Aprovechando el estreno del último blockbuster basado en la franquicia Star Trek: Más allá, recordamos ocho de los episodios más destacados de la serie original que no necesariamente tratan sobre exploración de mundos desconocidos, descubrimiento de nuevas formas de vida o primeros contactos con lejanas civilizaciones.
La llegada a la cartelera española de Star Trek Más Allá (que coincide con la celebración del 50 aniversario de la franquicia), lleva aparejada una tradición que se ha venido repitiendo con cada estreno de una película de la franquicia desde 1979: los guardianes de las esencias saliendo del cine de morros y pregonando a los cuatro vientos que “Este no es el auténtico Star Trek”. Y es que si bien hay cierta unanimidad en que esta tercera entrega dirigida por Justin Lin recupera algunos elementos clásicos de los que J. J. Abrams había prescindido en el reboot de 2009 y su secuela, no son pocos los que se han quejado de una cinta demasiado ruidosa, con una predilección por las secuencias de acción y un tipo de aventura desacomplejada más propia de Flash Gordon que de Star Trek.
Pero lo cierto es que una revisión de la serie original revela decenas de episodios plagados de mamporros y explosiones, terror y suspense, humor y autoparodia e incluso fantasía sin atisbo de ciencia alguna… Durante los sesenta y los setenta nadie puso el grito en el cielo por la cantidad de géneros que se abarcaron durante las tres únicas temporadas que duró la producción (y eso que fueron repetidas hasta la saciedad mediante sindicación). No fue hasta dos décadas después, con la emisión de Star Trek: La Nueva Generación (1987-1994) y el fenómeno trekkie alcanzando su máxima popularidad, cuando el fandom comenzó a cerrar filas en torno a una exigente cronología, a negar su naturaleza pulp y a considerar a Gene Roddemberry poco menos que Jesucristo reencarnado.
Pero ya habrá tiempo para hablar de la deriva autocomplaciente que casi acabó con la franquicia en los años noventa. Aquí estamos para conmemorar lo que hizo que Star Trek (1966-1969) pasase de ser un parche barato de Perdidos en el espacio (1965-1968) a convertirse en un auténtico icono cultural con 13 películas y 7 series de televisión a sus espaldas. Y para ello nada mejor que una selección, sin orden de preferencia, de los ocho episodios que mejor representan las diferentes facetas de la franquicia, algunos de los cuales, si se estrenasen hoy día, los más intensitos no dudarían en calificar de auténticos atentados contra el canon treki.
1. City on the Edge of Forever (S1E28)
El primer gran acercamiento a los viajes temporales fue escrito por Harlan Ellison, que hizo un sabio uso del tridente de personajes Kirk-Spock-McCoy, utilizándolos como herramientas para contar lo que realmente le interesa: una ambiciosa y trágica historia sobre la responsabilidad del viajero temporal. Además, Ellison se las ingenia para introducir en el relato una hermosa historia de amor mediante la cual se permite el lujo de mostrar por primera vez a un James T. Kirk vulnerable, todo ello con un planteamiento que remite al que un par de años después utilizó la infravalorada 007 al servicio secreto de Su Majestad (1969).
2. The Corbomite Maneuver (S1E10)
Extraña historia que no suele estar entre las favoritas de los fans, pero es un excelente representante de ese tipo de episodios que se desarrollan íntegramente dentro de la nave. En este caso, Kirk tiene que hacer uso de todas sus habilidades (especialmente su inagotable verborrea e innata capacidad para jugar al engaño) para salir victorioso de un enfrentamiento imposible contra una pequeña nave en forma de cubo comandada por un aterrador alienígena con pocas ganas de confraternizar con otras especies (especialmente si invaden su territorio). Un episodio inolvidable con un final sorprendente, muy al estilo The Twilight Zone.
3. Where no man has gone before (S1E03)
Fue el segundo piloto (tras el rechazado inicialmente The cage) y primer episodio dentro de la cronología de la serie original, por lo que aún no se había establecido del todo la dinámica de personajes (destaca la ausencia del Doctor McCoy). Se centra en dos miembros de la tripulación que tras un accidente adquieren poderes ilimitados y en cómo Kirk y Spock manejan la situación. Cuando Star Trek pone el foco en la humanidad, lo suele hacer como advertencia: tenemos un gran potencial, pero antes de alcanzarlo debemos suprimir nuestra naturaleza corrupta. Un tema muy recurrente en la franquicia.
4. Space seed (S1E22)
La predilección de Star Trek por los villanos pasados de rosca y con delirios de grandeza continuó en este episodio. Khan Noonien Singh, interpretado por un carismático Ricardo Montalbán, es un humano mejorado genéticamente condenado a un exilio en el espacio profundo por sus atentados contra la humanidad hace trescientos años. Se trata de un episodio con una alta carga dialéctica y un magnífico final abierto, que sin pretenderlo se convirtió en la semilla (perdonen la broma) de la considerada aún hoy día como la mejor película de la saga: Star Trek II: La ira de Khan (1982).
