Está claro que Narcos, la flamante serie de Netflix sobre las epopeyas de tráfico de cocaína de Pablo Escobar está, no diríamos que volviendo a poner de moda el consumo de cocaína, pero sí descubriendo a más de un despistado cómo eran los usos y las costumbres en los setenta. En aquella década, uno de cada diez adultos consumía de forma habitual y Escobar ganaba 420 millones de dólares al mes. Era normal que surgiera merchandinsing y cierta mitología del consumo doméstico.
La gente de The World’s Best Ever se ha marcado, cabalgando esta recuperación de la insólita aceptación popular del consumo de farla en aquella época, una galería de anuncios relacionados de un modo u otro con la droga. Viales, turulos, cuchillas, espejitos, logos, mitificación del tráfico ilegal, dosificadores de cantidades tanto para un tirito rápido como para una dosis que tumbaría a John Belushi, medicamentos para proteger las fosas nasales, útil bibliografía, cocaccesorios, pin-ups con el tubito y próximas al decúbito prono, y muchos cupones que recortar y enviar al dealer más cercano para un envío discreto y sin marcas exteriores. Recordemos que, al igual que la boyante industria de los envasitos de para guardar hierba que vemos en smart-shops, toda esta parafernalia no era ilegal -ni lo es hoy-, con lo que estos anuncios podían verse con relativa normalidad en revistas de todo tipo. Os dejamos con la galería y con este temazo para que se os ponga el ánimo narcotizado.
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