La teoría del framing se ha convertido en una herramienta útil para investigar cómo se construye la percepción de la audiencia sobre ciertos temas de la agenda pública difundida en los medios. El framing o encuadre determina la manera en la que el periodista selecciona ciertos atributos y no otros para informar sobre un tema. ¿Cómo afecta el framing?, ¿cómo se construyen las noticias? Los siguientes ejemplos intentan demostrar que quizá no haya que hablar tanto de fake news, sino de palabras clave que condicionan la interpretación de la realidad.
“Lo importante no es cómo se presenta la realidad, sino cómo se interpreta”. Sebastián de Erice condensaba de esta manera el espíritu teórico del Interaccionismo Simbólico, corriente de la sociología particularmente preocupada por cómo el individuo se ve afectado por la comunicación. Ojalá esto fuera tan sencillo como la elocuente ilustración de conejitos que abre este artículo realizada por Julie Donders y que resume la teoría del framing.
Sería Ervin Goffman quien empezaría a parcelar el fenómeno tan amplio como el del individuo y la comunicación. Hablaría de frames, de marcos o encuadres –en realidad la traducción trae de cabeza a teóricos–, y cómo estos encuadres condicionan la percepción de la sociedad por parte del individuo. “Las definiciones de una situación se construyen de acuerdo con principios organizativos que gobiernan los acontecimientos, al menos los sociales, y nuestra implicación en ellos. ‘Frame’ es la palabra que uso para referirme a esos elementos”. Cómo se define una situación, qué principios estructuran el esquema y a través de qué marco se observa esa situación. Goffman –y quienes partiendo de su idea de frame construyeron una teoría casi paradigmática– estima que sí: el individuo forma un significado sobre una realidad de manera autónoma, aunque existan significados sociales comunes. La pregunta es, ¿puede condicionarse el significado individual sobre una realidad en base a esos marcos y esquemas?
Acotando estas ideas, y abriendo preguntas, ¿una noticia sobre una realidad social puede condicionar el significado que albergas sobre esa realidad? Muchos dirán que no. Para eso leyeron En busca del tiempo perdido sin que nadie se lo recomendara y hasta entendieron qué quiso decir Proust con la magdalena. La teoría dice que es posible. El titular de la noticia del ABC pinta a Manuel Fraga como víctima de la Ley de Memoria Histórica. Leyendo la noticia se intuye que el periodista está molesto por el hecho de un colectivo ha solicitado que se le retire el título de hijo adoptivo al Ayuntamiento de La Coruña. Rastreando la noticia uno encuentra determinadas palabras clave: franquismo, memoria, tolerancia, presos, dictadura, víctimas, legado, democracia. El colectivo no es descrito como víctimas, salvo por el uso del entrecomillado que remite a declaraciones ajenas al autor. Por otra parte, frente a la información sobre la demanda del colectivo se impone un relato en clave revisionista de los supuestos méritos, legados y compromisos de Fraga con la democracia española.
Esto es la teoría del framing. Una noticia es una construcción textual, incluso visual, y el framing sostiene que el periodista selecciona aspectos de una realidad, otorgándoles mayor relevancia informativa, creando así un marco para ver ese aspecto de la realidad donde se sugerirán juicios morales y se propondrán soluciones. Siempre van a escogerse ciertos aspectos, pero hay que estar vigilante también a los aspectos que no se revelan. ¿Menciona el autor algunos de los otros supuestos legados de Fraga descritos por el colectivo que interpuso la demanda? Robert Entman trabajaría con la teoría del framing y ayudó a entender el fenómeno oculto tras esta noticia del ABC, y tantas otras piezas periodísticas. En el caso de ABC, el autor exhibe un soberbio uso de la inversión semántica y de lapidarias metonimias. Un lector preocupado podrá indicar que él jamás compraría los atributos realzados por el periodista en estas noticias a través de ciertas palabras clave y de los juicios de valor propuestos en su marco de realidad. Quizá no en este caso concreto, pero puede pasearse a leer los comentarios de la noticia.
