Steven Moffat y Mark Gatiss, los responsables de Sherlock, han hablado: el más grande detective de la historia (versión Benedict Cumberbatch) y su fiel Watson (versión Martin Freeman) nunca irán más allá de la simple amistad en la serie de la BBC.
¿Es el shipping un derecho inalienable? ¿Pueden esperar los fans que los guionistas de un cómic o una serie modelen la vida sentimental (o sexual) de los personajes conforme a sus expectativas? Dos temas peliagudos donde los haya, especialmente en lo que toca a las posibles relaciones LGBT, que se han puesto a hervir durante los últimos días a cuenta de uno de los shows televisivos más proclives a esta clase de cosas: nada menos que Sherlock. En una entrevista con el blog With An Accent, Steven Moffat y Mark Gatiss han dicho que no, que el mayor detective de todos los tiempos (Benedict Cumberbatch) y el doctor Watson (Martin Freeman) nunca serán más que amigos en su serie.
Resulta que, durante la Comic-Con 2016, Moffat participó en una mesa redonda sobre diversidad sexual en la cultura pop en la que también intervenían Bryan Fuller (Hannibal, American Gods, Star Trek: Discovery, gay fuera del armario) y el guionista Michael Green. Durante la charla, el escritor y director británico apoyó sin reservas la presencia de las sexualidades no hetero en la televisión, algo que muchos fans interpretaron como una revelación sobre las relaciones entre Holmes y Watson. Y dicha interpretación no les hizo ninguna gracia a Moffat y a su socio Gatiss (quien, a su vez, interpreta a Mycroft Holmes en la serie). Según Moffat: «Cuando hablaba de los personajes gays y cómo los presentas, me refería sobre todo a Doctor Who, porque es una serie para niños. Y, cuando abordas cuestiones gays en una serie para niños, no quieres hacer bandera ni armar un revuelo (…) Sólo decirles a los niños que, si alguien es gay, no pasa nada». En cambio, tratándose Sherlock de una serie para el público adulto, la cosa cambia: «Es desesperante hablar de un asunto serio y tener a todo Twitter diciendo de golpe que Sherlock es gay, cuando hemos dejado muy claro que no lo es». Eso, prosigue Moffat, es «tomar un asunto muy serio y trivializarlo de forma insoportable».
Mark Gatiss, él mismo un hombre gay fuera del armario, ha ido más allá. Según él, las constantes bromas acerca de la sexualidad de Holmes y Watson vienen de La vida privada de Sherlock Holmes, la película dirigida por Billy Wilder en 1970 y que ambos showrunners consideran su versión favorita del personaje. «Tal vez lo hayamos insinuado demasiadas veces», apunta. Y continúa: «Sherlock no está interesado [en el sexo]. Eso no quiere decir que alguna vez pueda estarlo. No quiere decir que hubiera algo malo si fuese gay. Yo soy gay. No es un problema. Pero hemos dicho claramente que [el romance Holmes-Watson] no va a ocurrir. No hay ningún plan maestro. Da igual cuánto hayamos mentido sobre otras cosas, pero que Martin y Benedict vayan a acabar el ‘show’ cabalgando juntos hacia el sol poniente… eso no va a pasar. Y, si la gente quiere escribir lo que le dé la gana, y pasárselo bien extrapolando, eso está genial. Pero no hay una agenda oculta».
En las palabras de Moffat y Gatiss se adivina una cierta irritación por tener que cumplir con las expectativas del fandom. Pero su actitud es clara: «Es nuestra serie, son nuestros personajes y hacemos con ellos lo que nos da la gana». Respecto a cómo terminará el Holmes de su versión, también lo tienen claro: «Acabará criando abejas en el campo de Sussex. Eso fue lo que quedó establecido hace 90 años».