5. The trouble with the Tribbles (S2E15)
La prueba de que la estética kitsch de Star Trek no solo no fue casual sino que todos los implicados eran totalmente conscientes de ella, está en este divertido episodio donde el reparto se lo pasa en grande jugando con unas simpáticas bolas de pelo que infestan el Enterprise amenazando con generar un conflicto comercial y diplomático. Para recordar, la explicación del comandante Klingon de lo que son los tribbles en realidad: una adorable, hambrienta e imparable arma de destrucción masiva capaz de acabar en una semana con el ecosistema de un planeta entero.
6. Balance of terror (S1E08)
El primer episodio abiertamente antibelicista de la serie y primera aparición de los Romulanos, en una metáfora del conflicto entre EE.UU y Japón durante la Segunda Guerra Mundial. La inspiración en películas de submarinos como Torpedo (1958) es más que evidente: de nuevo tenemos un gran antagonista (interpretado por Mark Lenard, que posteriormente veríamos en el papel de Sarek, el padre de Spock), aunque en este caso se trata de un enemigo honorable, pues lo único que lo separa del Capitán Kirk es el bando en el que combaten. Spoiler: gana la U.S.S. Enteprise, pero es una amarga victoria.
7. Amok time (S2E01)
Una vez cada siete años Mr. Spock entra en celo y si no se reproduce morirá. Con este inconmensurable planteamiento arranca el episodio de Star Trek con la segunda pelea más veces parodiada y referenciada de la saga (ya sabéis cual es la primera). El objetivo de la tripulación del Enterprise es llegar a Vulcano y salvar la vida de su primer oficial a la par que intentan respetar la extrañas las tradiciones de su planeta natal, pero Kirk acaba metido en embolado monumental y finalmente se ve obligado a enfrentarse a su mejor amigo en un combate a vida o muerte. Afortunadamente la situación se resuelve mediante uno de los ardides habituales del capitán y lo único que acaba rompiéndose es la camiseta de William Shatner. Para variar.
8. The enemy within (S1E5)
El transportador es otro de esos elementos icónicos que han servido de punto de partida para tramas de lo más variado. Las consecuencias de un fallo en el proceso de desmaterialización van desde las consabidas deformidades y quemaduras a involuciones genéticas, invisibilidad o el caso que nos ocupa: ¡la división en dos individuos idénticos con caracteres opuestos! La víctima del malfuncionamiento es, por si cabía alguna duda, el capitán del Enterprise, dando lugar a un Kirk descontrolado, soberbio y violento, y otro amigable, voluble e incapaz de tomar decisiones. Probablemente uno de los episodios más divertidos de la serie, en parte porque la trama justifica una de las interpretaciones más desatadas de la carrera de William Shatner, y eso es mucho decir.
9. Mirror, mirror (S2E04)
Continuamos con los problemas técnicos del transportador. Esta vez Kirk, Uhura, Scotty y McCoy acaban intercambiados con sus reversos malvados en una suerte de universo espejo donde la Federación de Planetas Unidos nunca ha existido. En su lugar tenemos un Imperio Humano forjado a través de la conquista y anexión de los mundos que va encontrándose a su paso. La Enterprise es un buque de guerra donde la tripulación tiene una insana tendencia a ascender en la cadena de mando mediante la traición y el asesinato. Dos elementos estéticos a destacar: la perilla como indicativo del mal rollo y una seductora Nichelle Nichols enseñando ombligo.
Inicialmente la serie original puede parecer "viejuna", pero tras ver muy pocos capítulos, uno se da cuenta del buen trabajo que hicieron.
Por cierto. recomiento otra serie de ciencia-ficción posterior, realmente interesante para los amantes del género, su nombre: Espacio 1999, emitida originalmente entre 1975 y 1977.
Justo la primera temporada es la que no he podido ver todavía (es mentira que la tercera sea tan mala… es mucho peor) Aún así echo en falta Journey to Babel, que me parece lo mejor de una serie que ha envejecido muy mal y es donde D. C. Fontana crea casi toda la mitología vulcaniana que no nace en Amok Time (que, lo siento, es imposible ver sin reirte si vienes de ver Futurama).
No me extraña que digas que la serie ha envejecido mal si no has visto la primera temporada, que tiene, para mí, ocho episodios memorables. De los que no han mencionado, destaco: (i) The Squire of Gothos (con ese malo, Tremaine, que es como Q pero en mejor), (ii) Arena (una gran historia de ciencia ficción, mucho más que la tristemente famosa pelea Kirk / Gorg), (iii) The devil in the dark (Alien antes de Alien, además de uno de los episodios mejor escritos y más apasionantes de la serie), y (iv) Errand of Mercy (primera aparición de los Klingons en una historia memorable de capa y espada, casi El prisionero de Zenda en el espacio).