La teoría del framing sostiene, por lo tanto, que el periodista ocupa un papel importante en la manera en la que un tema se presenta al lector. Si bien es una teoría demasiado amplia y ecléctica para ofrecer una única definición cerrada, sí ofrece reflexiones estimables. Pero no solo el periodista, no es el emisor el único actor relevante. También el receptor y el proceso de decodificación, interpretación y asimilación del mensaje. Puede intuirse que esta teoría no habla de la agenda mediática, no intenta esclarecer por qué los medios se centran en unos temas o realidad y no en otros. Su foco de acción es cómo se habla y qué efectos tiene en el receptor. Tanto es así que otro tipo erudito como Scheufele habla de media frames y audience frames –encuadres mediáticos y encuadres de la audiencia-. Encuadres mediáticos creados por el periodista y encuadres de audiencia con los que el individuo común ve la realidad. Antes de recurrir a ejemplos de otro medio periodístico, un vistazo a la sección de Inmigración del ABC.
Siguiendo con Robert Entman, éste afirma que el framing implica un proceso de elección, determinando en qué términos se discute sobre un tema. Es un proceso efectivo porque recurre al estereotipo y la simplicidad, apelando al sistema de creencias del espectador. Si se observan las palabras clave solo de los titulares, tenemos «inseguridad», «prostitución», «patera», «inmigración ilegal», «Pedro Sánchez» y «Vox». Ejemplos de como encuadrar un tema a través de estereotipos y buscando la simplicidad. De nuevo, no se habla de agenda pública, sino de lo que algunos teóricos llaman agenda building –cómo se construye la agenda mediática-.
No es el objetivo de este texto incurrir en juicios de valor u opiniones. Ya hay suficientes en estos ejemplos. Quizá haya que fomentar una decodificación crítica, y preocuparse más que por las fake news, por cómo se encuadran temas. Porque la trampa de la falsedad es quizá obvia, pero la sutil línea entre aquello que es veraz y aquello que es verosímil es estrecha –y es ahí donde el framing suele actuar-. Tankard describiría que el framing tiene muchas ramificaciones y describe el proceso de construcción del encuadre. Primero, se escoge un tema, después se establece una agenda de atributos –términos que definen determinadas características del hecho informativo– que se convierten en palabras clave que proponen un juicio de valor absorbido por el receptor. Una narrativa mediática guiada por un interés determinado.
Un ejemplo. Hay un tema, y una sesuda selección de atributos en la noticia: mellizos, zulo, Chikos del Maíz, Pablo Casado. Una asociación propia de la lógica aristotélica: como Pablo Iglesias reproduce música de un grupo cuyas canciones hablan de meter a Casado en un zulo, Pablo Iglesias acuna aviesas intenciones. Qué juicio de valor se pretende inculcar con este encuadre queda limitado al terreno de la especulación valorativa.
Otro ejemplo. Hay un tema: la subida salarial anunciada por el Presidente del Gobierno de un 2.5% para funcionarios. Hay un encuadre: el Presidente del Gobierno se va a beneficiar de esta subida. Hay palabras clave: «sueldo», «Rajoy», «real decreto». Claramente hay un interés en que el lector, a partir de esta visión simplificada de un tema, interprete la noticia de un modo u otro. Todo esto no significa que el framing sea un proceso negativo o ejemplo de mala praxis periodística. Es necesario, porque quizá capturar un tema o realidad social en toda su complejidad sea directamente inabarcable y también inasumible para un lector acostumbrado a una dieta informativa cada vez más estricta. No obstante, es importante conocer cómo funciona para mantenerse cautos sobre qué juicios de valor buscan imponerse. También entra en juego la ética periodística –y esa idea de duty of care o responsabilidad pública del medio, aunque la conferencia de David Puttnam al respecto merece otro espacio– pero estas consideraciones son propias de quien sea periodista, así que el firmante se abstiene de ello.
