[Semana Ghostbusters] Cazafantasmas de tiempos remotos

Esta semana se estrena Cazafantasmas, polémico reboot de la ya mítica película de la década de los ochenta, y en CANINO aprovechamos la ocasión para repasar a los verdaderos pioneros del arte de cazar fantasmas.

Aunque tanto la original Cazafantasmas como su reboot son películas de ficción, la historiografía demuestra que la voluntad de comunicarse con los espíritus existe desde tiempos remotos. De todos modos, la interacción con los muertos no fue una moda hasta que Allan Kardec desarrolló en Francia la doctrina espiritista, a mediados del siglo XIX. Nueve años antes de que Kardec publicara El libro de los espíritus (1857), tres hermanas neoyorquinas cuyos nombres eran Kate, Margaret y Leah Fox empezaron a oír unos ruidos extraños tras las paredes de su casa en Hydesville y respondieron a esas llamadas golpeando la pared con sus nudillos. Acto seguido, un espíritu les respondió y así descubrieron el espiritismo. Pasados cuarenta años, las señoras confesaron que fue un montaje y que ellas provocaban los sonidos al hacer crujir las articulaciones de los dedos de sus pies.

Cazafantasmas3_hermanas Fox

Las hermanas Fox

Gracias a las teorías de Kardek y los fantasmas de las Fox, la conexión con los espíritus se convirtió en una actividad en alza. Médiums y fotógrafos se aliaban para trabajar unidos, de forma habitual o para ocasiones puntuales. Mientras uno invocaba a los espíritus, el otro indicaba a su cliente cómo tenía que posar a la espera de la aparición fantasmagórica solicitada que, por lo general, era alguien cercano y querido por el cliente.

Este mundo de espectros, médiums y parapsicólogos que proliferaron en los Estados Unidos y en Europa a finales del siglo XIX, nos ha llevado a revisar la historia de diversos cazafantasmas, reparando en aquellos personajes que, en algún momento de sus vidas, fueron pillados en falso, desacreditados y acusados de impostores. William Mumler fue el primero.

Mumler, el padre de la fotografía espiritista

Cazafantasmas4_Mumler

Los retratos de los clientes de Mumler con sus familiares muertos rondándoles se hicieron famosos rápidamente. La gente, deseosa de ver de nuevo a sus seres fallecidos, acudía a menudo a su estudio, pero también había quien sospechaba que era una estafa. De hecho, luego se llegó a saber que algunos de los espíritus retratados no eran tales sino personas vivas. También fue acusado de entrar en casa de sus clientes para sustraerles fotografías de los difuntos y utilizarlas para falsificarlas a base de dobles exposiciones. Mumler hizo caso omiso a las críticas y siguió trabajando igual.

En 1868, instaló su estudio en Nueva York, donde acabó juzgado por fraude tras haber pasado un año realizando más de quinientas fotos. El juez, aún estando convencido de que las imágenes habían sido manipuladas, se vio obligado a dejarlo en libertad por falta de pruebas concluyentes.

Sir Arthur Conan Doyle vs Harry Houdini

Cazafantasmas5_Conan Doyle vs Houdini

En esos años, en los Estados Unidos y en Inglaterra surgieron decenas de fotógrafos como Mumler y, pese a haber pruebas evidentes de manipulación, el muy crédulo sir Arthur Conan Doyle siempre los defendió. Seguramente, debido a la desesperación que le supuso enterarse de la muerte de su hijo mientras él participaba en la Primera Guerra Mundial. De hecho, posteriormente, él mismo aseguró haber oído la voz del niño en distintas sesiones a las que acudió y hasta llegó a escribir una Historia del espiritismo, publicada en 1926.

La antítesis del creador de Sherlock Holmes (que a su vez era el presidente del Colegio Británico de Ciencia Psíquica) se hallaba en la persona de Harry Houdini. Ambos, inicialmente, eran buenos amigos e incluso asistieron juntos a varias sesiones en Londres dirigidas por la médium Eva Carrière. También Houdini había perdido a un ser querido (su madre) e intentado contactar con su espíritu, pero se acabó postulando como detractor del espiritismo. Ocurrió tras una sesión fraudulenta en la que asistió junto a Conan Doyle y su segunda esposa Jean Leckie, quien debería ponerlo en contacto con su difunta madre. Houdini descubrió el fraude y su decepción fue tal que, desde entonces, se dedicó a perseguir y desenmascarar a todo impostor.

Frederick A. Hudson, el pionero en Londres

Cazafantasmas6_Frederick A Hudson

Frederick A. Hudson tenía su estudio en 177 Holloway Road donde trabajaba en colaboración con la señora Guppy, la médium que le ayudó a conseguir su primera fotografía con un espíritu, en marzo de 1872. Igual que sucedió con Mumler, el trabajo de Hudson fue cuestionado por fotógrafos profesionales, John Beattie entre ellos. Beattie, decidido a descubrir el truco, llegó a su estudio con la intención de dejarse fotografiar e investigar el procedimiento. Al final, se fue con un par de fotos. En una aparecía acompañado de su hermano y su sobrino muertos, mientras que en la otra se le veía con una mujer, pero no supo encontrar la trampa. Estaba seguro de que no habían utilizado espejos ni dobles exposiciones y no cayó en la cuenta de que las placas que le había entregado podrían haber sido sustituidas por otras trucadas. Al final, Hudson fue atrapado en más de una ocasión, incluso disfrazado de fantasma.

