OVA: un dibujo y una animación espectacular, romance cuqui, los sempiternos vestidos de Tomoyo y cierta atmósfera oscura perfectamente lograda cortesía de la experiencia en hacer obras escabrosas por parte de las CLAMP.
Resumiendo, en Cardcaptor Sakura: Clear Card no hay sorpresas. Y eso es bueno. Es exactamente lo que tenía que ser. No han cedido a la tentación de hacer una serie más adulta o cambiar radicalmente lo que hizo de la serie original un éxito. Algo que en tiempos del reboot «ahora un 900% más edgy» es de agradecer.
A Place Further Than The Universe
Estudio: Madhouse
Director: Atsuko Ishizuka
Guionista: Jukki Hanada
Streaming: Crunchyroll
Atsuko Ishizuka es una de las directoras jóvenes de anime más interesantes de la actualidad. Conociendo de un éxito rotundo con No Game, No Life y demostrando en Prince of Stride: Alternative, un spokon sobre parkour muy competente, que es capaz de dotar de belleza cinética y visual incluso a historias movidas por personajes con la personalidad de un haba reseca, con A Place Further Than The Universe parece convencida en demostrar que también puede destacar encargándose de obras de un perfil aparentemente más bajo.
Siguiendo la historia de un grupo de chicas adolescentes que desean viajar a la Antártida por muy variadas razones, aquí tenemos todos sus rasgos de estilo distintivos. Colores brillantes rayano el neón, planos largos donde los personajes aparecen más tarde que la cámara y las escenas de personas corriendo más satisfactorias de la historia de la televisión. Todo ello ligeramente atenuado con respecto de lo que es habitual en ella, pero todavía siendo parte de su estilo.
Si además sumamos la solidez de los guiones de Jukki Hanada, un veterano guionista que trabajó en el pasado con Ishizuka y que puede jactarse de curriculum de infarto (K-On!!, Nichijou, Steins;Gate), y un equipo técnico bastante por encima de la media, es posible que A Place Further Than The Universe no reciba tanta atención como las tres series estrella de la temporada, pero puede convertirse, perfectamente, en la cuarta serie en disputa.
Violet Evergarden
Estudio: Kyoto Animation
Director: Taichi Ishidate
Guionista: Reiko Yoshida
Streaming: Netflix (Cuando se dignen a subirlo)
Seamos claros: si Netflix se saca la cabeza del culo y empieza a dar publicidad a sus animes, Violet Evergarden lo tiene absolutamente todo para enamorar a occidente. Con un staff repleto de nombres propios, una buena animación y un dibujo excepcional incluso para los cánones de KyoAni, sólo le falta tener un estilo más infantil para que el periodismo de tendencias, mal llamado cultural, pueda hablar de Ishidate en términos de «el nuevo Hideo Miyazaki hace televisión«.
Siguiendo la historia de Violet Evergarden, una niña soldado que al acabar la guerra encuentra trabajo en una empresa de correos, no hay nada en la serie que no resulte fascinante. Su guión, su dibujo, su minuciosa atención al detalle. Nada falla. Su ritmo es perfecto, su dirección es más que notable, sus personajes son interesantes y vívidos, tridimensionales. Todo ello bien acompañado de momentos de una animación delicada, muy sutil, al mejor estilo KyoAni: mejor hacer un parpadeo o una melena cayendo en cascada que pase desapercibido para el espectador medio que una compleja escena de acción llena de momentos de impacto. Pero también hay de eso, momentos de violencia, pequeños vistazos a la guerra en forma de flashback, con toda la crudeza y el dolor que se le supone.
Al final, la sensación que produce Violet Evergarden es que, en la dirección, tiene algo de las historias románticas clásicas de Hollywood como Casablanca, pero en el guión tiene mucho de historias aún más clásicas, pues remite con orgullo a la literatura de las Brönte. De ahí que pueda triunfar en occidente: este anime es todo lo que sueñan en ser todas esas series españolas que cogen épocas históricas e introducen romances inverosímiles como principal atractivo de la historia, sólo que bien hecho. Por eso resulta tan difícil imaginar que esto no sea un triunfo absoluto: a poco que sigan la hoja de ruta establecida, Violet Evergarden no se merecerá nada menos.