El porno como artefacto cultural o como vía de desahogo extemporáneo no viven precisamente sus mejores momentos, pero ni el más furibundo activista antiporno puede negar algo indiscutible: las bandas sonoras del porno de los setenta eran un bombazo.
Los recopilatorios Sextape del francés Drixxxé llevan dos años ofreciendo al lector lo mejor de las bandas sonoras del porno de los setenta, entre easy-jazz, hot disco, R&B sucísimo y música incidental de toda la vida, pero con gemidos por medio.
Ahora acaba de aterrizar el cuarto volumen. Como siempre, es una pena que no tengan (suponemos, por otra parte, que imposibles a estas alturas) créditos para poder orientarse por el a buen seguro maremagnum de juegos de palabras en los títulos y salaces seudónimos, pero como hilo musical para este verano de agónico calor que se nos echa encima es impagable. Te adjuntamos el cuarto volumen y, a renglón seguido, los tres previos. A menear el bullarengue.