Zoe Quinn, la primera víctima del acoso realizado por true gamers organizados alrededor del #Gamergate, tendrá película de sus memorias, Crash Override: How to Save the Internet from Itself de mano de Sony y, tal vez, con Scarlett Johanson de protagonista.
A estas alturas, pocas personas pueden no estar al tanto de qué es el Gamergate. Autodenominados defensores de la ética del periodismo del videojuego, los miembros de este ‘movimiento’ pasan más bien por ser un grupo de personas que, pretendiendo defender el statu quo, realizan una profunda labor de acoso hacia todo aquel que no piense como ellos. ¿Y quién no piensa como ellos? Cualquiera que crea que vivimos en una sociedad heteropatriarcal por cuya causa la industria del videojuego tiene un evidente problema de sexismo. En cualquier caso, el fenómeno empezó cuando Zoe Quinn, diseñadora de videojuegos, sufrió acoso por parte de los autodenominados true gamers por un post de su ex-novio afirmando que ella se acostó con varios periodistas para que hablaran favorablemente de su juego, el muy interesante Depression Quest (2013)
Después de que haya quedado demostrado que acosar a mujeres amenazando su integridad física —especialmente, haciendo constantes alusiones a la violación— no es la manera más inteligente de comenzar un movimiento que niega la misoginia en la sociedad, Amy Pascal, ejecutiva de Sony, ha ganado la puja por los derechos de las memorias de Zoe Quinn sobre lo sucedido, que llevarán por nombre Crash Override: How to Save the Internet from Itself y serán publicadas en septiembre de 2016 por Simon & Schuster. Aunque el proyecto todavía está en sus primeras fases de producción, se rumorea que la protagonista principal, interpretando a Zoe Quinn, podría ser la actriz Scarlett Johansson. Sea quien sea la protagonista finalmente, este es un gran paso adelante por parte de Sony, que se desvincula así oficialmente del gamergate, sin temer las posibles represalias que los true gamers puedan ejercer contra su marca. Represalias que, por lo demás, el tiempo ha demostrado que sólo sirven para desenmascarar aquello que niegan.