Los tipos de encuadre: del conflicto a la moral
Semetko y Valkenburg van un paso más allá y proponen cinco tipos de encuadre. El primer encuadre es el de conflicto –entre individuos, grupos o naciones-, el segundo es el de interés humano –historias extraordinarias, apelar a la emoción-, el tercero es el de atribución de la responsabilidad –piezas informativas que apuntan a un culpable o señalan a un sector de la población-, el cuarto es el de consecuencias económicas –incidir en problemas económicos y señalar de nuevo causas y culpables interesadamente- , y el último es el moral –cuestiona dilemas éticos sobre temas abiertos al debate como el aborto o la inmigración-. Las noticias encuadradas se valen de estos marcos, disponen de palabras clave y el receptor comienza a reflejar los juicios de valor mediático incorporando esas palabras a su discurso y lexicón, guiando su juicio crítico sobre la realidad. Veamos algunos ejemplos.
Un ejemplo de palabra clave y de atribución de responsabilidad. Existe una palabra clave como “Manada”, cuyo uso se ha hecho frecuente a raíz del delito inicial de Pamplona, y a través de esa palabra se atribuye la responsabilidad a un determinado grupo de personas. Sirva este ejemplo para ilustrar lo dicho más arriba, que el framing no es necesariamente síntoma de un mal encuadre noticioso, sino que puede ser empleado para simplificar espinosos temas de interés social que aúnan un consenso social –la denuncia unánime de esta clase de episodios– y de este modo intentar penetrar en el sistema de creencias del receptor. Puede existir un debate paralelo sobre si el uso de estas palabras y la “cosificación” de la víctima –piezas periodísticas que tratan a la mujer asesinada como un objeto frente a un sujeto asesino– de verdad remiten a un periodismo de calidad o a uno más preocupado por los clics, pero esas consideraciones están fuera del debate de la teoría del framing.
Un ejemplo donde se menciona que el cambio de criterio del CIS maquilla la bajada del PSOE y la recuperación del PP. Un encuadre basado en el conflicto, en este caso entre dos fuerzas políticas, conflicto que obedece a un interés en forma de esas palabras clave que oscilan entre la caída, la recuperación, las expectativas, las “constantes polémicas del Gobierno”. Es relevante también entrar a valorar factores como el hecho de que el artículo se apoye en el análisis y visualización de datos, donde la interpretación o el encuadre puede responder a tantos intereses como periodistas existen. Con estos dos ejemplos se pretende demostrar que el framing es un mecanismo sutil, y no siempre se puede adscribir a una mala praxis o a un evidente interés por condicionar la agenda de la audiencia.
El frame de interés humano no solo tiene por qué recoger pequeñas grandes historias de superación humana, o testimonios de individuos que hicieron cosas extraordinarias o sufrieron eventos miserables. En este ejemplo se recoge el testimonio de distintos autónomos criticando la situación actual de este sector profesional debido a las injerencias del Ministerio de Hacienda. Palabras clave: «abuso», «autónomo», «injusticia», «cuotas», «humildad» y otras pocas, confeccionando una noticia que ahonde en el testimonio y el valor humano de dicho testimonio para elucidar un tema de interés social. ¿Por qué interesa este enfoque negativo sobre los autónomos? ¿Por qué un encuadre negativo que apunta hacia Hacienda? ¿Por qué justo en el momento en que el Gobierno llegó a un acuerdo para revisar la cuota y prestaciones de los autónomos? Esas preguntas están implícitas en la lectura del texto, y el encuadre lleva a planteárselas. Las respuestas dependerán ya no solo del interés del medio, sino de cómo decide asimilarlas el lector. Naturalmente, se parte de unos hechos ciertos y veraces –la subida de la cuota-, pero esa veracidad choca con la verosimilitud del encuadre y del testimonio.