Uno de los mayores defensores de Hudson era el doctor Alfred Russell Wallace, descubridor de la teoría de la evolución junto a Charles Darwin. Y todo gracias a las dos fotos que consiguió, en 1874, con el fantasma de su madre por mediación de la señora Guppy.

William Hope y el círculo de Crewe

Cazafantasmas7_William Hope

William Hope era un joven carpintero británico de Crewe que se inició en la fotografía espiritista por casualidad. Más o menos, como le había ocurrido a William Mumler tiempo atrás, solo que esta vez parece que no empezó como una broma sino al detectar una imagen extraña en una fotografía que le había hecho a un amigo y que luego resultó ser la hermana muerta del amigo. Esa primera foto, realizada en 1905, dio pie a la creación del Círculo de Crewe, un grupo de seis fotógrafos profesionales liderados por Hope, que se juntaron para retratar fantasmas. Solo que no se conservan los primeros negativos porque, por aquél entonces, el espiritismo estaba prohibido y el grupo, por miedo a ser acusado de brujería, los destruyó. No fue hasta que el arzobispo Thomas Colley se les unió cuando empezaron a mostrar sus obras sin temor.

El arzobispo Colley acudió a su primera sesión con el grupo sin imaginar que iba a ser objeto de un engaño que casi se descubre porque Hope, a la hora de realizar el montaje, se equivocó de foto y en lugar de incluir a la madre del arzobispo, añadió a una mujer más joven. Tras ver el resultado, el fotógrafo pidió disculpas y se excusó públicamente diciendo que, a veces, los espíritus invocados no acuden a la cita sino otros. Thomas Colley, al no quedar satisfecho con las explicaciones, convocó a todo aquel que en su día conociera a su madre para testificar que la señora de la foto no era ella. Por lo contrario, las dieciocho personas que se presentaron en la rectoría coincidieron en que sí lo era.

thecaseforspiritphotography

Tras este primer incidente, la Society for Phsychical Research, que llevaba tiempo sospechando de los métodos del fotógrafo, decidió enviarle a su mejor detective, Harry Price, especialista en la detección de estafas. Price se personó en el nuevo estudio de Hope, en Londres, en febrero de 1922 y, aunque los integrantes del Círculo de Crew lo recibieron con cánticos y rezos, nada le impidió que acabara descubriendo la farsa. En el interior del cuarto oscuro, revisó las placas que Hope pensaba utilizar y las marcó secretamente con doce puntos realizados con una aguja. Luego sorprendió al fotógrafo cambiándolas por otras, seguramente retocadas.

Al final, el resultado fue el esperado: una foto de Harry Price con un fantasma al lado sin rastro de los doce puntos que había imprimido a la placas. Las conclusiones de la investigación fueron publicadas en un artículo demoledor del Journal of the Society for Psychic Research. William Hope perdió toda credibilidad excepto para Conan Doyle, que ese mismo año escribió un ensayo en su defensa titulado The Case for Spirit Photography (El caso de la fotografía de espíritus). Ahora el libro es una rareza y una pieza de coleccionista. Prueba de ello son los 200 dólares que comporta adquirirlo en Amazon.

Sir William Crookes, el químico que creía en fantasmas

Cazafantasmas8_William Crookes

Por muy farsante que fuera Hope, contaba entre sus adeptos con personajes ilustres como el químico William Crookes, uno de los científicos más importantes en la Europa del siglo XIX, miembro de la Royal Society desde 1863. Entre sus logros se cuentan la invención del tubo de rayos catódicos y la realización del primer análisis del helio en un laboratorio. En su vertiente espiritual, presidió la Sociedad para la Investigación Psíquica, formó parte de la Sociedad Teosófica y del Ghost Club, además de ser iniciado en la Orden Hermética del Amanecer Dorado en 1890, años antes de que lo hiciera Aleister Crowley.

Aunque parezca contradictorio, él era un sabio científico que creía en el espiritismo, creencia seguramente alimentada por sus problemas de visión y una posible relación sentimental con la médium Florence Cook. De hecho, William Ramsay, Premio Nobel de Química y amigo de William Crookes, afirmaba que la miopía galopante que sufría hacía que no se pudiera confiar en lo que él decía haber visto. No usar gafas hasta la década de 1890 le dificultaba percibir cualquier trampa.

Caricatura realizada por Leslie Ward, publicada en Vanity Fair

Caricatura de Crookes realizada por Leslie Ward, publicada en Vanity Fair

El mismo Houdini insinuó en más de una ocasión que a Crookes lo engañaban. Como la vez en que William Hope lo retrató junto al fantasma de su esposa, tras robarle una fotografía del aniversario de su boda y someterla a doble exposición. O durante los experimentos en su propia casa con médiums como Anna Eva Fay, Daniel Dunglas Home o la antes citada Florence Cook.

