En 2006 Serpientes en el avión se convirtió en una de las primeras muestras de diálogo entre Internet y un gran estudio. Diez años después de su estreno, CANINO (quién si no) vuelve la vista atrás para examinar este intento de película de pre-culto. Aparte de nosotros... ¿aún hay alguien que se acuerde de ella?
En la era pre-Internet, las películas se le aparecían al espectador como fantasmas: posters en revistas, ambiguas sinopsis y, si había suerte, algún que otro avance al principio de un VHS. Títulos tan dispares como El terror llama a la puerta (1986) o Despedida de soltero (1984) se materializaban como sesiones inesperadas, experiencias sensoriales sin ningún control por parte del espectador. Sin embargo, en pleno auge de Internet, Serpientes en el avión se parió de una manera totalmente opuesta.
Corría el 2006 cuando diferentes foros entraron en un histérico frenesí al enterarse de la producción de una película cuya sinopsis (el ataque de un grupo de serpientes en un avión de pasajeros) evocaba al cine de catástrofes combinado con cierto regusto a Serie B añeja. Siguiendo la (imprecisa) brújula de los foros del Internet, New Line Cinema decidió añadir días de rodaje para incluir más escenas con drogas, sexo y violencia, hasta alcanzar la estimable clasificación R. Tampoco molestaba que Samuel L. Jackson (evocando sí o sí la sombra de John MClane) fuera el protagonista. La línea más famosa de la película fue ideada por uno de estos fans previos de la película. La productora creía haber encontrado el Nirvana: si Internet se lo estaba pasando en grande antes del estreno de la película, hagámosles caso, ¿no
¿No?
Diez años después, quizás se podría considerar a Serpientes en un avión la primera consecuencia directa de una productora escuchando al fandom, una película que quizás, con las redes sociales más establecidas, habría tenido mejor suerte en taquilla. Pero siendo honestos, la película fue el apresurado intento de maquear una producción, de conseguir un pelotazo a nivel de taquilla que acabó siendo todo lo que uno podía esperar de ese título… Un título que muy poca gente quería ver en realidad, pero si usar como chiste o broma referencial.
Mientras que en la era pre-Internet el papel del fan estaba limitado a ser un mero consumidor, en los tiempos de Twitter y Facebook las condiciones climatológicas han cambiado (y cómo): en 2016 las producciones parecen terminar de rodarse conforme las contradictorias opiniones de los foros y comentarios de YouTube.
No hay duda de que en la era de la sobreinformación y la inmediatez la comunidad de Internet tenga cada vez más y más peso. Sin embargo, ciertos momentos de puro egocentrismo (ataques contra el reparto femenino de Ghostbusters, posicionamiento absurdo entre Marvel y DC) revelan que la inocencia de crear memes con Samuel L Jackson ha quedado, para bien o para mal, muy atrás. Sí, Serpientes en el avión fue el primer meme hecho película, pero dejemos que pasen diez años más para saber qué significa eso en realidad y qué impacto deja (o no) en nuestro imaginario colectivo.
El artículo me ha dejado un poco a medias. Tampoco esperaba una disertación doctoral sobre la película pero sí algo más de contenido.