Ejemplos de encuadres morales hay muchos y bastante diversos, y reflexionan sobre un tema complejo y con connotaciones que afectan a la ética personal. Se puede optar por encuadres que por lo menos respeten la gravedad del tema, o directamente rezar y esperar que el periodista no se sienta inspirado por el Espíritu Santo y escriba lo que quiera. Por desgracia este último caso suele suceder con frecuencia. El ejercicio de selección de palabras clave queda para quien lea esto, aunque resulta obvio.
La teoría del framing se nutre constantemente de nuevas aportaciones. Miller hablaría de dispositivos de encuadre, que oscilan desde las metáforas y las imágenes que ilustran una noticia hasta los símbolos que facilitan la identificación de encuadres. En ese sentido se movió la investigación de Lind y Salo, quienes se propusieron analizar los mecanismos de framing o encuadre asociados a dos palabras clave: «feminista» y «feminismo». Tras visualizar un total de 35.000 horas de transcripciones de programas de radio y televisión descubrieron un total de seis encuadres, donde sobre todo predominan tres en concreto. Esos encuadres asociaban los términos a palabras clave como logros –igualdad–, personalización –la apariencia de una feminista– o a un encuadre ético basado en la demonización –palabras como «desviación», «radicalismo» o “bolleras”-.
El poder de las palabras
Hay cientos de imágenes y metáforas que inundan la infoxicación periodística actual, y determinan la actitud del lector ante determinadas noticias. Por ejemplo, lejos queda ya la llamada crisis de refugiados. No obstante, es interesante observar cómo las búsquedas de determinadas palabras clave dependieron en gran medida de los atributos destacados en la cobertura periodística en ciertos momentos clave. Basta un vistazo en Google Trends.
La palabra «refugiado» era el término más empleado durante 2015 y 2016 en comparación con «inmigrante» y «migrante». En 2015 se produjo esa crisis de refugiados como consecuencia del conflicto en Siria y otras partes de la geografía internacional. La palabra «migrante» era prácticamente irrelevante en las búsquedas e «inmigrante» presentaba una tendencia estable. Naturalmente, los tres términos no designan la misma realidad. Un refugiado es quien se encuentra fuera de su país de origen por algún temor a ser perseguido. Un inmigrante es el individuo que llega a algún territorio para establecerse en él por causas diversas, y el término «migrante» designa el desplazamiento de personas por distintos territorios.
Los periodistas intuían estas diferencias a raíz de la crisis de refugiados, pero esa palabra ha perdido bastante presencia mediática y en buscadores a pesar de que según la ONU en el 2017 se marcó un récord de refugiados con un total de 68 millones, una cantidad mayor que en 2015. Ha sido reemplaza por dos términos como «inmigrantes» y «migrantes», difuminándose la idea de refugiado. Un inmigrante es quien se instala en un país, mientras que emigrante es quien decide salir de su país. Puede resultar un debate estéril, pero la ignominia de asistir a muertes en alta mar y naufragios de embarcaciones hace necesario que no solo se deba hablar de las causas de la inmigración, sino también de las causas de por qué muchos emigrantes no llegan a ese estatus de inmigrante. ¿Con qué frecuencia se reflexiona sobre las causas de la emigración frente a las supuestas consecuencias de la inmigración?
Un dato relevante, o quizá solo anecdótico: la palabra «emigrante» no alcanza la presencia en buscadores de otras como «inmigrante» o «migrante» pero sí es el término más buscado en Andalucía frente a los otros, fenómeno que solo se repite en Extremadura, Galicia y Asturias.
¿Qué metáforas o imágenes favorecen el framing? Actualmente el panorama político ha sido conquistado por metáforas que favorecen un framing determinado. Se habla del “drama del aborto”, de “casos aislados” pero no en un sentido literal sino irónico, y las etiquetas de violencia e inmigración predominan sobre las de emigración.
Un ejemplo de framing y de muchas otras cosas. Dispositivos de framing: una imagen que nada tiene que ver con el acontecimiento, un símbolo en forma de palabra –»progre»– y en este caso también permite bucear en los atributos relacionados con una palabra clave –»inmigrante»-. El atributo es el de la violencia y el asesinato.