Al final, ser tan crédulo le pasó factura. En 1902, la revista Vanity Fair publicaba una caricatura de William Crookes, realizada por Leslie Ward, que iba acompañada de la siguiente frase en latín: Ubi Crookes Ibi Lux, que en español significa «Donde está Crookes, hay luz«. Dicha frase había sido pronunciada por un científico alemán al salir de una conferencia del químico británico y acabó por ser un lema. Tiempo después, fue alterada de forma irónica: Ubi Crookes Ibi Spooks. Es decir, «Donde está Crookes, hay fantasmas«.

Florence Cook y el ectoplasma de Katie King

Florence Cook, Katie King y William Crookes

Florence Cook, Katie King y William Crookes

En 1871 William Crookes y Florence Cook iniciaron una serie de experimentos juntos que se alargaron durante tres años. Por entonces, Florence era una adolescente de buen ver que tenía facilidad tanto para conectar con el más allá como para embaucar a los hombres. Dicen que desde que era niña sucedían fenómenos extraños a su alrededor, que culminaron con la aparición del espíritu de Katie King, estudiado por William Crookes en distintas sesiones de materialización durante las que consiguió fotografiarlo en 44 ocasiones. Finalizadas las comprobaciones y convencido de la veracidad de las apariciones, así lo hizo constar en su obra Investigaciones sobre el espiritismo.

El fantasma en sí decía haber muerto en el siglo XVII a los 23 años de edad y ser la hija de John King, un espíritu famoso en esos tiempos que solía aparecer con facilidad ante otros médiums. Aunque al principio Katie King se mostraba solo parcialmente, con el tiempo acabó por presentarse materializada por completo a través del ectoplasma de la médium, de forma que todos los asistentes podían verla e interactuar con ella. Tras numerosas apariciones, llegó un día en que Katie King informó a su intérprete que nunca más se volvería a materializar. Consideraba que  su misión de mostrar la existencia del otro mundo había finalizado y que le tocaba descansar. Y así fue.

Daniel Dunglas Home, el escocés que podía levitar

Daniel Douglas

Aun haber sido pillado en falso en infinitas ocasiones, Daniel Dunglas Home era otro de los personajes en los que Crookes creía ciegamente y con él efectuó numerosos experimentos en su laboratorio privado. El científico incluso escribió un artículo en 1874 aseverando haberlo visto levitar.

Por lo que parece, al igual que Florence Cook, Daniel tenía poderes desde su niñez. A él le venía de herencia. Su madre y su tío eran videntes y, cuando a la edad de cuatro años presintió la muerte de una prima, su madre se asustó ya que eso confirmaba que los poderes de su hijo eran más fuertes que los de ella. Decidió sacárselo de encima y entregar el niño a una tía que se marchaba a vivir a los Estados Unidos.

Retrato de Daniel Dunglas Home

Retrato de Daniel Dunglas Home

Instalado en Connecticut y siendo ya un adolescente, solía leer la Biblia con un amigo que se llamaba Edwin. Ambos, un día acordaron que el primero que muriera de los dos avisaría al otro. Edwin apareció a los pies de su cama una noche de junio de 1846. Cuatro años después, predijo otra muerte: la de su madre, visión que fue acompañada de golpes en las paredes, muebles deslizándose y objetos diversos volando por la casa. El episodio fue tan dramático que la tía, convencida de que estaba endemoniado, lo hizo exorcizar, pero no sirvió de nada. Los fenómenos continuaban y la tía, aterrorizada, lo echó de casa. En ese momento conoció a una médium llamada Mrs Hayden y desarrolló sus habilidades. Entre ellas, levitar.

Tras volver a Inglaterra por motivos de salud empezó una fructífera carrera como médium espiritista que le llevó hasta la corte de Napoleón III. Acudió invitado por el emperador y su esposa Eugenia Montijo. Ambos, interesados en el ocultismo, habían oído hablar de él y lo querían conocer. En cambio, descubrieron que era un farsante y acabó expulsado del país. Sucedió en el transcurso de una sesión a oscuras, cuando la emperatriz notó que una mano le acariciaba el rostro. Gritó, se encendieron las luces y descubrieron el pie de Home descalzo repasándole el cuerpo. Aun así, Sir William Crookes, siguió confiando en él.

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6 comentarios

  1. Pingback: Cazafantasmas de tiempos remotos
  2. jasa dice:

    Por mucho que te esfuerces no voy a ir a ver el womanwashing de las cazafantasman.

  3. Roser dice:

    Tu opción es tan válida como la de quien vaya a ir a verla. Al menos, espero que te lo hayas pasado bien leyendo el artículo.

  4. GG dice:

    Un apunte: "The Case for Spirit Photography" no significa "El caso de la fotografía de espíritus", sino "En defensa de la fotografía de espíritus". La clave está en el "for".

  5. Roser dice:

    gracias por el apunte. Mucho más claro así

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