La inmigración es un tema muy susceptible de ser encuadrado, como demostraron Suhay y Valentino en 2008 al mostrar la importancia de las claves raciales y palabras clave empleadas para cubrir noticias sobre inmigración. Una cobertura negativa sobre inmigración genera una respuesta negativa, y para demostrarlo mostraron noticias falsas sobre inmigrantes latinos y caucásicos con los mismos atributos, y el resultado fue que las noticias sobre los primeros generaban una mayor respuesta negativa. McLeod y Detenber fueron más allá y denunciaron cómo el encuadre noticioso de protestas sociales reflejaba esas claves periféricas y palabras clave superficiales, ahondando en el aspecto físico de los manifestantes, las acciones violentas o los enfrentamientos con la policía en lugar de las reivindicaciones de la protesta.
Más ejemplos. ¿Por qué se retratan las protestas sociales acudiendo con frecuencia únicamente a incidentes violentos o reflejando las actitudes supuestamente agresivas de los manifestantes? Toda realidad es encuadrada, hay que preguntarse si ya no solo el periodista y el medio –porque la intención de este texto no es señalar culpables, sino tan solo reflexionar sobre hacia dónde se está dirigiendo la mirada pública y mediática–, sino también el propio lector el que favorece determinados encuadres frente a otros.
Otro ejemplo de dispositivo de framing a través de la imagen: cómo encuadrar una noticia sobre el acercamiento de presos empleando una imagen que condense esa “traición a las víctimas” expresada en la denuncia de la Asociación de Víctimas del Terrorismo. En este caso el periodista opta por encuadrar la noticia sobre esa denuncia con una foto del atentado de ETA contra la Casa Cuartel de Vic. También existe ese atributo en forma de la palabra clave «traición». Lejos de querer emitir un juicio de valor sobre la validez de estos encuadres, estos ejemplos pretenden ahondar en cómo el framing sí es relevante para entender cómo la construcción de una noticia afecta a la opinión pública, porque con frecuencia la verdad puede presentar muchas interpretaciones más o menos verosímiles.

Identifica la palabra clave, el juego de las Postnavidades
La teoría del framing está siendo constantemente reelaborada y reescrita, enriquecida con nuevas perspectivas y por ese motivo no es una teoría cerrada. No obstante, como se puede apreciar, ofrece un marco de análisis válido para entender cómo determinados medios con intereses concretos deciden construir las noticias y orientar el audience framing a través del media framing, es decir, diciendo a través de qué marco debería el receptor contemplar la realidad. Con estos ejemplos se puede entender y comprender las maneras de construir una noticia que no puede ser catalogada como fake new, pero que a partir de la veracidad de un hecho juega con distintos marcos y enfoques más o menos verosímiles. Quizá en otro texto pueda abordarse el papel de los encuadres en redes sociales, y en la terminología de ciertos partidos políticos, asociando el uso de palabras clave popularizado en foros y la creación de memes que promueven marcos simplificados y muchas veces sesgados de la realidad. Porque el transmedia y otros cambios de paradigma mediático con nuevos influencers no ha acabado con el uso del framing.
De momento, que el framing sirva para abrir miradas, y para cuestionar el relato mediático de la realidad. El Brexit, el discurso de la inmigración, el enfoque selectivo en publicidad y campañas electorales fueron y son temas enmarcados por unos intereses concretos. El caso de Cambridge Analytica y sobre todo esa idea de que los algoritmos y el big data saben más de nosotros que nosotros mismos, imponiendo unos encuadres sobre la realidad –desde el consumo de contenido audiovisual hasta la regulación del espectro político– quizá no permitan ver que no solo se trata de números, sino también de personas que saben cómo encuadrar esos números. No se trata de cerrar la ventana al mundo, sino de limpiar un poco el cristal y mirar donde a uno le dé la gana.